Un día en Córdoba y las emociones que produce el Centenario del Genocidio Armenio
Con mi bolso de mano llegué a la parada del 152 en Cabildo y Juramento cerca de la medianoche para ir a Retiro. Arrancaba el domingo 19 de abril. Con el pasaje de ida, en la terminal tomé el Urquiza de la una de la mañana rumbo a Córdoba. Unos alfajores santafesinos que compré cuando paró en Rosario acompañaron el café, que me serví en el “bar” del ómnibus (dos termos con café y jugo de naranja apoyados en un estante junto a la escalera de acceso al primer piso).Cuando asomó el sol pasamos Marcos Juárez, y de ahí en más paramos en cada pueblo que atravesaba por la vieja ruta 9. Recién en Oncativo a setenta km del destino, el “lechero”, ingresó a la autopista para atravesar el arco de entrada de la capital mediterránea, cerca del mediodía.
Apenas bajé, compré “La Voz” en el primer quiosco de diarios. Mientras esperaba el trolebús, lo empecé a hojear. Tres páginas a todo color en el suplemento “Temas”, daba cuenta de los testimonios de un grupo de descendientes de armenios que sobrevivieron al genocidio de 1915. La nota de Marcelo Taborda abundaba en detalles de la tragedia de un pueblo que encontró la paz en nuestro país y que formó una importante colectividad en Córdoba. La enorme fotografía en color muestra a los entrevistados delante de la iglesia Surp Kevork (San Jorge), que es el primer templo cristiano armenio de América del Sud.
En el cuerpo principal del diario, tres páginas completas con avisos fúnebres auspiciados por las familias armenias locales, recordaban al millón y medio de armenios masacrados por los turcos.
Mientras recorría la 24 de septiembre, el reclamo de justicia se hacía escuchar desde las paredes empapeladas con consignas reivindicatorias contra el estado genocida de Turquía. La pegatina convocada desde las redes sociales, había movilizado a los jóvenes de la colectividad, quienes una vez más, dijeron presente en este centenario, demandando memoria, verdad y justicia.
Un spot publicitario me sorprendió cuando almorzaba con mis familiares en casa de mi cuñada. En él aparecen figuras conocidas del deporte -el tenista David Nalbandian, el nadador José Meolans y el guardavalla de Belgrano Juan Carlos Olave- junto a José Palazzo-conductor del Cosquín Rock- y el Dr. Carlos Hairabedian un abogado con presencia en los medios locales, que sumaban sus voces desde la pantalla de la TV local, convocando a la marcha por la paz que a las 6 de la tarde del 24 de abril partiría desde Sta. Rosa y Gral. Paz frente a los estudios de Radio Nacional, para llegar hasta la ex Plaza Vélez Sarsfield, donde habrá un festival de rock con la participación de Bersuit y otros grupos locales ,como así también el conjunto de música armenia Parvaná.
Al caer la tarde nos acercamos al aeropuerto de Pajas Blancas. Un grupo de connacionales iniciaban el viaje a la madre patria -entre ellos mi concuñado- y fuimos a despedirlos. Formaban parte de la delegación dos periodistas locales: Marcelo Taborda de La Voz del Interior y Fernando Genesir de Cadena 3 –ambos medios con una importante llegada en Córdoba y en el resto del país-para cubrir en forma directa la conmemoración desde Ereván el día 24 de Abril.
Volvimos al centro y mientras apuramos un café entre amigos y familiares en un bar del patio Olmos, nos preparamos para asistir al acto central que se iba a llevar a cabo en el legendario teatro San Martín -el Rivera Indarte de antaño- una especie de Colón de la provincia.
Anochece en la ciudad y la fachada iluminada del teatro anticipa la trascendencia de la celebración. Tonos cambiantes entre violetas y amarillos que emulan el símbolo que para el centenario se había pergeñado en la flor de “No me olvides”, resaltan le belleza del frente del edificio. Una larga fila serpentea por la Avenida Vélez Sarsfield hasta llegar a la esquina del Patio Olmos, con la gente pugnando por ingresar al vestíbulo de la sala teatral.
Desde la butaca 19 de la fila 8, observo cómo se van poblando la platea y los palcos hasta colmar su capacidad. Cerca de las nueve de la noche, se atenuaron las luces y al descubrir el telón se inició el acto con la proyección de un video documental sobre la pantalla gigante de leds. El mismo relata el destino trágico del pueblo armenio. En apenas nueve minutos el realizador Alejandro Kevorkian, describe con imágenes de archivo, un texto dinámico y acertadas animaciones, el derrotero doloroso que tuvo que atravesar la armenidad a partir de ese acto criminal que exterminó los dos tercios de su población que habitaba en el Imperio Otomano. Sin embargo el testimonio desgarrador de las imágenes expuestas se vuelven esperanzadoras al ver a las nuevas generaciones portando la bandera tricolor que avanzan hacia un futuro mejor, que no olvidan y mantienen viva la memoria reclamando verdad y justicia.
Paola Karadagian -locutora de Radio Nacional-, tuvo a su cargo la conducción del acto que comenzó con la entonación de los himnos nacionales de Argentina y Armenia. A continuación el Ing. Eduardo Torossian-presidente de la colectividad armenia de Córdoba-abrió la serie de discursos con referencias precisas sobre el hecho que se conmemoraba al cumplirse 100 años de su iniciación y la vinculación con otro más reciente en los pogromos de Sumgait en 1988, donde turcos azeríes asesinaron con absoluta frialdad a mujeres embarazadas, abuelas indefensas y niños armenios, dejando en claro que los genocidios que permanecen impunes permiten que esos hechos criminales vuelvan a repetirse. Finalizó su alocución recitando las últimas estrofas del himno armenio “Donde quiera que estés, la muerte es una. El hombre una sola vez habrá de morir. Pero bienaventurado aquel, que muere por la libertad de su Patria”
Se hallaban presentes un número importante de autoridades provinciales, municipales y eclesiásticas, así como el rector de la Universidad de Córdoba Francisco Tamarit, el ex intendente y actual candidato a Gobernador por Unión por Córdoba, Juan Schiaretti. El jefe espiritual de la comunidad armenia, el padre Harutiún Sepanian y miembros de la colectividad armenia de Rosario, de la Institución Administrativa de la Iglesia Armenia y de la Comisión Regional Sudamericana de Homenetmen. Con un caluroso aplauso fue saludada la presencia del Arzobispo Carlos José Ñañez enviado por la colectividad armenia local para asistir a la memorable misa ofrecida por el Papa Francisco en el Vaticano el 12 de abril pasado.
Se leyó una nota de adhesión enviada por el intendente Ramón Mestre quien no pudo asistir por razones de fuerza mayor, y se recordó que se realizará un foro sobre el genocidio armenio con la participación de más de trescientos alumnos de las escuelas locales, en el Cabildo histórico.
Seguidamente el viceintendente de Córdoba, Marcelo Cossar, se dirigió a los presentes destacando las leyes que la Argentina ha sancionado en relación al reconocimiento del genocidio y particularmente en nuestra ciudad, donde el tema está en el currículo de las escuelas.
Finalmente, la vicegobernadora Alicia Pregno, visiblemente emocionada, recordó en sus palabras .”..venimos aquí para llamar las cosas por su nombre. Ese crimen contra el pueblo armenio fue un Genocidio”
En un breve intervalo, y mientras se acomodaban los músicos en el escenario ,se proyectó el spot publicitario convocando a la marcha del 24 de Abril, tras lo cual comenzó la parte musical a cargo del Conjunto Musical Armenio Kusán.
Bajo la dirección del maestro Enrique Avakian, el conjunto musical presentó junto a algunos temas tradicionales, una composición del director dedicada al centenario que fue acompañada por imágenes alusivas proyectadas en la pantalla. Ataviados con la vestimenta tradicional armenia, este grupo próximo a celebrar su medio siglo de vida, atrapó la atención del público que los premió con calurosos aplausos.
Finalmente hizo su aparición en el escenario Jairo. El cantante se presentó con una guitarra para iniciar el recital con el tema de Violeta Parra, un clásico de alcance universal, ”Gracias a la Vida”, para continuar con otro himno de la resistencia, ”La cigarra”, de María Elena Walsh. Junto a su hijo Yaco González interpretó en francés “Ils ont tombeé”, (Ellos cayeron) que Charles Aznavour compusiera en 1975 al cumplirse sesenta años del Genocidio.
Para el final eligió otro tema de Aznavour, “Pour toi Armenie” (para ti Armenia), la canción que en 1989 se grabó con la participación de ochenta cantantes en Francia con el fin de recaudar fondos para los huérfanos, sobrevivientes del terremoto que asoló Armenia el 7 de diciembre de 1988. Jairo fue uno de los que participaron de aquella histórica grabación, y él lo recordó mencionando lo que significa Aznavour para los armenios y lo que significó para él cuando le abrió las puertas para su consagración en París.
La sala estalló en aplausos cuando terminó la canción donde la última frase es Hayasdán, pronunciada por Jairo, modulando de un tono a otro bien arriba. Inmediatamente se proyectó un video clip con el mismo tema en idioma armenio por un conjunto musical de Armenia.
El público comenzó a retirarse lentamente de la sala, como queriendo perpetuar esas emociones vividas a lo largo de un acto absolutamente inolvidable.
Ya era medianoche. Me despedí de los amigos. Felicité a los organizadores y me llevaron hasta la terminal. Obtuve un boleto en el último servicio de la Chevallier a la una y diez de la mañana. La gentileza del chofer me permitió bajar en Puente Saavedra, ocho horas después de la partida,-bastante menos que a la ida- y con el bolso de mano lleno de historias que me dejaron estas veinticuatro horas en Córdoba. Arrancaba el lunes 20 de abril.
Edgardo Kevorkian