Opinión

Otra triste realidad de nuestra patria Armenia

19 de agosto de 2015

mapa-armenia_wCuando tomamos conocimiento de las distintas variables de la realidad económica de Armenia surge como un común denominador la predominancia que tienen los diferentes grupos de poder que controlan prácticamente todo el mercado armenio.

Y cuando decimos prácticamente no nos equivocamos porque cada uno de los rubros que compone la canasta familiar o las necesidades básicas de cada familia está monopolizado por una o dos empresas pertenecientes obviamente a los grupos de poder. Y utilizamos este término para no mencionar el verdadero o sea la “mafia”. Esta mecánica que se desarrolla desde que Armenia recuperó su independencia ha facilitado que unos cuantos capitostes sean dueños de increíbles fortunas amasadas con las especulaciones a las que someten a su propio pueblo.

Hay que recordar que Armenia es independiente nuevamente desde 1991 y que por esos años la inmensa mayoría de los millonarios de hoy ni soñaban con el presente que viven. A esos miserables oportunistas no les tembló el pulso para saquear los bienes que el régimen ya desaparecido dejó a la deriva. Se desguazaron enormes establecimientos industriales con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo y muchas regiones del país quedaron abandonadas a su suerte.

Pero hubo quienes se beneficiaron en demasía, primero con el contrabando, luego lo hicieron a partir de la legitimización de sus actividades logradas con la complicidad del gobierno de turno. En todos los casos quien perdió fue la gente.

Los dueños del poder también manejan el mercado financiero adjudicándole a las divisas extranjeras valores irreales por lo bajos, perjudicando así a numerosas familias que mes a mes ven mermar su capacidad de gasto a través de la depreciación de las remesas que reciben de sus esforzados parientes del exterior.

Quien haya visitado Armenia no pudo haber dejado de saber de quién es determinada mansión o quién o quienes son los dueños del imponente shopping, el majestuoso restaurant o los alejados centros de veraneo.

Y no es casual que entre los personajes más adinerados del país figuren individuos que se dan el lujo de crear una estructura partidaria para satisfacer su ego político u otros que, por ejemplo presiden la Asociación de Futbol, o manejan la línea aérea armenia de turno, que casualmente quiebra apenas un par de años después de comenzar a operar.

Tampoco hay que dejar fuera del ranking a los gobernantes, cada uno de los presidentes desde 1991 a la fecha es dueño de considerables capitales reunidos quién sabe desde qué actividades económicas, profesionales o financieras.

Ahora, a la luz de la existencia de al menos una decena de adinerados cuyas fortunas superan los cien millones de dólares, la pregunta del millón es ¿qué hacen ellos por su patria y sus compatriotas? La respuesta es difícil de digerir. Armenia tiene dos caras, una la moderna de su capital Ereván, la otra, la del interior es un compendio de miserias y carencias.

Afortunadamente, en la Diáspora hay armenios que tienen lo que hay que tener y no privilegian sus intereses a las penurias de sus hermanos. Muchos de ellos son benefactores que sin ninguna segunda intención asisten y ayudan con escuelas, hospitales, iglesias, sistemas de riego y hasta económicamente.

Dejo al criterio del lector calificar a unos y a los otros. Creo que la respuesta será obvia.

Jorge Rubén Kazandjian

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