Carlos Vertanessian: “Es importante dar a conocer la armenidad a través de la cultura”
Carlos Vertanessian tiene la mayor colección de daguerrotipos de Latinoamérica. Es el primer miembro del directorio de "The Daguerreian Society" que no es de origen norteamericano. La fotografía está en su familia desde chico y hoy es el archivista de su memoria fotográfica. En el 2019 viajó por primera vez a Armenia como jurado y fotógrafo honorífico, invitado al primer Festival Internacional de Fotografía de Armenia.
Un daguerrotipo del Almirante Brown fue el puntapié inicial para su primer libro. El no daguerrotipo de Rosas hizo que lo buscara durante ocho años y terminó en otro libro. Actualmente, Carlos Vertanessian está escribiendo uno sobre su propia colección.
—¿Cómo es la historia de tu familia?
—Mis abuelos paternos se casaron en Turquía y emigraron en la década del 20. Mis padres nacieron en Argentina. Soy 100% armenio. Mi abuelo tenía varios hermanos, uno era el Padre Hachatur Vertanessian, cura Mekhitarista, y fundador con el padre Ferahian del Colegio Mekhitarista. Mi relación con la comunidad fue durante la etapa escolar, después tuve poca relación.
—Contanos sobre tu vida profesional.
—Soy de profesión Ingeniero Agrónomo pero ejercí muy pocos años. Fui tras la vocación de la imagen. Empecé a hacer promociones y eventos porque más allá de la fotografía, hice unos cursos de holografía en Estados Unidos y la traje a la Argentina para exposiciones.
—¿Cómo es tu relación con la fotografía?
—Tanto mi padre como mi abuelo y mi tío abuelo sacaban fotos y heredé de ellos la pasión por la imagen. Empecé usando una cámara que era de mi padre y mi primer equipo serio me lo compró él. Fui coleccionando cámaras y después imágenes en el formato de daguerrotipos. Tengo una colección bastante importante de daguerrotipos y soy miembro de "The Daguerreian Society", una sociedad de locos del daguerrotipo con sede en Estados Unidos pero que tiene miembros de todo el mundo, soy el primer miembro del directorio de la sociedad que no es norteamericano. Mi colección de daguerrotipos es la mayor en Latinoamérica. Al ser pieza única, para el coleccionista el daguerrotipo tiene ese atractivo incuestionable. Aparte, su vigencia, cubre una etapa que es muy importante a nivel mundial en la conformación de las nuevas repúblicas desde 1840 hasta 1865. La sociedad que fue contemporánea del daguerrotipo se retrató en promedio, la que podía pagarlo, una vez en la vida porque era muy costoso. Los daguerrotipos que hay en Argentina son de la aristocracia.
—Tenés dos libros publicados.
—El primer libro que publiqué es de los primeros daguerrotipos que se tomaron en la República Argentina. Por una circunstancia fortuita compré un daguerrotipo del Almirante Brown y su esposa y resultó ser robado al Museo Naval de Tigre, que inmediatamente devolví. Tenía la particularidad de que en la parte del fondo de la imagen tenía una columna. Con el tiempo fui comprando otros que también tenían la columna, eso me estaba indicando que eran del mismo estudio. Investigué y di con la información de que el que retrató a Brown fue el primer daguerrotipista que llegó a Buenos Aires. Así empecé a escribir el libro sobre mi colección. Todo apasionado por los daguerrotipos termina siendo un historiador aficionado. Trato de que mi coleccionismo sea abierto, que tenga un aporte.
Mi segundo libro tiene un capítulo titulado "Unitarios y Federales: Reflejos partidos". En ese capítulo mi intención era poner un retrato de Rosas que nunca encontré. No terminaba de aceptar que no hubiera un retrato de Rosas fotográfico y me llevó 8 años entender el porqué. A raíz de eso escribí el libro "Juan Manuel de Rosas. El retrato imposible. Imagen del poder en el Río de la Plata" es un ensayo histórico iconográfico. La realidad fotográfica nunca le interesó a Rosas. La Academia de Bellas Artes, que no apoya libros que no son de académicos por normativa, en este caso hizo una excepción y es la primera vez en su historia que lo hacen. Asimismo, el Ministerio de Cultura de la Nación lo declaró de interés cultural (2017). Actualmente estoy escribiendo mi tercer libro que es el que había iniciado sobre mi colección hace diez años atrás.
—Contanos sobre tu viaje a Armenia.
—Viajé a Armenia en el 2019 de una manera inesperada. Me llegó una invitación para participar como jurado y fotógrafo honorífico del primer Festival Internacional de Fotografía de Armenia. La Embajada Argentina declaró mi visita de interés cultural. Tuve la suerte de ir a visitar Madenataran y Etchmiatzín mientras estaba en remodelación. En mi colección tengo un daguerrotipo del hermano de Hair Ghevond Alishan, el sacerdote poeta literato de la Congregación Mekhitarista. El daguerrotipo es de su hermano gemelo que se llama Seropé. Ese daguerrotipo fue publicado en Estados Unidos porque sería una de las primeras imágenes de un coleccionista de monedas, algo que a nivel mundial es muy interesante. Este año es el aniversario de Ghevond Alishan en Armenia, yo dejé varias copias del daguerrotipo en Ereván y surgió así la posibilidad de hacer una estampilla con esa imagen.
—¿Tenés otras fotos de Armenia en tu colección?
—En mi colección tengo algunas fotos de principio del siglo XX de Armenia y de los armenios. Tengo un álbum de fotos de curas Mekhitaristas y algunas imágenes de una familia que emigró a la Argentina que eran zapateros y también están como guerrilleros. Soy el archivista de fotografías y documentos de mi familia, tengo hasta el pasaporte de mi abuelo.
—¿Cómo te relacionás con la comunidad armenia de Argentina?
—Actualmente, el único contacto activo que tengo es mediante el Colegio Mekhitarista. Además fui scout de San Vartan y cuando son los aniversarios nos reencontramos. Voy a las cenas del colegio también. No tengo mucho más contacto con la comunidad pero me gustaría tener más. Seguramente a partir del viaje que voy a hacer con mi mujer a Armenia se empiecen a sensibilizar un montón de fibras y retome con más intensidad.
Me parece que es importante dar a conocer la armenidad a través de la cultura, creo que es la manera más fácil y permeable para que la comunidad internacional se acerque más a conocer y enterarse sobre el genocidio. Ir al frente siempre con el Genocidio, con las imágenes ya conocidas me resulta poco efectivo en cuanto a conseguir más apoyo internacional.
—¿Cómo estás llevando la cuarentena?
—Durante esta cuarentena me he dedicado a retomar la investigación y a escribir el libro sobre mi colección de fotografías antiguas, que quedó trunco cuando me desvié por culpa de la búsqueda de un retrato de Rosas, y que resultó en la publicación de El Retrato Imposible. Así, a diez años de iniciado este trabajo, lo retomo forzado por las circunstancias. En todo caso, para un historiador aficionado como yo, estar en casa aislado, rodeado de imágenes, libros y pensamientos, es una especie de paraíso terrenal, y lo estoy aprovechando. También estoy aprovechando para leer y hacer algo de gimnasia y yoga. Varias veces por semana camino 5 kilómetros dentro del departamento. Es todo un desafío pero necesario.
Sofía Zanikian
Periodista
sofi.zanikian@outlook.com