La violencia contra las mujeres y las niñas: ¿qué está en juego?
Una de cada tres mujeres del mundo sufre violencia durante su vida, a menudo a manos de una persona conocida, querida y en la que confía. Casi la mitad del total mundial de mujeres víctimas de homicidio en 2012 fue asesinada por su compañero sentimental o por algún familiar.
La violencia contra las mujeres y las niñas, que constituye una violación grave de los derechos humanos, arruina vidas, causa enfermedades y provoca un dolor y un sufrimiento incalculables. Además, conlleva altos costos económicos. Un estudio reciente calculó que la violencia infligida por un compañero íntimo representa un gasto del 5,2% de la economía mundial.
La violencia contra las mujeres no sólo conlleva gastos médicos y judiciales directos, sino que también afecta a los presupuestos nacionales y de los hogares por pérdida de ingresos y productividad. En Vietnam, por ejemplo, se calculó que el gasto y los ingresos perdidos como consecuencia de la violencia doméstica ascendieron al 1,4% del PIB en 2010. En el Reino Unido, el costo de la violencia doméstica en 2009, incluidos los gastos relacionados con los servicios, la pérdida de rendimiento económico y los costos humanos y emocionales, sumaron 16.000 millones de libras esterlinas.
La arraigada desigualdad entre mujeres y hombres en cuanto a los roles, los derechos y las oportunidades, junto con las actitudes y las normas sociales que toleran o normalizan esta violencia, han convertido esta situación en un problema constante, aunque evitable. Para que el fin de la violencia contra las mujeres y las niñas pueda hacerse realidad se requieren leyes que protejan a las mujeres y castiguen a los perpetradores, servicios que ayuden a reconstruir las vidas de las mujeres y medidas de prevención integral de aplicación temprana. Pese a todo, la financiación sólida de las iniciativas destinadas a erradicar esta violencia continúa siendo muy insuficiente.
Este año, en el marco de la iniciativa 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, que se extiende desde el 25 de noviembre (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer) hasta el 10 de diciembre (Día de los Derechos Humanos), el llamado a la acción de la campaña ÚNETE para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres del Secretario General de las Naciones Unidas se presenta bajo el título “Pinta el mundo de naranja: Recauda fondos para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas” con el objetivo de ampliar y solucionar la escasez de fondos. Descarga la herramienta de acción (en inglés).
El dinero como factor determinante para el fin de la violencia contra las mujeres y las niñas
Cuando las y los líderes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2015, reconocieron que el fin de la violencia contra las mujeres y las niñas es un requisito previo indispensable para la consecución de la agenda para el desarrollo. El ODS5 relativo a la igualdad de género contiene una meta específica sobre eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación. No obstante, los recursos asignados para este tema no se ajustan a la magnitud del desafío.
No se deben adjudicar recursos suficientes para prevenir y poner fin a la violencia contra las mujeres únicamente porque constituya una obligación jurídica y un imperativo moral, sino también porque se trata de una inversión sólida.
La ley estadounidense de 1994 contra la violencia contemplaba 1.600 millones de dólares estadounidenses de apoyo programático durante cinco años mediante la imposición de sanciones más fuertes contra los perpetradores y la mejora de los recursos de la policía, los fiscales y los encargados de atender a las víctimas. Las investigadoras y los investigadores calcularon que se consiguió ahorrar 14.800 millones de dólares estadounidenses reduciendo las pérdidas de bienes directas, las necesidades de atención sanitaria física y psicológica, las actuaciones policiales, los servicios a las víctimas, la pérdida de productividad, la menor calidad de vida y las muertes [4]. En un estudio multinacional reciente ejecutado en la República Democrática Popular Lao y en Timor-Leste, se observó que el gasto para la prestación de un paquete mínimo de servicios esenciales (a lo largo de tres ejercicios fiscales) para mujeres y niñas víctimas de violencia representó en 2015 el 0,31% del PIB de Timor-Leste y el 0,25% del PIB de la República Democrática Popular Lao [5], muy por debajo del costo derivado de la violencia.
Todas las pruebas disponibles indican que las inversiones oportunas y bien integradas, aunque sean a pequeña escala, pueden aportar beneficios enormes para las mujeres y sus comunidades. Realice una donación en apoyo de las iniciativas para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo.
Fuente: www.unwomen.org/es/news