Musa Ler: sangre, sudor y lágrimas por la libertad
La gesta de Musa Dagh, como se conoció en el mundo entero, quedó marcada a fuego en las comunidades de la diáspora. Y se sabe que la novela de Franz Werfel sobre estos hechos, circuló clandestinamente en los ghettos judíos durante el nazismo.
En las últimas semanas el Mediterráneo Oriental volvió a la agenda de los noticieros y periódicos del mundo a raíz de la renovada disputa entre algunos países del área por dirimir quién es el que pisa más fuerte en tablero regional.
Buques de guerra de Turquía, Grecia, Israel y hasta Francia comenzaron a patrullar las aguas, ante la escalada de la “disputa” entre los dos primeros países, en un escenario en que tampoco son ajenos Chipre, Egipto, Libia y la propia Unión Europea, a través de la necesaria defensa de dos de sus miembros, Grecia y Chipre.
El incidente diplomático por la soberanía de las aguas territoriales de explotación económica exclusiva en los confines del Mar Mediterráneo, renueva la puja entre las fuerzas otomanas y francesas al fin de la Primera Guerra Mundial en Cilicia y Medio Oriente, que tuvo a los armenios como convidados de piedra.
Empecemos por el final para ubicarnos en tiempo y espacio. El 14 de septiembre de 1915 unos 4000 sobrevivientes del sitio de Musa Ler (en turco, Musa Dagh) fueron rescatados del asedio turco por buques de la tercera escuadra francesa del Mediterráneo (los navíos Foudre, Guichen, Amiral Charner, D'Estrées y Desaix), al mando del Almirante Louis Dartigue du Fournet y llevados hasta el puerto de Port Said en las costas de Egipto.
Fue el epílogo de una odisea que duró un mes y medio y marcó un punto de inflexión en la historia moderna del pueblo armenio, en especial en el período que abarca el genocidio de 1915-23 y el nacimiento de la diáspora.
En verdad, los hechos se conocieron masivamente gracias a la novela “Los 40 días del Musa Dagh” (1933), de Franz Werfel, un escritor austro-checo de origen judío que escribía en alemán. Todo comenzó en 1929 durante el segundo viaje de Werfel a Medio Oriente. En Damasco visitó un orfanato de armenios y allí conoció de primera mano los relatos sobre el genocidio y los hechos de Musa Dagh.
El propio Werfel recuerda que “el espectáculo deprimente de unos niños prófugos, mutilados y hambrientos, que trabajaban en una fábrica de tapices, fue el motivo decisivo que me decidió a desenterrar de la tumba del pasado el inconcebible destino del pueblo armenio.”
En una entrevista con el diario Página/12 el 19 de abril de 2009, el pedagogo y escritor Jack Fuchs, sobreviviente de Auschwitz, recordó la importancia que tuvo la novela sobre la epopeya de Musa Dagh en las comunidades judías durante el nazismo en Alemania y Polonia.
“La novela de Werfel, escrita durante el ascenso del nazismo, se convirtió en una fuente de inspiración, un ejemplo y un modelo a imitar para aquellos que organizaron la resistencia en los ghettos. Los ejemplares de la obra, prohibidos por el régimen nazi, circulaban clandestinamente, eran leídos y comentados entre los partisanos”.
Los hechos
El 30 de julio de 1915 los armenios residentes en seis pueblos cercanos a Musa Ler (cerca del puerto de Alexandreta) recibieron una orden de deportación de parte de las autoridades turcas. Ante el previsible destino de privaciones, sometimiento, torturas y muerte, su respuesta fue la desobediencia y la organización para resistir al enemigo.
Una figura clave fue el líder comunitario Movsés der Kalousdian, quien diseñó y encabezó un plan de resistencia en las montañas. Unos cinco mil armenios, hombres, mujeres, ancianos y niños, juntaron todas sus pertenencias, alimentos, animales y todo cuanto pudiera servir para la defensa y se dispusieron a sobrevivir a como diera lugar.
Los ataques de las fuerzas otomanas fueron incesantes, pero la autodefensa fue tenaz, recordando, de algún modo, la resistencia de los armenios en Van en abril de 1915.
En las laderas de las montañas se habían organizado de tal manera que habían montado almacenamiento de víveres, depósito de municiones y un improvisado puesto sanitario para atender a los heridos. La resistencia duró algo más de 40 días pero las fuerzas menguaban y el ataque de la infantería y la artillería turcas no cesaba. Ya no había mucho margen para sostener el enfrentamiento.
Al final del sitio algunas fuentes calculan que había unos 250 combatientes armenios y cerca de 4000 civiles, enfrentando a una fuerza regular con decenas de miles de soldados otomanos y pertrechos militares.
Ante un desenlace inevitable, las mujeres armenias juntaron prendas y retazos de tela y cosieron una gran bandera blanca, sobre la cual formaron una cruz roja. Fue la forma de pedir socorro, para que la bandera pudiera ser vista desde los barcos en el mar, la única vía de escape posible. También prepararon un lienzo con la leyenda “Cristianos en peligro”.
La ayuda llegó a través de la mencionada escuadra francesa del Mediterráneo, que apoyando el escape de los armenios con sus cañones, artillería pesada y soldados en tierra posibilitó el rescate. Se salvaron 4080 armenios, algunos de los cuales se asentaron en Egipto, el Líbano y Siria pero la mayoría regresó a sus pueblos de origen al finalizar la guerra.
En 1932 los armenios de la zona construyeron un monumento en la cima de la montaña, evocando la epopeya de la resistencia en 1915. Tras el desmembramiento del Imperio Otomano al finalizar la Primera Guerra Mundial, la provincia de Hatay, donde está Musa Ler, se mantuvo bajo el Protectorado francés pero las cosas iban a cambiar al poco tiempo.
El 29 de junio de 1939 Francia y Turquía firmaron un acuerdo, por el cual la provincia de Hatay paso nuevamente a manos turcas. El resultado fue la emigración de muchos de esos armenios a países vecinos. En el Líbano, por ejemplo, se formó una comunidad de residentes de Musa Ler en la ciudad de Anjar y hoy en día esta ciudad está dividida en seis disritos que recuerdan a cada uno de los pueblos de Musa Ler.
Sólo permaneció en el lugar la población de Vakifli, un pueblo en el que hoy viven unos 140 residentes armenios. Tras el golpe militar de 1980 en Turquía, el monumento a los héroes de Musa Dagh fue destruido.
Los residentes de Vakifli siguieron en sus casas, con su vida cotidiana, al punto que en 1997 fue reconstruida la iglesia armenia del pueblo. Hoy la ciudad recibe la visita de turistas -en general de origen armenio- que se acercan para conocer al “único pueblo armenio que queda en pie en Turquía”.
Carlos Boyadjian
Periodista
coboyadjian@yahoo.com.ar