Turquía: ¿hacia la guerra civil?
En la madrugada del 4 de noviembre de 2016 fueron encarcelados el copresidente y copresidenta del Partido Democrático* de los Pueblos (HDP) Selahattin Demirtaş y Figen Yüksekdağ, días atrás Fırat Anlı y Gültan Kışanak, coalcalde y coalcandesa de Diarbekir (Amed), ciudad emblemática del Kurdistán turco (Bakur) corrieron con la misma suerte. Estas detenciones se suman a una ola represiva que produjo más de 80.000 encarcelados tras el fallido intento de golpe de estado del pasado 15 de julio, centrando su atención en organizaciones prokurdas, organizaciones defensoras de los derechos humanos, organizaciones de mujeres, sectores progresistas y democráticos, críticos del régimen dictatorial de Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía.
La guerra que el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) inició en 1984 para liberar Bakur del Estado turco, peligrosamente vuelve a tener sentido para buena parte del pueblo kurdo, quien considera a estas alturas la paz con el Estado turco “una broma de mal gusto”. Militarmente una victoria contra el segundo ejército más grande de la OTAN (Turquía tiene más de un millón de efectivos) es casi imposible, incluso si el Movimiento de Liberación Kurdo puede reunir más de 80.000 combatientes en las cuatro regiones del Kurdistán (un 40% estaría compuesto por mujeres). Los kurdos y otras minorías como los alevíes, yazidíes han entrado en una violenta encrucijada, probablemente en el corto plazo Turquía se dirija a una nueva guerra civil hasta ahora no declarada.
Una victoria pagada con sangre
El HDP*, tercera fuerza electoral en Turquía arrebató la hegemonía al Partido por la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan en las pasadas elecciones de junio y noviembre de 2015. Al calor de esta victoria y bajo el ejemplo de la revolución de Rojava (Kurdistán sirio), los kurdos de Turquía deciden impulsar la autonomía democrática, un sistema de autogobierno y auto defensa que se extiende a por gran parte del sudeste de Turquía. El gobierno turco respondió de forma demoledora ocupando militarmente grandes centros poblacionales kurdos; quedaron reducidas a escombros las ciudades de Cizre y Nusaybin, y el distrito de Sur en Diarbekir, entre otros. Según la ONG International Crisis Group, especialista en conflictos armados durante las operaciones del gobierno turco en territorio kurdo 307 civiles, 653 miembros de grupos de auto defensa kurdos, 219 jóvenes “sin afiliación” (probablemente militantes de organizaciones juveniles kurdas) y 582 miembros de las fuerzas de seguridad turca murieron en enfrentamientos.
La guerra no declarada
Empezando enero de 2016 Denis Bagok combatiente de las Unidades de Protección Civil (YPS) de Nusaybin, en una entrevista para la página web alemana Low Klass Magazine mencionó la posibilidad de una nueva guerra abierta entre el Estado turco y el Movimiento de Liberación Kurdo, si no existía la suficiente voluntad política para firmar un acuerdo de paz: “Si esta guerra continúa, tendremos que separarnos de Turquía. Si el Estado turco no nos acepta, construiremos solos nuestra autonomía democrática. Y si no aceptan nuestra autonomía, vamos a perseguir a cada oficial, gendarme y militar de aquí. Esta es la tierra de nuestros abuelos, nadie nos puede alejar de aquí. En los años ‘90, nuestras familias fueron expulsadas del país y tuvieron que emigrar a las ciudades. Tal genocidio cultural no volverá a suceder, no vamos a aceptar algo así. Los kurdos de hoy no son los kurdos de antaño. Vamos a resistir hasta la muerte”.
Meses más tarde pude entrevistar en Estambul al abogado kurdo Aras Aslan, quien repetiría una similar sentencia: “La cuestión kurda en Turquía no puede ser solucionada si no existe la suficiente voluntad política por parte del gobierno turco, la vía militar no es posible para ninguna de las dos partes, pudiendo aumentar el conflicto sin solucionar el problema de fondo”.
Existe en Turquía una guerra no declarada contra los kurdos de larga data (si se quiere desde 1923, año de fundación de la República turca), los actuales hechos no es más que su expresión reciente. Pese a la voluntad de Abdulá Öcalan, secretario general del PKK y líder del Movimiento de Liberación Kurdo por saldar la cuestión kurda en Turquía, el estado turco ha hecho todo lo posible para evadir cualquier salida pacífica. La administración de Erdogan no ha sido la excepción, inicialmente en calidad de primer ministro entre 2003 y 2014, y ahora presidente desde 2014, el nuevo “sultán” ha vuelto el sistema representativo turco una corte medieval que se mueve a su antojo, en su delirio neootomanista ha arremetido una y otra vez contra todos aquellos a quienes considera sus adversarios.1
La constantes operaciones militares turcas que violan el alto fuego unilateral que el PKK propuso en 2013, el desconocimiento de los Acuerdos de Dolmabahçe de 2015, documento que preveía el desarme del PKK y la solución pacífica de la cuestión kurda, han acentuado el conflicto mientras el Movimiento de Liberación Kurdo se enfrenta a una constante escalada de violencia.
¿Una guerra civil en marcha?
Bese Hozat, copresidenta del PKK pocas semanas atrás manifestó la disposición del PKK para llevar a cabo operaciones contra el Estado turco si este no para el asedio contra los kurdos. “Estamos luchando contra las políticas de genocidio del AKP, que seguirá adelante. No vamos a arrodillarnos. La aceptación de estas políticas significa aceptar el genocidio. El pueblo kurdo y los militantes del PKK no son corderos de la masacre. No nos vamos a limitar a la guerra en Kurdistán del Norte, vamos a difundirlo a través de Turquía. En todas partes es una zona de guerra para nosotros ahora”.
Los kurdos de los años 1980 y 1990, tal como decía Bagok, no son los kurdos de ahora, el Movimiento de Liberación Kurdo es un inmenso movimiento político social transnacional y transfronterizo que agrupa a millones de personas. El Estado turco no se enfrenta únicamente a miles de guerrilleros que fácilmente pueden “bajar de las montañas”, también lo hace a los sistemas de auto defensa urbanos masivamente respaldados por la población kurda, pero sobre tiene delante suyo a una sociedad, con las mujeres a la cabeza, que no se rendirá fácilmente por ningún motivo, de la misma forma en que Öcalan en su última declaración pública una vez más recalca su compromiso con su pueblo: “Soy un demócrata y un revolucionario. No voy a rendirme ante el Estado ni ante nadie, incluso si tengo que permanecer aquí otras tantas decenas de años. Puedo seguir viviendo así hasta el final de mi vida sin respirar un solo suspiro. Tengo claro este asunto.”
Carlos Pazmiño
Resumen Medio Oriente
*El HDP y el Partido Regional Democrático (BDP), son los dos únicos partidos legales en Turquía que implementan el sistema de copresidencia en todos los niveles (político e institucional), vinculando en igualdad de condiciones a hombres y mujeres. El HDP y el BDP provienen de una larga tradición de organizaciones políticas legales pro kurdas desde los años 1990 constante ilegalizadas.