"Las luchas comunitarias en derechos humanos en Sudamérica", charla debate
El jueves 25 de agosto Unión Juventud Armenia convocó a una charla-debate titulada “Las luchas comunitarias en materia de Derechos Humanos en Sudamérica: perspectivas pasadas, presentes y futuras“, en el que participaron Héctor Shalom, director del Centro Ana Frank, Fernando Chinicci, vicepresidente del Centro Islam por La Paz, Jorge Ñancucheo, presidente de la Organización de las Naciones y Pueblos Indígenas Argentina, Ramiro Tapia, cónsul General de la República Plurinacional de Bolivia en Argentina, y Pedro Mouratian, exinterventor del Instituto Nacional contra la Discriminación, Xenofobia y el Racismo (INADI).
El evento se llevó a cabo con gran convocatoria de público en el 4° piso de la sede Eduardo Seferian de la Asociación Cultural Armenia.
La charla, moderada por el periodista Cristian Sirouyan, estuvo centrada en los trabajos que cada una de las distintas comunidades llevan adelante en materia de derechos humanos.
Héctor Shalom abrió la charla remarcando que el caso de Ana Frank “es la historia de alguien que desde el horror sigue pensando o construyendo una visión optimista del hombre“. Luego se refirió a una particularidad que comparten los genocidios: “No hay genocidas arrepentidos. No hay en Argentina un criminal que se haya arrepentido, no hay en Chile, no hay en Paraguay. Los genocidas no se arrepienten. La justicia es la única manera que tenemos para generar valor a la memoria de las víctimas y una expectativa a futuro: que un genocida no transitará libremente por la calle“.
Recordó que “los militares y civiles organizadores de las dictaduras han aprendido de los procedimientos y mecanismos del nazismo“, como por ejemplo, “cómo elegir segmentos de una población. Cómo demonizarlos. Cómo generar una conciencia masiva, colectiva, de que esos segmentos de la población son culpables de todos los males, para que su persecución y aniquilamiento se dé con cierto sostén de vastos sectores de la sociedad“.
Por último, se refirió a los desafíos de las comunidades atravesadas por genocidios, y cómo deberían impedir que la construcción de cada una de sus identidades sea absorbida por los propios crímenes de lesa humanidad y se convierta en una “cultura del horror“. Para el director del Centro Ana Frank, constituye un riesgo para las comunidades “que la identidad se fortalezca desde la historia de un genocidio y no desde valores positivos que generen pertenencia y orgullo de ser“.
Fernando Chinicci comenzó su exposición con una provocación: “Vivimos en un mundo ‘jesuiscentrista’, donde se elige a qué causa apoyar y a qué causa no apoyar en derechos humanos. Con un simple hashtag y una frase en francés, de Charlie Hebdo en adelante, podemos elegir qué causa es meritoria apoyar y qué causa olvidar“.
El vicepresidente del Centro Islam por La Paz planteó como tema los desafíos que enfrentará la sociedad argentina al recibir a las nuevas oleadas de inmigrantes y refugiados, y citó unas palabras del Corán: “Dios no cambiará la situación de ningún pueblo hasta que los integrantes de ese pueblo cambien lo que hay dentro de sus corazones“. Chinicci cerró con una frase contundente: “ISIS no es Islam“.
Jorge Ñancucheo se refirió a la historia de los pueblos indígenas en Sudamérica e hizo paralelismo con el Holocausto: “¿Cómo se sentirá el pueblo judío si hubiera un monumento de Hitler? A nosotros nos hacen ver en la avenida más importante de la provincia el monumento de (Julio Argentino) Roca“. “Los pueblos indígenas en Argentina son treinta y ocho que están esperando una respuesta del estado. Queremos que nos pidan perdón por el genocidio que han cometido“, dijo Ñancucheo. “Hoy lo siguen concretando: no han reconocido que los territorios indígenas son de los pueblos indígenas“.
Ramiro Tapia describió la importancia de la llegada al gobierno del actual presidente Evo Morales y la construcción del estado plurinacional de Bolivia que logró integrar a los sectores campesinos y originarios en su país, ya que en su país hay 36 nacionalidades. En relación a esos temas, habló del reclamo de Bolivia para obtener una salida al mar, comparándola con la lucha argentina por las Islas Malvinas.
"Desde que está Evo Morales las mujeres originarias no solamente están en el Parlamento, tienen derecho a opinar y participar, son parte de la estructura del gobierno de Bolivia“, ejemplificó Tapia, destacando además que no hay analfabetismo en el país.
Sobre el cierre, Pedro Mouratian retomó las palabras de Héctor Shalom sobre la necesidad de una construcción identitaria desde lo positivo y la dificultad del caso del pueblo armenio, al ser un crimen no reconocido por el estado perpetrador. “Hoy, el estado turco sigue negando la existencia del Genocidio Armenio y las consecuencias que ese genocidio dejó… ni hablar de tema de la reparación“.
Siguiendo esa línea, Mouratian comparó el exterminio de los pueblos originarios con el sufrido por el pueblo armenio: “No hay ninguna diferencia y las consecuencias han sido las mismas: arrebatarles los territorios, quitarles sus riquezas y el exterminio de la población“.