El monarca Ashot II Yergat, y el estado libre de Armenia
Hace un milenio, tuvo lugar la epopeya de Ashot Yergat, el rey que logró restablecer la independencia, y que ha sido inmortalizada por los escritores Smpad Biurat y Muratsán en sus obras Ashot Yergat y Gevorg Marzpetuní, respectivamente.
Los últimos príncipes bagrátidas tuvieron que enfrentar obstáculos internos y externos, que les impedían volver a unir a toda la Armenia Mayor. Había un vacío de poder, que en la segunda mitad del siglo IX, se propuso cubrir Ashot Bagratuní, hijo de Smbat, el mártir de Samarra, quien recibió el título de tanuter (como jefe de la dinastía) y sparapet (general máximo) de la casa Bagratuní, y se convirtió en el centro de la resistencia armenia contra el dominio árabe.
Pronto logró aumentar su poder y su prestigio, cuando amplió sus territorios sumando las posesiones de las dinastías armenias Mamigonian y Kamsaragan, y realizando alianzas matrimoniales con los Bagrátidas de Georgia y los Ardzruní de Vaspuragán. Así, las regiones del norte, sur y oeste de Armenia Mayor quedaron bajo el control de los Bagrátidas o bien, aliadas a ellos. Además, Ashot se ocupó de mantener relaciones amistosas con los señores de Siunik, en el Este. Y dado que el Catolicós residía dentro de sus fronteras, contó también con el crucial apoyo de la Iglesia Apostólica Armenia. Restableció la monarquía en Armenia después de tres siglos. Pero pese a su voluntad, Armenia iba camino a la fragmentación: eran varios los najarar (príncipes) que pugnaban por obtener su reino propio.
El nieto de Ashot I, Ashot II llamado Yergat (hierro), -nombre que conquistó por la fuerza de su brazo y por su tenacidad-, logró detener el aniquilamiento del reino. La Armenia Bagrátida del siglo X volvía a tener casi la misma extensión que durante el reinado de los Arshakuní. Los señores feudales procuraban mantener su autonomía e independencia por todos los medios a su alcance, y extendían sus dominios.
Organizando el Reino
Con la mediación del Catolicós, quien estaba en contacto con el emperador Constantino, se logró un acercamiento con el poderoso Bizancio. Aceptando la invitación del Emperador, Ashot Yergat fue a Constantinopla, donde lo recibieron con grandes honores, y de donde regresó cargado de presentes, y –más importante aún-, acompañado por un contingente bizantino.
Ashot II fue coronado en el año 914. El rey de Georgia, Atrnerseh -que había sido coronado por el armenio Smbat I-, esta vez, él mismo coronó rey de Armenia a Ashot II Yergat, en presencia de las más altas personalidades armenias, georgianas y aghvanas. El califa de Baghdad se vio obligado a concederle la corona real y reconocerlo como “Rey de Reyes” (Shahinshah) de Armenia, con lo que teóricamente se convirtió en el soberano de todos los demás gobernantes de Armenia.
Gaguik Ardzruní y otros najarares se unieron a Ashot II Yergat expulsando a los musulmanes de la mayor parte de Armenia Mayor y derrotando al emir de Tiflís. Durante siete años libraron una guerra épica contra los enemigos internos y externos. Y así comenzó una era de reconstrucción y de progreso en Armenia Mayor.
Ashot II logró someter a los separatistas, excepto a Gaguik Ardzruní de Vaspurakán, quien renunció al título de rey de Armenia y se conformó con el de rey de Vaspurakán. Bizantinos y árabes continuaban hostigando y atacando a Armenia, pero Ashot y los najarares leales lograban vencerlos. Los últimos años del reinado de Ashot transcurrieron en paz.
Estos hechos históricos caracterizaron el estado armenio creado hace un milenio, mucho antes de la llegada de los turcos, basándose en la fortaleza política interna y la sabia administración de los recursos de la nación armenia; un logro que conviene repasar en esta etapa republicana de la historia del antiguo pueblo armenio.
C.L.H.
Fuentes consultadas en idioma castellano:
• Historia sucinta del pueblo armenio, de George Bournoutian
• Historia del pueblo armenio, de Ashot Arzruní
• Los armenios, de Sirarpí Der Nersessian