Colegio Armenio Jrimian: Jóvenes constructores de ciudadanía: una conversación*
Juan: Gaby, supongo que si Sandra nos pidió que escribiéramos juntos es porque compartimos materia. Vos tenés a 2° y yo a 1° y 3° en Construcción de Ciudadanía. Para vos, ¿qué es ser ciudadano o ciudadana?
Gabriela: Generalmente se piensa el concepto de ciudadano en un sentido restringido, es decir, se piensa al ciudadano en relación al ejercicio de los derechos políticos: el voto, la militancia partidaria, la participación en una organización, etc. Sin embargo, a mí me gusta pensar la ciudadanía en un sentido más amplio, y entender la ciudadanía ante todo como un compromiso. Un compromiso con la realidad, pero, sobre todo, con el otro inmediato. A veces, uno cree que debe embarcarse en “megacausas” para hacer un aporte trascendental a la sociedad. Pero es también (y quizás principalmente) desde lo cotidiano, donde lo que uno decide hacer o dejar de hacer puede marcar una diferencia. Por eso me parece que debemos entender la ciudadanía como un compromiso hacia y con el otro. Retomando la pregunta entonces, ¿qué es para mí ser ciudadano o ciudadana? Es principalmente desarrollar sensibilidad y compromiso. No solo desde lo discursivo, no solo con grandes acciones, sino principalmente hacia el otro cercano y en el día a día.
Entonces Juan, ¿Por qué hablamos hoy, en las escuelas, de “construcción de la ciudadanía”?
Juan: Está buena la pregunta, porque esta materia no se llamó siempre igual. Es decir, es una materia que en su espíritu “civil” existió desde los orígenes del sistema educativo, pero con diferentes objetivos, contenidos y metodologías. A fines del siglo XIX y principios del XX, era la “Moral Pública”, para enseñarles a los inmigrantes quién mandaba y cómo comportarse; entrado el siglo XX se llamó “Educación Patriótica”, con el mismo objetivo, pero con el tinte nacionalista de la época.
A mediados del siglo pasado se instaló la “Instrucción Cívica”, que, como señala la primera palabra de la fórmula, es bien instrumental, instruye a los futuros votantes sobre el funcionamiento del Estado. Se recuperó la democracia y la palabra instrucción pasó a ser más progresista, resultando en “Educación Cívica” y en “Formación Ética y Ciudadana” (dependiendo de las provincias), incluyendo aspectos de los Derechos Humanos, que serían incorporados a la Constitución en 1994. A la reflexión que aportas sobre “qué es ser ciudadano o ciudadana”, le agrego la importancia que implica la palabra “construcción” al nombre y al enfoque de la materia, interpelando a los actores en su rol protagónico y en la participación en miras a la construcción de una sociedad democrática y justa. Una podría asimismo preguntarse cómo acompañamos nosotros, los docentes, esa “construcción”.
Gabriela: Lo cierto es que no hay una forma única de hacerlo, porque cada grupo es diferente y en tal sentido cada grupo tiene sus intereses, sus necesidades, sus características… los docentes, entonces, debemos estar atentos en primer lugar a las particularidades del grupo con el que compartimos el aula.
Darle espacio a esas particularidades, dar espacio a que se planteen los intereses de los jóvenes, que son los protagonistas de esta construcción… y entonces pensar con ellos (y no para ellos) con qué temas, qué recursos, qué propuestas se va a transitar este aprendizaje. La mejor forma de construir ciudadanía desde las aulas es pensando a los jóvenes, no como destinatarios, sino como actores de esa construcción.
* Gabriela Venezia es Licenciada y Profesora de Sociología de la UBA, y Juan Karagueuzian es Profesor en Ciencias de la Educación de La Universidad de San Andrés. Ambos son docentes de Construcción de la Ciudadanía en el Instituto Canbazyan, perteneciente al Colegio Armenio Jrimian.