La Nación publicó un editorial sobre Artsaj y el Genocidio Armenio y el Embajador de Azerbaiyán dijo que se trataba de "información distorsionada"

07 de mayo de 2021

El embajador de Azerbaiyán en Argentina, Rashad Aslanov, respondió el 7 de mayo a un editorial de La Nación publicado el 26 de abril en el que se recordó el Genocidio Armenio y se denunció la carrera armamentista y la campaña de armenofobia del Gobierno azerbaiyano.

"Este año, las conmemoraciones del 106° aniversario del genocidio armenio (1915-1923) están irremediablemente marcadas por el contexto del reciente enfrentamiento entre el tándem Azerbaiyán-Turquía y la república de Nagorno Karabaj (Artsaj). El peligro de esta catástrofe humanitaria venía siendo advertido como corolario de una imparable carrera armamentista sumada a la campaña de armenofobia protagonizada por el gobierno de Azerbaiyán. Ejemplo de esta avanzada son también las constantes amenazas contra los armenios proferidas por el presidente turco Erdogan, amparado en la indiferencia de unos y las complicidades de otros", había planteado La Nación en su editorial.

"Un principio básico para reparar cualquier genocidio, junto al juicio y la devolución de bienes y territorios confiscados, es su reconocimiento. Si esto no ocurre, el genocidio se perpetúa y se replica en nuevas matanzas, como ha sucedido en Artsaj. Tal como lo exige la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de las Naciones Unidas, es un deber de toda la comunidad internacional reclamar justicia", marcó.

"Con el apoyo de más de un millón de estadounidenses convocados por el Consejo Nacional Armenio de Estados Unidos, en marzo pasado, 37 senadores de Estados Unidos pidieron al presidente Joe Biden que siga el ejemplo del Congreso y reconozca formalmente el genocidio armenio. Anteayer, Biden se convirtió en el primer mandatario estadounidense que efectuó ese reconocimiento histórico, que se había comprometido públicamente a formular cuando era candidato. Turquía sigue manteniendo su política negacionista. Sin ir más lejos, días atrás, la Dirección de Comunicaciones de la presidencia de la república turca organizó una 'Conferencia Internacional sobre los Eventos de 1915'", agregó el diario argentino fundado en 1870.

"Desde 1923, dicha política busca bloquear toda iniciativa de reconocimiento y solidaridad para con el genocidio de más de un millón y medio de armenios, mientras que hacia adentro silencia a su propia población y a la pequeña minoría armenia que aún vive en ese país. A esto se suma la deliberada destrucción y asimilación de todo vestigio de la milenaria riqueza cultural y religiosa de los armenios en sus territorios ancestrales", denunció. "La República Argentina, donde reside una numerosa y laboriosa comunidad armenia, ha hecho del reconocimiento del genocidio una política de Estado en sus tres poderes. Instamos a continuar impulsando el justo reconocimiento internacional que permita preservar el patrimonio cultural y religioso de la nación armenia, junto a la memoria de tan nefastos crímenes", finalizó el editorial de La Nación.

Rashad Aslanov, por su parte, envió una carta de lectores para "aclarar algunos conceptos que podrían llevar a la confusión de sus lectores", según él. "Lamentablemente, leyendo el mencionado artículo de opinión, nos enfrentamos con ciertas acusaciones infundadas contra mi país y la información distorsionada que creo necesario corregir con referencia a los hechos y la realidad", declaró el diplomático de Azerbaiyán, país que se encuentra entre los peores del mundo en el ranking de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras (en el puesto 167 sobre 180 naciones). Al final de su carta de lectores, La Nación agregó una nota de la redacción en la que se informó que el medio "ratifica las opiniones vertidas en su editorial".

Según Aslanov, el editorial habla de "información distorsionada" y asegura que "la República de Azerbaiyán no ha atacado ni ha ocupado ilegalmente el territorio de ningún Estado" sino que "ha liberado el 20% de su legítimo territorio que había sido ocupado por Armenia desde hace 30 años tras una invasión, agresión militar y limpieza étnica perpetrada contra un millón de azerbaiyanos que fueron expulsados de sus tierras de origen convirtiéndose en desplazados internos". La población de Artsaj declaró su independencia en 1991 en base a la legislación correspondiente de la entonces Unión Soviética, mientras que la Convención de Montevideo brindó el marco legal para considerar a la República de Artsaj un estado, a pesar de no ser reconocido por otros países. Actualmente, y luego de la guerra de Artsaj desatada por Turquía y Azerbaiyán, el Gobierno azerbaiyano se encuentra ocupando una parte del territorio soberano de Artsaj.

Luego, el Embajador azerbaiyano aseguró que "hay muchos ciudadanos de ascendencia armenia hoy en Azerbaiyán", una frase sobre la que no brindó ningún dato ni fuente, mientras que justificó la política azerbaiyana de educación para el odio contra la población armenia al asegurar que "si ningún azerbaiyano vive en Armenia, queda evidente quién tiene una 'fobia' contra quién".

Más adelante, calificó como "incorrecta" la "etiqueta al territorio de Azerbaiyán" ya que "la comunidad internacional, en pleno, reconoce y respeta la integridad territorial, la soberanía y las fronteras internacionales de Azerbaiyán, incluyendo la República Argentina". Si bien el principio de integridad territorial actualmente colisiona con el principio de autodeterminación de los pueblos, la Cancillería de Argentina liderada por Felipe Solá aseguró el 2 de octubre, durante la guerra, que "la actitud agresiva no está en Armenia". En noviembre de 2020, el Senado de Francia reconoció a la República de Artsaj.

Posteriormente, Aslanov repitió una extraña justificación para la guerra, argumento inaugurado por el presidente azerbaiyano Ilham Aliyev hace meses: "La segunda guerra de karabaj - la guerra patriótica culminó con la liberación de los territorios ocupados de Azerbaiyán, según las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU de 1993, y no tiene conexión alguna con los sucesos relacionados tras el fin de la Primera Guerra Mundial, que los historiadores deberían investigar sin que se politice y se utilice como un instrumento de la propaganda negra contra Turquía". Además de negar el Genocidio Armenio, que Argentina reconoce a través de la Ley Nacional 26.199, Aslanov aseguró que la guerra se lanzó en cumplimiento con resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, a pesar de que esas resoluciones llaman exactamente a lo contrario y piden un cese del fuego en la región, pedido que fue reiterado en octubre de 2020 y desoído por Azerbaiyán.

"En esta campaña de la narrativa armenia contra mi país y Turquía, la táctica está focalizada en intentar disfrazar al agresor como víctima. Pero el mundo ha comprendido la responsabilidad de Armenia por la devastación, incluso del patrimonio religioso y cultural, de los territorios liberados de Azerbaiyán durante la ocupación armenia, por las masacres y crímenes que se han cometido contra los azerbaiyanos", agregó Aslanov, ocultando los pogromos y masacres contra civiles de origen armenio antes y durante de la primera guerra de Artsaj, así como también la actual destrucción del patrimonio cultural y religioso armenio evidenciada en fotografías de los territorios ocupados.

Por último, Aslanov afirmó irónicamente que "a la cita en el editorial del término 'catástrofe humanitaria', debo entender que se hace referencia a las matanzas y limpieza étnica que las fuerzas armenias perpetraron durante los años 1918 (en Baku, Guba), 1988-1994 (en Karabaj) y 2020 (en Ganja, Barda y Tartar) en el territorio de Azerbaiyán contra los civiles azerbaiyanos", en referencia a la nueva campaña internacional del Gobierno de Azerbaiyán que tiene como estrategia la difusión de noticias falsas y negacionismo del Genocidio Armenio a través de la “propaganda espejo”, donde acusan falsamente a Armenia de haber cometido distintos genocidios.

Sobre el final, Aslanov dijo que "en los hechos, el conflicto de Nagorno Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán quedó en el pasado" y aseguró que "Azerbaiyán se encuentra en proceso de reconstrucción de sus territorios liberados, trabajando por llevar progreso a la región y proyectando el futuro. Llevar prosperidad a la región es construir una cultura de convivencia y paz, no de agresión", a pesar de que el presidente de Azerbaiyán Ilham Aliyev amenazó con invadir Armenia el 20 de abril, un mes después de declarar que Armenia era un territorio de Azerbaiyán.

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