Profundo pesar en la comunidad: Falleció Don Eduardo Seferian
El jueves 19 de febrero de 2015 las comunidades armenias de América del Sur perdieron a uno de sus más grandes referentes con el fallecimiento de Don Eduardo Seferian.
La penosa noticia conmovió a nuestra colectividad pues Don Eduardo era alguien que supo estar siempre cerca de todas las instituciones a las que no sólo apoyó económicamente, sino que también dedicó su tiempo para escuchar a sus directivos, comprender sus realidades y dar una opinión siempre valedera por su justeza y sabiduría.
Eduardo había llegado a la Argentina procedente de Rumania en 1948. Atrás quedarían tiempos de guerra, persecuciones y dificultades económicas. Nuestro país recibió a la Familia Seferian del mejor modo que puede acoger a quienes venían a trabajar esforzadamente para alcanzar un futuro mejor, no sólo para los suyos, sino para la propia colectividad armenia conformada por refugiados del Genocidio Armenio y sus descendientes.
Ardashés Seferian, padre de Eduardo, era alguien acostumbrado a las tareas comunitarias. Su experiencia y capacidad lo habían llevado años atrás a presidir una delegación de armenios de Europa que se había trasladado a Nueva York para demandar a las fuerzas aliadas la devolución de las históricas tierras de Kars y Ardahán que habían sido arrebatadas por Turquía.
Ya en la Argentina, la Familia Seferian fue uno de los artífices de la construcción de la Escuela Jrimian de Valentín Alsina. Su invalorable aporte económico fue fundamental para que otros benefactores acompañaran un proyecto pronto transformado en realidad y que ya tiene más de ocho décadas.
En todos estos años, Eduardo Seferian, ya continuador de la obra de su padre, acompañado por toda su familia, continuó incansablemente su tarea de asistencia, ya no sólo de la Escuela Jrimian, sino también de la FRA-Tashnagtsutiún, la Asociación Cultural Armenia y de la Asociación Civil Armenia de Beneficencia – HOM, de la Unión General Armenia de Cultura Física - Homenetmen y Hamazkaín, y de muchas otras instituciones de nuestra comunidad.
Su generosidad alcanzó también a la República de Armenia donde llegaron sus importantes aportes por medio del Fondo Nacional Armenia para hacer realidad tantos proyectos fundamentales para la Madre Patria y Artsaj. Pero allí no se detuvo, la Embajada de Armenia en Buenos Aires no tenía un espacio físico propio por lo que nuevamente Eduardo Seferian mostró su enorme disposición de intervenir y resolver situaciones: A través de un significativo aporte donó una esplendida propiedad donde en la actualidad tiene su sede la representación diplomática armenia.
En octubre de 2011, la Asociación Cultural Armenia resolvió denominar a su sede principal Eduardo Seferian, como un reconocimiento a la tarea benefactora de quien mucho entregó sin esperar nada a cambio. Su bajo perfil fue parte de su personalidad profundamente armenia y muy comprometida con los ideales de reivindicación de los sagrados derechos de nuestro milenario pueblo.
Eduardo Seferian jamás será olvidado. Su impronta quedó profundamente estampada en cada uno de los generosos actos que protagonizó a lo largo de su vida. Fue un verdadero militante de la armenidad y claramente se transformó en un valioso referente para su generación y las que continuarán transitando la huella que supo marcar con tanto ahínco.