Falleció el periodista Juan Bedoian
En las primeras horas de hoy, lunes 29 de noviembre, mientras estaba ordenando material para publicar llegó la triste noticia del fallecimiento de Juan Bedoian, un periodista a quien admiré desde que empecé a cursar las primeras materias de Periodismo.
Bedoian fue un agudo observador de la realidad. Sencillo, culto, ocurrente y riguroso en su trabajo. Un profesional querido y respetado por sus compañeros. Una persona de “mano abierta” como le escribí en un mensaje a Ricardo Roa de Clarín para explicarle cómo se dice, o como diría en armenio si es que vale, lo que describió de Bedoian en su necrológica: su condición de generoso y solidario.
Fue una de las primeras personas a las que recurrí cuando acepté el compromiso de dirigir Diario ARMENIA. Le pedí consejos y sugerencias profesionales. Me interesaba su mirada y él se brindó a pleno, con mucho entusiasmo. Respetaba nuestro Diario. Su hermana María había sido colaboradora en los años 70.
Dejamos de vernos cuando su salud comenzó a deteriorarse. Siempre respondió con humoradas a las preguntas sobre su estado. Antes de la pandemia honró a la redacción de Diario ARMENIA con la donación de su colección encuadernada de ediciones de la revista de cultura Ñ que creó y editó durante años.
En el año 2010 recibió el galardón Hrant Dink al periodismo argentino por parte del Consejo Nacional Armenio por su trayectoria en defensa por los Derechos Humanos y las instituciones republicanas y en agradecimiento a la constante solidaridad con la Causa Armenia.
En aquella oportunidad Bedoian expresó: “Desde hace tiempo sé que el origen y el destino son inseparables. Por eso mismo, mas allá de mi trabajo como periodista durante todos estos años, me parece importante rescatar la figura de mis padres armenios, de mi familia que me enseñaron a valorar, en justos términos, varios conceptos que quedaron marcados en mí para siempre: el sentido de la justicia, la generosidad y la solidaridad con los demás, la importancia del origen, de dónde uno viene y el respeto por los Derechos Humanos. Sé también lo que significa ser hijo de armenios. Sé de las injusticias y canalladas que se cometieron en la patria de mis viejos y en esta en la que vivo, en la Argentina de las atrocidades y de los miles de desaparecidos de la dictadura, entre ellos, mi hermana María”.
Juan Bedoian viajó a Armenia para cubrir la conmemoración del Centenario del Genocidio Armenio para Clarín, en abril de 1915. El final de su nota lo remató con este final: “Mucho antes de este viaje, hubo una mujer llamada Satenig Djivelekian, una sobreviviente del exterminio, que con voz lenta e indomable le contó a su hijo las atrocidades padecidas, la forma en que mataron a su padre farmacéutico, la larga caminata por el desierto con su madre y sus hermanos, la llegada a Argentina. Satenig habló durante años del hambre y del miedo de esa época, y siempre dijo que la masacre estuvo planificada por los otomanos. “los turcos, los que estaban en el poder, querían eliminar al pueblo armenio, a todos”, decía Satenig, mientras le acariciaba la cabeza a su hijo. ¿Por qué no creerle? Después de todo era mi madre”.
Juan Bedoian dejó una marca en el periodismo argentino. Voy a extrañar su particular forma de hablar y de decir las cosas, sus consejos, sus cuentos y anécdotas.
Pablo Kendikian
Director de Diario ARMENIA