Zildjian: la antigua empresa familiar armenia que se convirtió en sinónimo de platillos
Corría 1623 cuando el armenio Avedis Zildjian, un orfebre y alquimista que llegó a trabajar para el entonces sultán del Imperio Otomano Osman II, decidió fundar su compañía de platillos en Estambul. Hoy, casi 400 años después, la empresa está más viva que nunca, sigue en manos de sus descendientes y se convirtió en sinónimo de instrumentos de percusión.
Sus cuatro siglos de forma ininterrumpida no solo la convierten en una de las firmas en operación más antiguas del mundo, sino también en un ejemplo de perduración del trabajo familiar. Es que al día de hoy se encuentra en manos de Craigie y Debbie Zildjian, la 14° generación desde su fundación.
Con sede en Massachusetts, Estados Unidos, la compañía no solo sobrevivió al paso de las generaciones sino a cambios de gobierno, guerras mundiales, mudanzas y exilios. Un ejemplo de esto es Aram Zildjian, quien a principios del siglo XX había heredado la empresa y que a comienzos del siglo XX estaba involucrado en el movimiento nacionalista armenio así como en la resistencia organizada contra las masacres del sultán panislamista Abdul Hamid II. Esto lo llevó a que durante 1905, tras formar parte de un intento fallido de asesinato al emperador, tuviera que huir a Bucarest, mientras su hermana Victoria supervisaba la fábrica en Constantinopla, a la que no regresaría hasta 1926.
El paso de la compañía Avedis Zildjian a Estados Unidos se da precisamente durante esos años, cuando el sobrino de Aram, Avedis III, quien se había radicado en Boston, recibe una carta de este en la que le informaba que iba a pasar a hacerse cargo de la firma familiar, que iniciaba de esta manera operaciones en suelo norteamericano.
El fallecimiento de Avedis III tuvo sus consecuencias en el seno familiar, ya que la empresa fue dividida entre sus dos hijos, con una participación mayoritaria para el mayor, Armand. Esto provocó una disputa con su hermano Robert Zaldjian, quien venía manejando el 80% del negocio. De esta forma, en 1981, decidió renunciar y fundar su propia marca que en el futuro rivalizaría con Zildjian, Sabian, nombre surgido a raíz de un acrónimo de sus hijos Sally, Bill y Andy.
Robert se quedó con la experiencia conseguida en el pasado y una de las fábricas en Canadá, donde actualmente se encuentra su sede principal. El recorrido de Sabian no tiene nada que envidiarle a la otra firma familiar, con ventas de más de un millón de platillos en 120 países.
Por supuesto, los secretos de la durabilidad y éxito de estas empresas son muchos, pero uno de los más importantes es la mítica fórmula de los platillos, una aleación de cobre, estaño y plata que se viene pasando de generación en generación desde Avedis Zildjian y que muy pocos, incluso dentro de la propia compañía, conocen.
A nivel familiar, por su parte, cada Zildjian que quiera formar parte de la firma debe poseer estudios universitarios completos, preferentemente ligados a los negocios, aunque ni siquiera esto garantiza un crecimiento rápido dentro de la compañía. Con una clientela que llegó a sultanes del Imperio Otomano o algunos de los bateristas más reconocidos del mundo como Ringo Starr, Charlie Watts, Lars Ulrich o Keith Moon, por citar algunos, Zildjian no solo controla el 65% del mercado de los platillos a nivel mundial, sino que al día de hoy todavía sostiene esta tradición familiar que la ha llevado a posicionarse como una de las empresas más longevas del mundo.