El Colegio Jrimian despide a su secretaria, Fabiana Agopian

12 de mayo de 2021

¿Cómo imaginar el secundario sin vos, no?

Eras anfitriona del recién llegado, alojabas y acunabas a quien lo necesitaba. En cualquier rincón valía la escucha y un abrazo. En cualquier ratito suspendías las tareas para contener y para abrazar con palabras y con tus cálidos brazos.

Amabas Jrimian con toda tu alma: era tu casa, el lugar en el que confiabas, cada rincón, cada armario, cada objeto tenía su historia y vos la conocías y generosamente la transmitías.

Amabas Jrimian con toda tu alma: y por eso trabajabas sin horario, y disfrutabas y te enojabas y te angustiabas cada vez que algo merecía alguna de esas emociones.

Amabas Jrimian con toda tu alma: y por eso te inflabas de orgullo al verlo crecer y florecer.

Me recibiste para formar equipo y te enganchaste en cuanta locura surgía. Allá ibas, adelante, atrás, al costado. Pero siempre estabas, acompañando. Las telas, los lápices, los planos te tentaban y volabas bien alto con cada proyecto. ¿Un café literario, una feria de ciencias una muestra de De un 24 a otro 24, un acto de fin de curso, un festival de danzas, una grilla horaria sin Fabi? ¡Imposible! Cualquiera lo sabía. Los chicos esperaban las consignas: “Fabi, ¿esto como lo cuelgo?” “Fabi, ¿queda bien así?” “Dice Fabi: ¡pensá soluciones, no problemas!”. Y todos nos reíamos. ¡Qué personaje entrañable! Y cuando todo estaba listo, seguías detrás de las bambalinas de cada proyecto para que todo saliera bien, en silencio. Pero tu presencia era fundamental y los que trabajábamos con vos lo sabíamos.

Te ví amasar, dirigir la preparación del relleno de lehmeyún cuando lo hacían los futuros egresados, dibujamos la grilla horaria hasta en la arena de la playa antes de empezar el año, mirabas de reojo cómo estaban los que tenías alrededor y sabías cuándo consolar con palabras y con silencios, despediste emocionada a los primeros viajeros a Armenia a donde además me confiaste a tu pequeñita.  Te ví pelear por cuestiones administrativas, te ví abrazar a chicos que la pasaban mal y yo también sentí esos abrazos grandes y protectores cuando la vida me golpeaba. Te ví emocionarte con cada situación feliz de tus compañeros. Soñamos un viaje a Armenia que quedó pendiente, imaginábamos que nos jubilaríamos casi juntas y nos reíamos cuando empezábamos a ser “de las viejas” del equipo. Nos encantaba ver cómo crecían los pichones (los nuestros y los ajenos) y cómo el secundario se poblaba de caras nuevas que le daban aire fresco a la solidez de los mayorcitos. A nuestra dupla se sumó un integrante mas que sabemos aportará novedad y más alas aún.

Podría escribir mil anécdotas felices y de las otras. Pero no es necesario, el aroma de cada una irremediablemente queda en los pasillos de Jrimian. Porque llegaste de chiquitita para quedarte ahí. Porque tu corazón es 100% jrimiantzí y porque te metiste en el de muchos de nosotros.

Misión cumplida, compañera hermosa. Se te va a extrañar pero quedaron tus huellas para seguir. Y como vos nos dirías: hay que seguir.

¡Gracias, Fa!

Sandra Raubian

Directora del nivel secundario del Colegio Armenio Jrimian

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