La desdichada conferencia
En su edición del día 4 de octubre, el Diario ARMENIA dio cuenta de una conferencia llevada a cabo por la Universidad de Quilmes, con la finalidad ostensible de insistir en el negacionismo, por parte del representante de Turquía, por un lado y, por el otro, por el embajador de Azerbaiyán, quien pretendió legitimar supuestos derechos de su país sobre Artsaj (Nagorno-Karapaj), territorio fronterizo con ese estado y sobre el cual la República de Armenia ejerce su soberanía amenazada en forma continua con actos bélicos de su vecino.
Por varias razones, el tema ha generado una profunda indignación y enorme desazón en la comunidad armenia local, integrada por más de 120.000 personas.
En primer lugar, por el ámbito elegido, difícil de explicar, si se aprecia que a despecho de lo que ocurre con la comunidad armenia, la cual desde fines del siglo XIX comenzó a emigrar hacia Argentina-haciéndolo con intensidad a partir del Genocidio Armenio (1915 en adelante)-, no se registra la presencia de población azerí y es sumamente escasa la de origen turco.
Además, por la calidad de las personas que oficiaron de huéspedes tal vez sin advertir que resultaron instrumentos de difusión de la propaganda pan-turquista, cuyos ejes lo constituyen precisamente el negacionismo acerca del genocidio y los proclamados derechos azeríes sobre parte del territorio de la República de Armenia.
Dicho lobby, tan bien montado, tiene por finalidad manifiesta neutralizar las justas reclamaciones de la diáspora armenia internacional y, en especial, el activismo militante argentino, que ha obtenido el reconocimiento del genocidio por parte del ex Presidente Néstor Kirchner, al par que sensibilizado en modo notable a sectores políticos y opinión pública acerca de la justicia de su demanda.
De dicha reunión tomaron parte los embajadores de Turquía, Sefik Vural Altay, de Azerbaiyán, Rashav Aslanov, y de Georgia, Irakli Kurashvili, junto con los ex embajadores argentinos en Turquía, Julián Tettamanti, y Carlos Riva, en Azerbaiyán.
Es claro que todo el contexto de la reunión tuvo la clara intención de debilitar la postura de la República de Armenia acerca de las dos cuestiones implicadas.
Véanse si no las expresiones del embajador de Turquía Sefik Vural Altay, según el cual “La política de Armenia con Turquía es negativa. Usan el supuesto genocidio para presionar a Turquía”, manteniendo y renovando de tal suerte el negacionismo nada menos que en un país que hizo un reconocimiento expreso de esa tragedia.
Otro tanto puede decirse del tenor de lo expuesto por Rashav Aslanov, embajador de Azerbaiyán quien calificó la “ocupación de Armenia” como “un peligro a la estabilidad y desarrollo de la región”, y no como el derecho del pueblo al territorio como atributo de su soberanía.
Ni qué decir de las penosas manifestaciones del ex embajador argentino en Turquía, Julián Tettamanti quien se refirió al “tema armenio” como una de las cosas que no funcionan en la relación bilateral: “La calificación del tema armenio es una de las piedras que hay en la relación y que tenemos que seguir trabajando para ponernos de acuerdo sobre estos hechos históricos”. Tales manifestaciones, desconocen que el genocidio no constituye un hecho que necesite de revisión alguna, no sólo por la copiosa prueba existente a ese respecto, sino también por la cantidad creciente de estados que procedieron a su reconocimiento, entre los cuales se destaca nada menos que el Vaticano, a través de la expresa condena del Papa Francisco I; en cambio parecieran alinearse con la posición expuesta por el embajador turco en el sentido de la necesidad de crear una comisión histórica para que analice las pruebas, nada menos, ¡de su efectiva ocurrencia!, tragedia que para el embajador Tettamanti sería el obstáculo a remover, “la piedra en el zapato”, para usar una metáfora elocuente.
Y como si todo ello fuese poco, están las palabras del ex embajador ante Azerbaiyán, Carlos Riva, para quien los esfuerzos de la República Argentina en la resolución del conflicto bélico providencialmente suspendido, pasaban por respetar la “integridad regional”, clara alusión en favor del país ante el cual supo representarnos.
He dejado para el final un hecho de la mayor gravedad. Quienes auspiciaron tal reunión, en la que se pretende debían estar los países del Cáucaso, consintieron que la República de Armenia no fuese invitada, -a pesar de gozar de tal condición- mientras que países en situación de conflicto con ella, aprovechasen su ausencia para referirse falazmente a las cuestiones de su absoluta incumbencia, extraordinariamente sensibles, con un propósito acerca del cual no pareciera posible hesitar.
León Carlos Arslanian
Ex Juez y ex Ministro de Seguridad de la Nación