El legado vigente de los Cinco de Lisboa
La larga y sacrificada trayectoria de la Nación Armenia por la plenitud de todos sus derechos se manifestó en todas sus facetas con la inconclusa lucha de liberación nacional. A mediados del Siglo XIX este empeño por un futuro mejor ingresó en una etapa decisiva, que se prolongó durante el Siglo XX y sigue adelante en el Siglo XXI.
Hoy recorremos la etapa que arrancó en 1988 con las demandas por la retirada del opresor azerí y la reunificación de Nagorno Karabagh con la Madre Patria.
En la entrañable cronología de esta lucha colosal, se recuerda el vigente legado de Los Cinco Jóvenes de Lisboa: Setrag Adjemian, Sarkis Abrahamian, Vaché Daghlian, Simón Yahneian y Ará Kerdjalian.
De sus pensamientos compartiremos algunas reflexiones concretas que expresan las preocupaciones y los ideales de las nuevas generaciones de la Diáspora, acerca del futuro de la Causa Armenia. A pesar de las expectativas despertadas por el cincuentenario del comienzo del Genocidio Armenio, con el primer reconocimiento internacional logrado por toda la comunidad en Uruguay en 1965, a comienzos de la década del 80 se percibía que el resto del mundo seguía indiferente hacia la demanda de justicia del estado genocida de Turquía.
Europa, América del Norte y los otros continentes no habían asumido todavía su parte de responsabilidad por la tolerada impunidad turca. Los Cinco de Lisboa, con su acto heroico corporizaron el 27 de julio de 1983 una vez más la potencia milagrosa de la fuerza de las ideas. Con su ocupación de la Embajada de Turquía de Lisboa se volvió a enarbolar la imbatible consigna de “Libertad o Muerte” que han forjado los esforzados luchadores de los pueblos oprimidos del mundo. Una vez más los ideales fueron inscriptos en la historia con sangre; esta vez en los muros de la representación diplomática en Portugal de los criminales de Ankara.
En esta evocación de sus ideales, reproducimos fragmentos de las definiciones de los jóvenes de Lisboa, extractando fragmentos de notas periodísticas.
Ara reafirmaba el valor de la tierra de la Armenia usurpada, para fortalecer la idea de que esos sitios milenarios nos pertenecen. “Los armenios podrán vivir mejor cuando se levanten los obstáculos para que su actividad y su aporte cultural no sufran más el vandalismo y no tengan más dificultades para acceder a la tierra de los ancestros. El tiempo de los jóvenes para actuar ha llegado cuando se tiene la conciencia de la importancia de la lucha.
Sarkis afirmó que la acción de Lisboa se encaró con la intención de reiterar las demandas frente a un continente indiferente que paso y causó tantas guerras y se atreve a hablar y no hacer nada para aplicar los derechos humanos. No tenemos temor a la muerte”, definía por entonces. Lo demás está en manos de Dios. No tenía padre y les pidió a su madre y a todas las madres, que estén orgullosas de sus hijos consagrados a la Causa Armenia.
Setrag, por su parte, destacó la idea de que el mundo entero debe conocer y ser parte de la lucha. “La juventud no debe espantarse por la aparente fortaleza del gobierno turco. Ellos no fueron los primeros y tampoco serían los últimos”, afirmaba. No tenían la idea de entregarse; porque ya habían soportado mucho. Presentía que quizás podría morir sin ver la tierra usurpada, como el personaje del padre en el film de Armenia soviética “Dzorí miró”, cuando su hijo se fue para la conscripción.
Simón destacó que las tierras y el legado varias veces milenario seguían siendo depredados por los invasores. Tenían la total conciencia de los alcances de esta acción. Si en su tiempo las circunstancias hicieron surgir a los primeros fedaí, él sentía que había llegado otro tiempo para que aparezcan nuevos. No existen tareas grandes o pequeñas, solo malas o buenas. Decía que ellos también eran jóvenes y sentían como los de su misma edad.
Vaché recordó que se hablaba tanto de la paz, ignorando los millones de insepultas víctimas armenias. Turquía sigue trabajando para alejar a nuestro pueblo de sus tierras. Ese paso decisivo se tomó como prologo para otros voluntarios que seguirán luchando por la Causa Armenia. Ellos tenían decidido seguir por ese camino hasta el fin. En el exilio se vive la falsa idea de la tranquilidad y del bienestar, donde se diluye la identidad y la conciencia haciendo olvidar la realidad.
Para todos los pueblos originarios las lecciones de su historia son un gran tesoro incalculable.
Los Cinco de Lisboa han transmitido su legado y la gesta de Artsaj siguió su ejemplo un lustro después. Hoy también los jóvenes armenios pueden nutrirse de ese sentimiento para seguir avanzando en el extenso sendero por la consolidación de la unidad, la independencia y la libertad de Armenia y la integral realización en todas partes de su cometido por el progreso de toda la humanidad.
Carlos Luis Hassassian
De los archivos de Diario ARMENIA