Se levantan voces en EE.UU. apuntando contra Aliyev y su política genocida
La intolerancia religiosa, la armenofobia y el intento de borrar la identidad de Artsaj constituyen nueva evidencia de un accionar sistemático que está generando una masa crítica de Washington contra el régimen azerí.
Por primera vez en la historia la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (US-CIRF) pide al gobierno que incluya a Azerbaiyán en la lista de “países de especial preocupación” respecto de la libertad de culto, a partir de “violaciones sistemáticas, continuas y atroces”, de acuerdo a como lo define la Ley de Libertad Religiosa Internacional (IEFA) de Estados Unidos. Y toma como antecedente lo ocurrido en Artsaj desde 2020 a la fecha en relación a iglesias, monasterios y la actividad de los clérigos armenios allí.
Es un antecedente muy importante en este sentido, porque hoy resulta ser un mojón en el cambio de actitud que está teniendo Washington respecto del conflicto en el Cáucaso Sur y un giro relevante en la relación con Azerbaiyán.
Además, el organismo pidió al gobierno de Estados Unidos que disponga fondos para este año destinados a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y a la Embajada de Estados Unidos en Bakú para restaurar, preservar y proteger los lugares de culto o sitios culturales en Artsaj y alrededores.
En ese contexto, 66 congresistas estadounidenses pidieron al Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes que destine 200 millones de dólares a los refugiados de Artsaj. Y dieron un paso más, solicitando que se amplíe la ayuda militar de Estados Unidos a Armenia, suspendan toda financiación militar y de seguridad a Azerbaiyán e incluso se evalúen sanciones contra los criminales de guerra azeríes.
Todo esto tuvo lugar en las últimas 48 horas y representa un giro importante en la posición de Estados Unidos respecto del conflicto de Armenia y Azerbaiyán. Por supuesto, que se trata de pedidos y no imposiciones, y se dio en el marco del Capitolio y no de la Casa Blanca, pero lo que es cierto es que el círculo empieza a cerrar sobre Ilham Aliyev y su política genocida hacia los armenios.
Adiós al amigo azerí
El dictador azerí parece haber dejado de ser un aliado confiable, al punto que tras el desenlace de las acciones militares de Bakú contra Artsaj y Armenia y la limpieza étnica que tuvo lugar en septiembre del año pasado en Nagorno Karabaj con más de 100.000 desplazados forzosos, crece el número de congresistas de Estados Unidos, liderados por Frank Pallone y Adam Schiff, entre otros, que instan al Gobierno a suspender la ayuda militar a Azerbaiyán.
Hay que recordar que la asistencia de Estados Unidos se da en el marco de la Sección 907 de la United States Freedom Support Act, una ley sancionada por el Congreso de Estados Unidos en 1992, cuyo nombre completo es Ley de asistencia a la Libertad de Rusia y las Democracias Euroasiáticas Emergentes y de Apoyo a los Mercados Abiertos.
Tras la caída del bloque socialista a comienzos de los años 90, la asistencia de Occidente y en especial de Estados Unidos a los países recientemente independizados fungía como una garantía para que las exrepúblicas soviéticas dirigieran su mirada hacia la democracia y los valores de apertura y libre mercado. Azerbaiyán aprovechó la asistencia para armarse y atacar a Armenia, decidido a tomar Artsaj por las armas, cosa que finalmente ocurrió en septiembre de 2023.
Intolerancia religiosa
La lectura que hace ahora el US-CIRF es que también en el plano de la tolerancia religiosa y la libertad de culto, Azerbaiyán dista mucho de respetar los cánones valorados por Occidente.
El informe difundido el 1 de mayo señala que en 2023 el gobierno Azerbaiyán, encabezado por Ilham Aliyev, reelecto a comienzos de febrero por el 93%, lo que ya es indicativo de nula transparencia de los comicios, siguió representando una verdadera amenaza para los sitios religiosos de Nagorno Karabaj y alrededores.
Entre los hechos mencionados en el informe se destaca que el presidente del comité estatal para el trabajo con las religiones de Azerbaiyán, Mubariz Gurbanli pidió taxativamente al clero de la Iglesia Apostólica Armenia que abandonara Dadivank afirmando falsamente que los religiosos armenios no tenían nada que ver con ese objeto religioso. Dadivank se ubica en Karvajar, al noroeste de la República de Artsaj, en una región que fue entregada al control azerí luego de la guerra de los 44 días.
Este hecho y otros similares llevaron a la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional a incluir por primera vez a Azerbaiyán en lista de “países de especial preocupación” en materia de libertad religiosa.
Azerbaiyán integra ese lote de países junto con Afganistán, Arabia Saudita, China, Corea del Norte, Cuba, Eritrea, India, Irán, Myanmar, Nicaragua, Nigeria, Pakistán, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán y Vietnam.
Este proceso no es nuevo, pero sí es la primera vez que el Departamento de Estado acepta incluir a Bakú en esta lista. Desde 2020 que el US-CIRF venía recomendando, sin éxito, poner a Azerbaiyán en la lista de países que generan preocupación y ya en el período 2013-2019 había levantado las alertas sobre el tema.
Patrimonio religioso en riesgo
En relación a las amenazas sobre sitios religiosos el informe dice: “Los observadores internacionales seguían preocupados por la posibilidad de que se produjeran daños o destrucción de lugares religiosos situados en Nagorno-Karabaj y sus alrededores. Los sacerdotes apostólicos armenios expresaron su temor de que el gobierno de Azerbaiyán apuntaría específicamente al patrimonio religioso de su comunidad en toda la región”.
Esta es sólo una muestra de algunos hechos traumáticos en la materia. Por caso, menciona que en Azerbaiyán rige desde 2009 la Ley sobre Libertad de Creencias Religiosas, que obliga a todos los grupos religiosos a registrarse e informar de sus actividades y fechas de celebración litúrgica. Pero no todo es tan sencillo. En todo 2023 sólo registró la apertura de dos mezquitas y siguiendo la tendencia de años anteriores, se negó a inscribir a dos comunidades no musulmanes, como son los Testigos de Jehová y los cristianos protestantes.
Arrestos y encarcelaciones están a la orden del día, recuerda el informe. A fin de año una ONG identificó 183 personas caracterizados como “creyentes pacíficos”, encarcelados por sus creencias o actividades religiosas.
En este contexto la situación de los armenios y de Artsaj resulta particularmente grave, reseña el documento.
“El gobierno siguió planteando una amenaza para los lugares religiosos de la región de Nagorno-Karabaj y sus alrededores. En mayo, el presidente del Comité Estatal oficial para el Trabajo en Asuntos Religiosos, Mubariz Gurbanli, instó a los sacerdotes apostólicos armenios a abandonar el monasterio de Dadivank ubicado en la región de Kalbajar, afirmando falsamente que no tenían vínculos con el sitio religioso”, sostiene el informe.
Por otra parte, da cuenta de que “aunque una misión de las Naciones Unidas a la ciudad de Khankendi (Stepanakert) en octubre concluyó que ‘no vio daños... a estructuras culturales o religiosas’, otras organizaciones seguían preocupadas por el potencial de daños o destrucción en la región”.
Además, en noviembre de 2023, Caucasus Heritage Watch (CHW), una iniciativa de investigación apoyada por la Universidad de Cornell, informó de “daños en la histórica Iglesia de la Santa Madre de Dios de Meghretsots en Shusha (Shushí). Ese mismo mes, CHW publicó imágenes satelitales que indicaban probables daños a dos cementerios armenios también en Shusha”.
Carlos Boyadjian
Periodista