El discurso motivador de Aram Manukian a las tropas armenias antes de enfrentar al ejército turco en Sardarabad
Luego de la anexión de Kars, Ardahan y Batum a Turquía y ante el peligro de la aniquilación total del conjunto del pueblo armenio en enero de 1918 el Consejo Nacional Armenio, con sede en Tiflís, envió a Aram Manukian a Ereván con plenos poderes para organizar la autodefensa.
La Revolución de Octubre de 1917 en Rusia y la “vuelta a casa” del ejército ruso dejó a los armenios solos en un gran frente de batalla contra Turquía que amenazaba con invadir Armenia oriental. El propósito era claro: continuar con la limpieza étnica de la población armenia para completar el ideal panturquista de los Jóvenes Turcos. Ante el avance del ejército turco que había llegado a escasos 40 km. de Ereván, Aram Manukian llamó al pueblo a no abandonar la ciudad e ir hacia el frente de batalla.
En el capítulo 5 de Memorias de mi memoria*, Gerard Chaliand relata cómo Aram Manukian, comandante de las fuerzas armenias, se dirigió a las tropas con un discurso motivador en la región Sardarabad donde los armenios debían plantarse o enfrentarse a la derrota total.
“Hoy estamos entre la espada y la pared. Detrás de nosotros, a un día de marcha para los enemigos, se encuentra Ereván, donde están desamparados los fragmentos de nuestra gente. Nuestro futuro está limitado por la distancia entre Ereván y las tropas turcas que corren hacia nosotros. Somos más que la última muralla. Somos la última oportunidad de sobrevivir. ¿Hace falta que les recuerde las masacres a las nos enfrentamos después de cada una de sus victorias? Esta vez hemos llegado al final del camino. Luego, no habrá más Armenia, y quizás no haya más armenios, al menos en esta parte del mundo donde hemos creado nuestras iglesias, nuestros cantos, y las letras de nuestro alfabeto.”
“Aquí en Sardarabad, esta mañana, el escape no brinda la posibilidad de sobrevivir. El que falle será capturado por el enemigo y asesinado en desgracia. Recuerden que somos un pueblo de vencidos. Durante cuatro siglos hemos vivido sometidos, sin la libertad de portar armas. Nuestros familiares han sido sacrificados en gran número, a veces ante nuestros ojos, y a veces tan cerca que aún se puede oír su agonía. Que sus brazos vengadores también sean instrumentos de justicia.”
“Soldados, nadie está aquí para salvar su vida que seguramente perderá tras la derrota. Estamos aquí para salvar la memoria de los incontables muertos y la existencia de lo que sea que quede de nuestros mártires.”
“Cada uno de ustedes sabe muy bien lo que debe hacer: darle una victoria de la cual depende la existencia de nuestro pueblo y darnos el orgullo de no ser derrotados. Dejar que cada hombre sepa que representa más que él mismo, en este día decisivo, y debe cumplir su deber hasta el fin. Soldados, el avance del enemigo debe ser frenado, cueste lo que cueste. Es lo único que tengo para ofrecerles”, concluyó Aram Manukian en un discurso memorable.
Las fuerzas armenias conducidas por los generales Nazarpeguian, Siliguian, Tro y Taniel Peg-Pirumian, con la colaboración inmediata de la resistencia popular, sin distinción política, lograron detener el avance turco con notable inferioridad numérica y de pertrechos bélicos.
El 28 de Mayo de 1918, luego de las victorias decisivas de Pash Abaran, Garakilisé y Sardabad se fundó la República Armenia. A tan solo tres años del inicio del genocidio, a pesar de las terribles dificultades, con cientos de miles de refugiados y miles de huérfanos de Armenia occidental, con las epidemias y la hambruna diezmando a la población, la creación de una entidad estatal no fue tarea fácil.
Sin embargo, en dos años y medio de vida independiente, la generación de la República de Armenia logró lo imposible: sentar las bases de un Estado progresista, democrático y parlamentario. Crearon un Poder Judicial independiente, la Universidad estatal y lo más avanzado para la época: el voto femenino y la participación de la mujer en el ámbito legislativo y diplomático. (Ver recuadro)
Aram Manukian fue uno de los héroes de la epopeya de la FRA-Tashnagtsutiún. Fue el principal dirigente de la batalla de Van en 1915 y es considerado como el fundador de la República de Armenia. Durante el período soviético fue ignorado en gran medida junto con otros líderes tashngatsagán de destacada e imprescindible actuación en los momentos más cruciales de la creación del nuevo Estado armenio.
Aram nació en Syunik, una región que desde el 12 de mayo está siendo invadida en forma ilegal por más de 600 soldados azerbaiyanos en la zona cercana al lago Sev con la toma de posiciones estratégicas en las alturas. Según el acuerdo tripartito firmado al finalizar la guerra de Artsaj el 9 de noviembre de 2020 entre Aliyev, Putin y Pashinyan, por allí se construirá el corredor Zanguezur que conectaría a Azerbaiyán con Najichevan y Turquía concretando el viejo sueño de unir por tierra los dos Estados turcos y que evitó Karekin Nshteh, otro héroe tashnagtsagán, quien obligó a los bolcheviques a reconocer Syunik como parte inalienable de Armenia ya que querían entregársela a Bakú como sucedió con Artsaj.
*Memoria de mi memoria, Gérard Chaliand. Buenos Aires, Galáctica Ediciones, 2017.
Del libro Historia del pueblo armenio de Ashot Artzruní
Pese a todas sus dificultades, la República de Armenia emprendió la construcción del nuevo Estado y la reorganización de la vida del país, convirtiéndose en una República democrática, con los tres poderes independientes. Se organizaron los sindicatos y se estableció la jornada laboral de ocho horas. Se sancionó la enseñanza obligatoria de seis años y se abrieron 450 escuelas primarias, 20 colegios secundarios y la Universidad de la República, escuelas técnicas y se iniciaron cursos de teatro. Se organizaron numerosos puestos sanitarios y de primeros auxilios y se fundaron 30 hospitales. Es alojó a los refugiados y el Estado asumió la tutela de los huérfanos, cuyo número alcanzaba a 35.000.
Se adjudicaron medios a los campesinos, se reanudó la producción en las minas de carbón y comenzó a funcionar la pequeña industria: fábricas textiles, de calzado, talleres de carpintería, hilanderías. Comenzó a desarrollarse el comercio interno y externo. Se organizó el tránsito ferroviario y vial. Armenia disponía de 500 km de vías férreas y 2.400 km de caminos.
Se crearon diversos organismos, como un ente para la búsqueda de minerales y agua, el Comité de Conservación de Antigüedades Históricas, el Museo-Biblioteca Nacional, un organismo protector de las artes, la Unión de Artistas Armenios, diversas sociedades de cultura física, asociaciones y cooperativas que agrupaban a médicos, abogados, mujeres, maestros profesores y estudiantes. Fue fundamental la labor de la Cruz Roja, fundada el 15 de febrero de 1919. El arquitecto Alexander Tamanian diseñó un nuevo proyecto que fue implementado para la modernización y ampliación de Ereván.