De cada disciplina por su lado a los proyectos colectivos
A lo largo de la historia de la educación, los espacios curriculares fueron mutando, a principio de siglo cada materia tenía su método, su libro y su tiempo, todo perfectamente separado. Era impensado mezclar, trabajar entre diferentes áreas. La llegada de los años 60 cambió este paradigma, la integración a partir de las áreas o departamentos empezó a mezclar diferentes miradas. El nuevo milenio trajo la idea del trabajo interdisciplinario.
Esta breve síntesis histórica del trabajo en las aulas, es una mera excusa para abordar cómo hoy en 2018 un proyecto colectivo se sostuvo y sostiene a lo largo de una década. Es así que este año nos encontró nuevamente trabajando en nuestro conocido proyecto institucional “De un 24 a otro 24”.
Si no tuvieron el agrado de asistir a la muestra o no están al tanto sobre qué se trata; este proyecto trabaja sobre los genocidios ocurridos a lo largo de la historia. El nombre refiere al genocidio armenio perpetrado por el estado turco y a la última dictadura cívico militar acaecida el 24 de Marzo de 1976 en la Argentina. El objetivo es la reflexión, el análisis y la realización de una muestra colectiva que refleje lo abordado en las aulas.
Hace nada más ni nada menos que diez años se iniciaba el recorrido de este proyecto. En este punto, es necesario repensar ¿Cómo se sostiene un proyecto año tras años? ¿Cómo se logra seguir involucrando generaciones tras generaciones en la difusión y la reflexión?
La respuesta está en el principio de la nota. “De un 24 a otro 24” es el resultado del trabajo en equipo, del trabajo por áreas y también desde cada materia. Trabajo cooperativo que se sostiene a lo largo de casi cinco meses de preparación para la muestra final. No sólo es el trabajo de los encargados de la muestra, es el de toda la comunidad educativa que participa prestando horas, dejando salir estudiantes para preparar materiales, o simplemente aportando ideas en la Sala de Profesores mientras se debate café por medio, la preparación de la muestra. Como una cadena que se compone de eslabones, dicho trabajo colectivo se completa con la labor de los estudiantes, con su interés, reflexión y sobretodo creatividad.
Perdura en el tiempo aquello que trasciende a las individualidades. Este proyecto logra año tras año, reinventarse porque no le pertenece a un área, una materia, o un profesor. Es la apropiación de una comunidad y el trabajo colectivo la estructura que hace crecer año tras año a este proyecto.
Brindemos por diez años más.
Gala Domínguez
Profesora de Historia