Laura Arslanian: "Intento mantener los vínculos y que la distancia no sea un motivo para perder las raíces"
Laura Arslanian es médica clínica y desde el 2006 ejerce en el Hospital Artémides Zatti de Viedma, Rio Negro. Fue coordinadora provincial del Centro Único Coordinador de Ablación e Implantes (CUCAI). Desde este año es jefa del departamento de atención médica del hospital.
En Buenos Aires jugaba al handball en Homenetmen y ahora continúa con el deporte en su ciudad. Entrevistada por Diario Armenia contó que averiguó para conformar una colectividad en Viedma pero por ser pocos no avanzó.
-Contanos sobre tu carrera como médica.
-Fui al jardín y la primaria en el Colegio Armenio de Vicente López y como no había secundaria seguí en San Gregorio. Una lástima porque me hubiera gustado terminar en Vicente López. Años más tarde, mi hermano Santiago fue la primera camada del Instituto Tertzakian. Estudié medicina en la Universidad Maimónides y me recibí con 24 años. Rendí la residencia para médica clínica e ingresé al Hospital Posadas. Al mes de finalizada me propusieron el cargo de médica de planta en el mismo hospital así que me quedé por cinco años. Sabía que no iba a ser mi lugar definitivo porque me quería ir de Buenos Aires. En el 2005, cuando mi primera hija cumplió un mes, me vine a vivir a Viedma. Elegí esta ciudad porque mi marido es de Río Negro. Además, quería un hospital relativamente grande para poder ejercer bien la especialidad. Estoy desde el 10 de enero de 2006 en el Hospital Artémides Zatti.
-También tuviste otros cargos más allá de la medicina.
-En el 2007 ingresé como docente en la Universidad del Comahue en la carrera de enfermería. Hasta el 2009 también estuve como médica de planta del servicio de clínica médica y empecé como coordinadora hospitalaria del Centro Único Coordinador de Ablación e Implantes de Río Negro, coordinaba los operativos de donación de órganos. En el 2009 me ofrecen la coordinación provincial del CUCAI y renuncié a la universidad. En el 2012 renuncié al CUCAI porque era muy difícil con los tres chiquitos. Al mes quedé como jefa del servicio de clínica médica del hospital Zatti. También estuve como presidenta de la Asociación de Técnicos y Profesionales (ATP) durante casi 4 años. Este año hubo un nuevo cambio de autoridades y me designaron como jefa del departamento de atención médica de hospital. También desde el 2016 soy Jefa de Trabajos Prácticos de la materia Clínica Kinesica de la carrera de Kinesiología.
-¿Cómo fue tu relación con la comunidad antes de irte a vivir a Viedma?
-Después de terminar el colegio seguí entrenando Handball en Homenetmen. En un período que el club no tuvo Handball, con el mismo grupo nos fuimos a otro club pero después volvimos. Hoy sigo en contacto con mis amigas del club. Ellas me visitan seguido. Una de mis amigas, Noe, viene a visitarme con su familia y todos los veranos nos juntamos con Gaby, una amiga que vive en Bariloche también. Ahora juego al Handball en un club de Viedma. Mi hija también juega y dice que cuando vaya a estudiar a Buenos Aires va a jugar en Homenetmen.
-¿Sentiste el desarraigo de la parte cultural cuando te fuiste al sur?
-Al principio no pero cuando fueron pasando los años lo fui sintiendo. Mi vínculo pasaba por el club y mis amigas. Con ellas compartía, más allá del deporte, fines de semana, familia. Al principio costó, después me acostumbré y con los años pesa la distancia de la familia, de los amigos, de la armenidad. Mis hijos reclaman. Pero intento mantener los vínculos y que la distancia no sea un motivo para perder las raíces.
-¿Hay una pequeña comunidad armenia en la Patagonia?
-En la escuela de mis hijos cada 24 de abril hago algún evento. A veces un pequeño acto, otras veces una nota. El colegio ya lo incorporó porque entiende que tiene gente de la comunidad armenia. Hay otra familia armenia en el mismo colegio con la cual tengo vínculo y también un médico y un juez. Averigüé cómo armar una pequeña colectividad pero somos muy pocos y el resto, ninguno tuvo vínculo. Se reconocen como descendientes de armenios pero está medio diluído el tema. Con los que más relación tengo es con la familia del colegio que se re emocionaron la primera vez que hicimos un acto por el 24 de abril.
-¿Cómo es la historia de tu familia?
-Mis abuelos maternos, Gregorio Tufeksian y Elisa Deporian nacieron en Aintab y Harpert respectivamente. Por parte de mi papá, Maria Abadjian y Hagop Arslanian, ambos en Aintab. Llegaron a la Argentina en 1917. Las dos familias se formaron acá. Mis papás se conocieron en Aintab Dun por los años 60, se casaron y tuvieron cuatro hijos. Mi abuelo Gregorio era fabricante de calzados y Hagop trabajaba el cobre. Cuando llegó a la Argentina trabajó en la fábrica Terrabusi, en la parte de fabricación de latas para galletitas. Después se independizó y junto a sus hermanos trabajó en su propia fábrica de calzados. Mis abuelas eran amas de casa y María también tejía alfombras y corbatas.
-¿Cómo se manejaron con la situación del covid?
-Tuvimos la suerte de que tardó en llegar el coronavirus a Viedma y nos permitió, como hospital y como comarca Viedma - Patagones, trabajar mancomunadamente para evitar que nos agarre por sorpresa. Viedma se organizó muy bien entre el público y el privado y se armó todo un circuito laboral muy cooperativo que no permitió que ninguna de las instituciones colapsara. En la provincia de Rio Negro hay cuatro hospitales de alta complejidad de los cuales el de Viedma es uno de ellos. Nosotros somos responsables de recibir y solucionar las derivaciones de toda la zona atlántica de la provincia de Rio Negro. Hasta que tuvimos el primer caso de covid paso un tiempo y eso nos permitió organizarnos para que no colapse el sistema. Armamos una terapia intensiva alternativa que atendimos los médicos clínicos. Todo el personal de salud, tanto del público como del privado, estuvo y está a disposición del Ministerio de Salud. Fue muy cansador pero es así la vida del soldado.
Sofía Zanikian
Periodista
sofi.zanikian@outlook.com