Cristian Sirouyan: “Volver a Malvinas sirvió para cerrar un círculo en mi vida”
Siempre me había quedado dando vueltas en la cabeza la idea de volver, como para cerrar un círculo, un momento bisagra en mi vida”, así define Cristian Sirouyan su regreso a Malvinas. En 1982, siendo clase ’63, realizaba el Servicio Militar Obligatorio en Comodoro Rivadavia, lejos de su casa, ubicada en el Gran Buenos Aires, cuando en abril de ese año tuvo que viajar a las islas en plena guerra.
Pasaron casi 20 años para que Cristian decidiera volver a Comodoro Rivadavia, una espina que tenía clavada desde su retorno y que por temores internos no había logrado sacarse todavía. Allí había dejado afectos y amigos, de su tiempo en el Comando de la 9na Brigada de Infantería. “El 50% éramos de Buenos Aires y el resto de Comodoro y otras partes de Chubut. Los locales tenían el muy lindo gesto de acogerte en sus familias como un hermano más”.
La posibilidad de volver a esta ciudad del sur argentino apareció en 2001, cuando llegó una invitación de la municipalidad al Suplemento Viajes de Clarín para cubrir los atractivos turísticos. Es así que aprovechó esta chance para pisar nuevamente suelo chubutense, algo que muchos le recomendaban que hiciera, pero él por distintas razones esquivaba: “Ahora a la distancia te arrepentís, pero seguro no era el momento. Son duelos, tal vez estaba más fortalecido en 2001, cuando volví. Me pegó mucho más duro el regreso a Comodoro que a Malvinas”.
La vuelta a las islas se dio de una forma similar, pero 18 años más tarde. En esta ocasión, la invitación a periodistas del diario vino en el marco de la inauguración del primer vuelo de LATAM de San Pablo a Malvinas con escala en Córdoba. Él y otros periodistas de Sudamérica aprovecharon la oportunidad para pasar tres días en las islas, para luego escribir una nota de turismo con la expresa advertencia de las autoridades locales de que no sean artículos políticos.
En 1982, Cristian había estado tres semanas y media durante el comienzo de la guerra. En pleno conflicto, tuvo la suerte de que cuando empezaron a volar los aviones ingleses, con los primeros ataques, el puente aéreo con el continente todavía no se había cortado, por lo que pudo volver a Comodoro Rivadavia. En su estancia en Malvinas estuvo instalado en la base militar de los Royal Marines, que fue totalmente bombardeada y en la comisaría del pueblo, donde trabajaba registrando las armas que los “kelpers” tenían bajo su posesión.
Durante su visita en 2019 trató de ubicar especialmente ambos lugares donde había pasado la mayor parte del tiempo, con una extensa caminata hacia el lugar donde estaba la base, entonces ubicada a unos 7 kilómetros del pueblo. El objetivo era repetir el mismo trayecto a pie que había hecho en 1982 cuando tuvo que volver, caminando solo, con muy bajas temperaturas, desde la comisaría hasta el lugar donde pasaba la noche. Esta vez fue con un clima un poco más templado, sin los nervios propios de la guerra y con varios compañeros que decidieron acompañarlo.
Con lágrimas en sus ojos, Cristian no solo rememora estos lugares, sino que cuenta sobre los nuevos sitios que tuvo la posibilidad de visitar en este viaje de tres días: “El lugar que más me conmovió fue en el museo histórico, que recorre toda la historia de las islas. Tiene una sala, dedicada a la guerra de 1982, desde la mirada de los propios kelpers. Que dentro de todo está bastante cuidado y no es agresivo”.
La nota posterior, por supuesto, no fue meramente turística. “Como periodista argentino, con lectores argentinos, yo no puedo subir un artículo de alabanzas en el que propongo ‘vayan a hacer turismo a las Islas Malvinas’. Hay un trasfondo que no podés pasar por alto. Escribir una nota 100% lavada, a favor del turismo también es una nota política”.
A su vez menciona como en los ratos de soledad en las islas se acordaba de su familia, el recuerdo de sus abuelos y de todos los valores que le habían enseñado: “Cuando te parabas cuatro horas haciendo guardia, mirando al cielo, tu cabeza iba del Royal Marine a Comodoro, de Comodoro a Morón y de Morón a Armenia. Todo lo que te habían transmitido, de lo que tenías que reivindicar como armenio, los reclamos de la Causa Armenia, del Genocidio. Lo atabas mucho a la situación que vivías”.
Cristian se emociona al hablar de estas dos vueltas, a Comodoro y a Malvinas, pospuestas por muchos años, pero finalmente culminadas: “No sé explicar por qué razón no cumplía con ese anhelo de regresar en algún momento a los dos lugares, tal vez había temores dando vueltas o miedo, de qué iba a experimentar, qué me iba a pasar internamente. Por supuesto, no digo reabrir heridas sino recuerdos. Creo que las razones pasaban por ahí”. Hoy con 56 años ve ambos retornos como una especie de alivio interno, una forma de cerrar una historia desde otra perspectiva totalmente diferente.