Rompiendo el techo de cristal

11 de marzo de 2020

En Armenia están muy arraigadas las tradiciones y creencias culturales que suelen colocar a las mujeres con un rol fundamental en el cuidado del hogar y de la familia. Dichas tradiciones repercuten en las comunidades armenias de Sudamérica y se manifiestan en los roles diferenciales que tienen las mujeres y hombres en las instituciones comunitarias. Mientras que las mujeres se dedican a tareas de cuidado, beneficencia, de la cocina, organización y decoración para eventos; los hombres lideran los órganos de toma de decisiones institucionales. Pero alguna vez nos preguntamos, ¿por qué? ¿Cuánto repercute el trabajo de cuidado en la participación de las mujeres en las instituciones de la comunidad armenia de Sudamérica? ¿Impide que accedan a cargos de toma de decisiones?

Las mesas de hombres abundan por la calle Armenia al 1300. Las reuniones hasta altas horas de la noche, los encuentros y las formaciones intensivas de 2 días seguidos no tienen perspectiva de género. Es que a la noche, mientras los hombres se reúnen para abordar la agenda de las instituciones comunitarias y tomar decisiones, las mujeres son las que se quedan en casa cuidando y dando de comer a sus hijos. Ni hablar de la dificultad que les genera viajar o capacitarse durante todo un fin de semana. ¿Quién se queda con los chicos? Si nos ponemos a observar, salta a simple vista la falta de participación activa de mujeres en la franja que va entre los 35 y 45 años. No es casualidad. Conjugar la maternidad y la política comunitaria es un gran desafío.

Pero desde hace algunos años, con el avance de los movimientos de mujeres en Sudamérica, las nuevas generaciones irrumpieron en el escenario comunitario para empezar a romper estos paradigmas. Es que en las dirigencias juveniles están repletas de mujeres. Mujeres de armas tomar, que se enfrentan cotidianamente al machismo de sus instituciones. Hoy son estas jóvenes mujeres las que lideran scoutismo, Badanegan, la Subcomisión de jóvenes de Homenetmen, Nairí, el espacio cultural, las que hace 2 años leen discursos en las marchas del 24 de abril y que ocupan un lugar en el comité de la FRA en Buenos Aires.

Las mujeres jóvenes se encuentran en cada movilización del “Ni una Menos”. Celebran y se abrazan por cada conquista de derechos. Las mujeres jóvenes llegaron para quedarse y romper viejos patrones. Vienen a imponer su glamour y purpurina verde-violeta en el corazón de las instituciones de la comunidad armenia.

Brenda Kechiyan
Lic. en Ciencia Política. Maestrando en Política y Gestión Local
brenkechiyan@gmail.com

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