La autodeterminación del pueblo, impulsó la fundación de la República libre de Armenia
Para comprender y valorizar cabalmente el significado del Centenario del 28 de Mayo de 1918, el lector prevenido necesita detenerse en puntos de vista y documentos históricos. Uno de ellos apareció en un libro clave en 1944, editado por el Diario ARMENIA.
Titulado “Armenia y la Cuestión Armenia”, importante obra de Simón Vratzian, exprimer ministro de Armenia. Su original estaba en idioma inglés, tenía 111 páginas y fue traducido en Sudamérica por Federico López-Cruz. Salió a la luz cuando la armenidad redoblaba los esfuerzos de esclarecimiento de nuestro reclamo de justicia durante la Segunda Guerra Mundial.
Del prólogo del autor -uno de los líderes de la FRA-Tashnagtsutiún (que efectuó su primera visita a la Argentina en 1936)- extractamos este texto escrito en 1943 (en Boston, EE.UU.), que adoptamos como punto de partida para este artículo. “No será posible mantener una paz futura si a la caída de las actuales dictaduras, no sigue el establecimiento de aquellos factores que contribuyan a una paz perdurable, entre los cuales se distinguen como principales, el principio de los derechos de libertad nacional y la autodeterminación”.
La cuestión turca; de los Zares a Putin, pasando por los soviets
Jorén Kapikian es un investigador de la política internacional, que también analizó el tratamiento de la causa de los pueblos que buscan ejercer cabalmente sus derechos, durante los procesos mundiales que acompañan los cambios inevitablemente forzosos, cuando la vorágine de las Grandes Guerras influye drásticamente en el presente y también se proyecta en el futuro de los pueblos oprimidos.
De Kapikian se publicó en ARMENIA (20 de abril de 1968), entre otros conceptos, lo siguiente: “La política de los zares con respecto al imperio otomano ha sido a veces amistosa, otras, contraria. En algunos casos ha defendido la unidad territorial, y en otras ha sido partidaria de la participación. Nicolás I se mostró amigo a principio del siglo XIX, pero a mediados de la centuria apoyó la participación. Grunwald recuerda la opinión de Genz: “Después de la rebelión de los griegos, Nicolás tenía fuerzas suficientes como para alejar a los turcos de Europa, liberar a búlgaros y serbios y ocupar la mitad de Armenia, sin encontrar resistencia por parte de las grandes potencias”.
Rusia avanzó en ese sentido. Kapikian lo describe así: “En 1885, en Londres (Nicolás) propuso a Lord Aberdeen el reparto del Imperio Otomano: “La muerte del hombre enfermo está cercana; es necesario arreglar su herencia desde ahora”. Aberdeen permaneció en silencio. Diez años más tarde se dirigió al embajador inglés Seymour y propuso que Gran Bretaña llevara a cabo la ocupación de Egipto y Creta. Los pueblos de la península balcánica debían formar estados separados: Bulgaria y Serbia debían independizarse. Rusia no deseaba ocupaciones, ni Constantinopla ni otros territorios, solo le interesaba concluir la cuestión de los estrechos. Inglaterra y Francia se resistieron, y Rusia fue derrotada.”
Es imprescindible conocer las concepciones geopolíticas de las grandes potencias que se repartían exclusivamente entonces el futuro del resto del mundo, y comparar los hechos históricos que conmovieron, de un siglo a otro. Seguimos con Kapikian.
“El último zar Nicolás designó ministro de Relaciones Exteriores a Lobanow, una figura fogueada en la diplomacia internacional que había sido embajador en Constantinopla durante la Guerra de Crimea…. Antiguo conocido del sultán, (Lobanow) le infundió esperanzas en la amistad de Rusia. El 25 de noviembre de 1895, el zar Nicolás, convocó a todos sus almirantes y generales para deliberar acerca de “Mantenimiento de la integridad del Imperio Otomano”. El mismo día se dieron seguridades a Tevfik Pashá de que Rusia estaba dispuesta a defender Constantinopla y los Estrechos. El ministro de Relaciones Exteriores británico Salisbury, había lanzado la idea del reparto. Rusia consintió la ocupación de Egipto, pero Inglaterra aceptó la dominación rusa sobre una parte de Armenia”.
¿Qué pasó en 1917? Según los tratados cuya vigencia fuera suspendida por la circular del gobierno provisional poszarista. Moscú volvió a su antigua política. “Los turcos deben permanecer como guardianes de las puerta de Rusia, sin anexiones territoriales”.
De “Armenia” de Jean Pierre Alem (EUDEBA-1983) leemos que el desplomado imperio ruso, reemplazado por el Gobierno Central provisorio, desde Petrogrado toma medidas: “Constituyó un Alto Comité para Transcaucasia formado por cinco miembros de la Duma (Parlamento). Un ruso, (presidente); dos georgianos, un armenios y un tártaro… En lo militar tuvo, por lo menos, el mérito de acceder al pedido del Consejo Nacional Armenio, que preveía la desbarrancada del ejército ruso, y el reagrupar a todos los armenios en un cuerpo de ejército especial. Éste se formó en julio de 1917 bajo las órdenes del general Nazarbekian, y fue la única formación militar capaz de seguir la lucha contra los turcos”.
Una pequeña (comparada con la actual) Diáspora occidental seguía atentamente la evolución de los acontecimientos, y había previsto posibles agravamientos de la situación de la Nación Armenia.
En abril de 1917 las comunidades de EE.UU. se manifestaron organizadamente. “La concordancia política armenia de los Estados Unidos, creada en abril de 1914 por cuatro partidos políticos armenios de dicho país como una única organización creada para la defensa de Armenia, se ha ampliado con la incorporación de la Iglesia Apostólica Armenia, a la Iglesia Evangélica Armenia y la UGAB, creando una organización llamada “Unión Nacional Armenia”. Se han creado filiales en todas las comunidades de la Diáspora y en Cilicia. (Actuó en América del Sur desde 1918)” (“Inknutiún-abril de 2000).
En el mismo sentido, deben inscribirse la presentación de Rostom (uno de los fundadores de la FRA-Tashnagtsutiún) ante la reunión consultiva de la Internacional Socialista en Estocolmo, denunciando el Genocidio Armenio en plena ejecución por el Gobierno de los Jóvenes Turcos, desde el 24 de Abril de 1915. El memorando presentado llevaba el sugestivo y prometedor título de “Autonomía para Armenia”.
Pero la revolución bolchevique que estalló en octubre de 1917 agregó un nuevo factor que complicó más aún el panorama internacional que circundaba a la Nación Armenia. Seguiremos acercándonos al Centenario del 28 de Mayo de 1918, desde todo el punto de análisis fundamentados.
Carlos Luis Hassassian