Campeones mundiales de ajedrez, peones en el tablero internacional
“No hay que vender la piel del oso antes de haberlo cazado” es un proverbio español que viene al caso en estos tiempos. Tiene sus múltiples variantes en numerosos idiomas: Los griegos antiguos decían “Por qué remueves la salmuera antes de haber agarrado los peces”; los catalanes dicen “No se puede decir trigo hasta que no esté en la bolsa y bien atado” y los vascos: “No hay que comprar el cencerro antes que la vaca”. No sabemos cuál es la variante en idioma turco o azerí, pero es indudable que la hay.
Es evidente que en su precipitación y en su excesivo optimismo, el presidente de Azerbaiyán pretende dar por hecho la apertura del “corredor” de Syunik. Desde noviembre de 2020, extorsiona y amenaza a Armenia para que ceda esa franja de territorio soberano, ya que –guerra y capitulación mediante- la considera de su propiedad. Más aún, a través de ese “corredor” da por hecho la unión terrestre de Bakú con Najicheván y Turquía.
La pregunta es ¿no se estará olvidando de alguien o de algo? ¿Acaso remueve la salmuera, dice trigo o compra el cencerro antes de tiempo?
Hay un actor presente en la región llamado República Islámica de Irán, que ya ha anunciado oficialmente y a los cuatro vientos que cualquier modificación del status de su frontera con Armenia constituye una línea roja para sus intereses nacionales. Y aunque al día de hoy no hemos escuchado una declaración similar -en lo relacionado con los intereses nacionales armenios en la frontera sur- de parte del gobierno de Pashinyan, nos limitaremos a destacar la posición oficial de Teherán sobre esta candente cuestión. Tal vez, la de mayor actualidad e importancia en la región.
Durante casi treinta años, desde la paralización del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán en 1994, la presencia de efectivos armenios del otro lado del río Arax, en los territorios de Artsaj, no ha sido motivo de preocupación para la seguridad de Irán. Muy por el contrario.
Si bien durante la última guerra la postura oficial iraní fue de un cauteloso seguimiento de los acontecimientos sin intervención directa, todo indica que terminado el conflicto armado han comenzado a surgir serios problemas para Teherán. Cuestiones que hacen a su seguridad interna y externa. Y no olvidar que estamos hablando de un país con pasado imperial y muchos siglos de experiencia política como Estado independiente.
No es ningún secreto que la tensión entre Bakú y Teherán está en plena escalada. Y no sólo por el tema del ya célebre “corredor”. La creciente influencia política de Turquía, de Pakistán y sobre todo de Israel sobre el régimen de Aliyev no pasa desapercibida para los iraníes. Tampoco les habrá pasado desapercibida la participación directa de esos tres países a favor de Azerbaiyán durante la guerra de Artsaj. O la presencia en la región de mercenarios sunnitas reclutados y enviados por Ankara.
La tensión de las últimas semanas ha desbordado luego de que camiones iraníes fueran detenidos –y dos conductores arrestados- en la sección de la ruta Gorís-Kapán controlada ilegalmente por las fuerzas azeríes. La obligación del pago de un “peaje” de 100 dólares en los puestos de control azerbaiyano ha encendido las alarmas en Irán, que ha visto amenazado el flujo de sus mercancías a través de Armenia.
El incidente ha dado lugar a una seguidilla de declaraciones y acusaciones recíprocas al más alto nivel y ha desembocado en un despliegue militar iraní de envergadura a partir del 1 de octubre en la frontera con Azerbaiyán. Ejercicios militares que han llamado la atención de Aliyev, quien ha alzado la voz preguntando por el motivo de los mismos ahora y no en años anteriores...
La respuesta iraní ha sido inmediata: Armenia no tiene pretensión alguna sobre Irán y por ende, no había necesidad de movilizar tropas en la región limítrofe. Lo que equivale a decir que Azerbaiyán sí tiene los ojos –y no sólo- puestos en las zonas fronterizas con Irán. ¿O acaso los ejercicios militares conjuntos de las fuerzas aéreas y terrestres de Turquía y Azerbaiyán en Najicheván en el verano (boreal) de 2020 o las recientes maniobras militares conjuntas “Sólida Hermandad” en dicha región se deben entender como manifestaciones de “buena vecindad” hacia Irán? Para no hablar de la presencia de navíos turcos –convidados de piedra- en las aguas del Mar Caspio.
Más allá de los numerosos comentarios y críticas de políticos y militares iraníes en los medios de prensa o en las redes sociales, lo destacable es la categórica reacción de Teherán al más alto nivel gubernamental: el ministro de Relaciones Exteriores no ha dudado en acusar a Bakú de ser un instrumento en manos de Israel (se sobreentiende que también de Ankara) mientras que el ministro de Interior acaba de señalar que “Azerbaiyán pertenece al terreno cultural del islamismo iraní y su pueblo debería tomar ejemplo de nosotros”. Lo que traducido en buen cristiano significa un llamado a sus vecinos chiitas azeríes a derribar el régimen de Aliyev...
A un año de la guerra de Artsaj, es evidente que los volcanes políticos en la región están en plena erupción y que cada uno trata de llevar agua para su molino. ¿Y Armenia?
El ministro de Exteriores y expresidente del Parlamento, Ararat Mirzoyan, acaba de mantener un encuentro con el embajador iraní en Ereván a quien le ha manifestado su satisfacción por la clara postura de Teherán en favor de la integridad territorial de Armenia. Se han analizado además, el aumento de la cooperación comercial, económica y energética entre ambos países y los asuntos relacionados con la seguridad y estabilidad en la región.
Sin duda, urge para ambas partes la construcción de una ruta alternativa en la región de Syunik que permita evitar el paso de los camiones iraníes por la zona bajo control azerí y que al mismo tiempo, debido a las dificultades propias del terreno, sea accesible para vehículos de carga. Y lo más importante, la concreción de la autovía “norte-sur” que Armenia debería concluir en un lapso razonable.
Teherán bien sabe que la salida terrestre a través del territorio armenio es de vital importancia para sus intereses debido a la explícita actitud de sus otros dos vecinos tendiente a excluirla de las rutas comerciales. Y Armenia bien sabe que sin la salida a través de Irán, estará condenada a las interminables presiones turcas a ambos lados de su frontera y a los antojos de Georgia, al norte.
En una región en donde no abundan los aliados naturales y estratégicos de Armenia, las históricas relaciones con Irán deberían ser una de las principales prioridades del gobierno armenio. Nada ni nadie puede poner en tela de juicio la imperiosa necesidad de impulsar esas relaciones bilaterales. El presente y el futuro de Armenia dependen en gran medida de ellas y de las imprescindibles relaciones con Rusia, factor sine qua non en la región.
La fama de campeones mundiales de ajedrez no se condice con la de ser eternos peones en el tablero internacional. Todo es cuestión de estrategia. Y si no, a preguntarle a Aronián y tantos otros.
Ricardo Yerganian
Ex director de Diario ARMENIA