El Consejo Nacional Armenio salió al cruce de una nota publicada por el gobierno de Azerbaiyán en La Nación
Luego de una extensa nota publicada en el diario La Nación del 14 de diciembre en la que se afirma que en Azerbaiyán se fomentan múltiples religiones y se restauran construcciones religiosas antiguas y que la sensibilidad azerbaiyana hacia distintas culturas y religiones es “el modelo a seguir”, el Consejo Nacional Armenio (CNA) salió al cruce de dicho artículo con una carta de lectores publicada el pasado 26 de diciembre.
El artículo original firmado por Hikmet Hajiyev, quien se presenta como asesor presidencial de Ilham Aliyev, utiliza la denominada “propaganda espejo”, una metodología en la que se acusa a los armenios de los hechos que ellos mismos realizan. En este caso se habla de la profanación “bien documentada” de una mezquita convertida en un establo y de otros ejemplos sin precisiones, entre otras cosas.
Aquella nota, que fue ilustrada con una imagen de la presidente Aliyev y la vicepresidenta Aliyeva junto al papa Francisco, señala que su administración reconstruirá la herencia cristiana y musulmana de la región “que fue devastada” según afirma y agrega que “ahora podemos ver con nuestros propios ojos, las dimensiones de la destrucción causada a lo largo de 30 años de ocupación ilegal”.
Con la firma del Licenciado Lucas Koussikian, la carta del CNA comienza diciendo que “en absoluto Azerbaiyán puede atribuirse ser un Estado que promueva el diálogo interreligioso toda vez que en 2005 el gobierno de Bakú ejecutó una de las limpiezas culturales más grandes del siglo XXI en el cementerio armenio Djulfa” y que más de 10.000 piezas declaradas patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO “fueron borradas de la faz de la tierra”.
Más adelante el Consejo Nacional Armenio indicó que luego del acuerdo de cese de operaciones militares firmadas el 9 de noviembre, nuevamente las fuerzas azeríes se encuentran ejecutando una limpieza del patrimonio cultural armenio y en ese sentido resaltó que “la destrucción del ´capital cultural´ es un proceso cuya finalidad es borrar la historia y la identidad armenia, con más de 3.000 años”.
“La peligrosa alianza turco-azerí promueve la ejecución del genocidio cultural, el negacionismo y la armenofobia para la eliminación de todo vestigio de memoria armenia. Razón por la cual preservar la riqueza cultural en Artsaj es un compromiso universal y humanitario”, advierte Koussikian.