A 100 años de la decisión de Stalin de transferir el Gobierno de Nagorno Karabaj a Azerbaiyán soviética: el conflicto sigue abierto
El 5 de julio se cumplió el centenario de la decisión de Stalin de transferir el Gobierno de Nagorno Karabaj a la República Socialista Soviética de Azerbaiyán.
Luego de la conquista de la República de Armenia -independizada en 1918-, por parte del Ejército de la Unión Soviética y la posterior creación de la República Socialista Soviética de Armenia el 29 de noviembre de 1920, el entonces líder de la Comisaría del Pueblo para las Nacionalidades, Joseph Stalin (quien años después sería Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética), decidió el 5 de julio de 1921 la creación del Óblast Autónomo de Nagorno Karabaj (NKAO) dentro de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán.
El carácter sistemático de la política discriminatoria del Gobierno de Azerbaiyán contra la población armenia a lo largo del período soviético fue llevado a cabo a tal extremo que a lo largo de ese tiempo la población armenia de Karabaj, de acuerdo a los censos oficiales de la URSS, disminuyó drásticamente. No obstante, durante la dominación del Partido Comunista de Azerbaiyán, la población armenia buscó en distintas ocasiones que el territorio fuera restituido a la RSS de Armenia. El liderazgo armenio soviético y el liderazgo armenio de Karabaj hicieron periódicamente llamamientos a Moscú para la transferencia de la región a la Armenia soviética. En 1945, Grigory Arutyunov, Primer Secretario del Partido Comunista de la RSS de Armenia, apeló a Stalin para que transfiriera la región a la Armenia soviética, lo que fue rechazado.
El Movimiento Karabaj
En 1965, trece funcionarios del partido armenio de Karabaj denunciaron a los líderes soviéticos las acciones del liderazgo azerbaiyano soviético contra NKAO. Muchos de estos funcionarios armenios de Karabaj fueron despedidos o trasladados a Armenia. Con el ascenso de Heydar Aliyev al liderazgo de la RSS de Azerbaiyán en 1969, crecieron los intentos de reforzar el control azerbaiyano sobre la región autónoma. Entre 1973 y 1974, Aliyev purgó a todos los líderes de la NKAO, que eran considerados nacionalistas armenios, y nombró a Boris Kevorkov, un armenio de fuera de Karabaj, como jefe del partido local. En 1977, el destacado autor armenio Sero Khanzadyan escribió una carta abierta a Leonid Brezhnev pidiendo la anexión de Nagorno Karabaj a la Armenia soviética.
A principios de 1988 con la llegada de los vientos de apertura que trajeron la Perestroika -reforma económica- y la Glasnost -liberalización del sistema político-, impulsaron nuevamente a los armenios de Karabaj. En este contexto, los habitantes de Karabaj solicitaron nuevamente a Moscú su reunificación a través de protestas multitudinarias que comenzaron en Stepanakert (capital de Artsaj) y posteriormente se trasladaron a Ereván (capital de Armenia). A pesar de que la solicitud fue rechazada, las tensiones se incrementaron y la RSS de Azerbaiyán reaccionó violentamente atacando a la población armenia a través de pogromos y matanzas.
Independencia y guerras
El 2 de septiembre de 1991, el Parlamento del Óblast Autónomo de Nagorno Karabaj, en cumplimiento con las leyes soviéticas, aprobaron una resolución por la cual dicho territorio se proclamaba como República Independiente. La reacción de la recientemente creada República de Azerbaiyán fue inmediata y consistió en rodear Karabaj y emprender unilateralmente una agresión y bombardeo indiscriminado. El conflicto se transformó en una guerra abierta entre el Ejército de Defensa de Nagorno Karabaj, apoyado por Armenia, y Azerbaiyán, apoyado por Turquía. Tras sucesivas derrotas y la captura de zonas estratégicas por parte de las fuerzas armenias, el Gobierno de Azerbaiyán se vio obligado a firmar un cese del fuego con Armenia y Nagorno Karabaj en 1994, donde aceptó el mandato del Grupo de Minsk de la OSCE -conformado por Estados Unidos, Francia y Rusia- para encontrar una solución negociada al conflicto.
Luego de numerosos incumplimientos al acuerdo (alcanzando la escala bélica durante la Guerra de los Cuatro Días entre el 1º y el 5 de abril de 2016), Azerbaiyán lanzó una guerra a gran escala contra Artsaj el 27 de septiembre de 2020. Con el apoyo de mercenarios terroristas y del Ejército de Turquía, Azerbaiyán capturó territorios de la Artsaj independiente (principalmente la ciudad de Shushí) y forzó al Gobierno armenio a firmar el acuerdo tripartito del 9 de noviembre de 2020 entre Ilham Aliyev, Nikol Pashinyan y Vladimir Putin. En este documento, Armenia -a cambio del cese de hostilidades- entregó las regiones circundantes a Artsaj, aceptó la llegada de fuerzas de paz rusas a la región y se comprometió a abrir las conexiones terrestres de la región, con la inclusión de una nueva vía de transporte para unir a la República Autónoma de Najicheván con Azerbaiyán a través del sur del territorio de Armenia a cambio de mantener el corredor de Lachin, la conexión entre Artsaj y Armenia.
El conflicto, lejos de haber concluido, continúa siendo un grave peligro para la población de toda la región. Las poblaciones desplazadas durante el conflicto todavía no pudieron regresar a sus hogares nativos, mientras que la independencia de Artsaj, declarada en 1991, no es aceptada por Azerbaiyán, cuyo Gobierno considera que tanto Artsaj como la propia Armenia son territorios azerbaiyanos.
El peligro de "la confluencia de los intereses imperiales de Rusia y Turquía"
Federico Waneskahian, representante del Gomidé Vramian de la Federación Revolucionaria Armenia (FRA - Tashnagtsutiún) de Montevideo, señaló que "la decisión de desmembrar a Artsaj de la madre patria, tomada hace un siglo por el poder soviético, refleja lo peligroso que puede ser la confluencia de los intereses imperiales de Rusia y Turquía para nuestro pueblo".
"En el último siglo, miles de armenios han debido entregar su vida para que esas montañas continúen siendo armenias, rebelándose contra la infamia de Stalin y sus camaradas. Se trata de una historia centenaria que hemos visto repetirse frente a nuestros ojos en los últimos tres años: el mesianismo, los profetas de la paz y el futuro luminoso financiados por opacos centros de poder, el socavamiento de la identidad nacional y el debilitamiento del ejército, justo mientras nuestros enemigos se arman hasta los dientes y se frotan las manos. Finalmente, la jugada maestra: pedirle al pueblo que se resigne a entregar sus hogares ancestrales en nombre de la paz y la felicidad de las futuras generaciones", planteó el dirigente de la comunidad armenia de Uruguay.
"Los jóvenes asesinados en Artsaj y en las fronteras de Armenia, los campesinos acosados en sus propios campos por las tropas de Azerbaiyán, los refugiados que perdieron sus hogares y las familias destrozadas por la guerra de 2020 son esas 'futuras generaciones' cuya paz y felicidad se suponía asegurada por las concesiones que el poder soviético impuso al pueblo armenio en 1921. En momentos en que Pashinyan se apresta a entregar nuevos territorios y a reconocer como válida las fronteras surgidas de la imaginación de Stalin y sus socios, debemos ser concientes de que la paz y la felicidad de nuestro pueblo no vendrá de la mano de los profetas de la derrota ni caerá de la mesa de las grandes potencias, sino que surgirá de la valentía, el ingenio y la resistencia de nuestro pueblo", opinó Waneskahian.
El impacto en toda la región del Cáucaso
Sarkis Heghenian, representante del Gomidé Tro de la FRA de San Pablo, opinó que la decisión de Stalin constituyó un "intento de 'jugar amistosamente' con los turcos, conociendo la conexión turco-azerbaiyana y buscando poner fin a posibles conflictos con Turquía. Fue un gran error conociendo la política panturquista".
Heghenian señaló que la decisión de la URSS fue "totalmente irracional" ya que, "conociendo la historia previa del "Genocidio Armenio", la cesión de Karabaj provocó "una serie de masacres de la población de origen armenio residente en Bakú (a 360 km), Ganja y otras regiones que se convertirían en la República de Azerbaiyán".
"El impacto no fue solo en la zona de Artsaj, sino en toda la región del Cáucaso, una región que hace dos milenios está habitada por población armenia", recordó el dirigente brasilero.
"Para nosotros, después de 100 años todo se vuelve muy complejo. Sufrimos un genocidio hace 106 años, fuimos testigos de cómo los turcos nuevamente apoyaban y enviaban a terroristas para seguir adelante con su plan de exterminio con el mismo objetivo que es expulsar y exterminar a la población armenia de su territorio histórico. Tenemos que continuar el trabajo dentro de la diáspora para que Artsaj, este territorio histórico poblado por armenios, sea reconocido mundialmente".
"Sectores minúsculos de algunas comunidades diaspóricas sostuvieron (hasta hoy) el mapa stalinista"
Agustín Analian, representante del Gomidé Aram Manukian de la FRA de Buenos Aires, sostuvo que "la intervención directa de Stalin fue en contra la decisión de la oficina del Cáucaso del Partido Comunista de Rusia, que confirmaba la pertenencia de Artsaj a la Armenia soviética, y, por lo tanto, a contramano de los procedimientos soviéticos. Además, su definición incluyó que Artsaj no tendría fronteras con Armenia".
"El relato caló tan profundo que, hasta el día de hoy, algunos sectores de la política siguen empecinados en sostener que el mapa de Artsaj es el que definió Stalin hace cien años. Continúan afirmando que Armenia ocupó territorios, que debía devolverlos y que es correcto que Shushí, Hadrut, Karvachar y Shahumian le pertenezcan al pueblo azerí. Pese a que durante décadas el pueblo armenio de Artsaj condenó dicha imposición y luchó para volver a ser parte indisoluble de la patria, sectores minúsculos de algunas comunidades diaspóricas sostuvieron (hasta hoy) el mapa stalinista, y negaron (hasta hoy) la existencia de la República de Artsaj; entre otras barbaridades", afirmó el dirigente argentino.
"Lamentablemente, aquel posicionamiento político hoy gobierna los destinos de la República de Armenia. La negación de Shushí, la negación de Najicheván, la negación del Ararat".
Por su parte, Hugo Kuyumdjian, presidente de la Asociación Cultural Armenia, aseguró que "fue en Artsaj donde la mayoría armenia logró permanecer" y "tras un plebiscito realizado y legitimado por las leyes vigentes de la URSS, la población mayoritaria decidió que su destino no era junto a Azerbaiyán".
"La historia nos mostró las consecuencias terribles que generan decisiones de este tipo: dos guerras sangrientas y la victoria del tándem Azerbaiyán-Turquía vuelven a posicionar al pueblo armenio en un escenario de debilidad", reafirmó Kuyumdjian.
"La decisión de Stalin fue contraria a las normas constitucionales soviéticas"
Juan Pablo Simonian, representante del Gomidé Antranik de la FRA de Córdoba, aseguró que Stalin fue el "responsable histórico del eterno conflicto en torno a Artsaj", ya que "lesionó para siempre la historia del pueblo armenio" con su decisión del 5 de julio de 1921.
"La fatídica resolución del dictador soviético solo tuvo como fin la mera 'conveniencia política' y resulta evidente que no tuvo basamento histórico, demográfico, ni jurídico. En primer lugar, la historia tiene documentada la existencia de asentamientos armenios en el Cáucaso que datan de hace más de dos milenios. Tampoco existían razones demográficas, ya que para 1921, Artsaj estaba compuesta con más del 90% de población armenia", explicó el dirigente.
"Respecto a la cuestión jurídica, la decisión fue contraria a las normas constitucionales soviéticas. La cuestión que remarca su carácter ilegal es el razonamiento de que si en 1921 Artsaj fue declarada parte de Azerbaiyán, esa anexión fue dispuesta para la Azerbaiyán soviética y no para la actual República independiente, lo que torna ese acto en indudablemente ilegal", señaló Simonian.
"Por último, la intervención de Stalin no respetó el principio de autodeterminación ya que el deseo de los residentes siempre fue ser parte de la cultura armenia. Coincido con el sociólogo Levon Chorbajian quien en su libro 'La creación de Nagorno Karabaj' manifestó que la decisión de Stalin constituyó la más grande afrenta a la historia reciente", agregó.
"Se cumplen 100 años de este fatídico hecho; penosa y trágicamente lo recordaremos como el antecedente que desencadenó junto al cruel accionar de los genocidas turcos-azeríes en las más de 30.000 víctimas armenias de la primera guerra de Artsaj, de los sucesivos progromos y matanzas de cientos de armenios en las ciudades azeríes de Bakú, Sumgait y Kirovabad, y de los más de 5.000 héroes que perdieron su vida defendiendo nuestras tierras hace escasos meses".