Leandro Albani: “Haber dejado que Turquía organice, financie y respalde a grupos yihadistas tiene las consecuencias gravísimas que estamos viendo en Siria”

03 de diciembre de 2024

Para los armenios, Alepo es más que un lugar; es un símbolo de historia, cultura y supervivencia. Tras el genocidio de 1915, esta ciudad, junto con Beirut, acogió a miles de desplazados, convirtiéndose en un bastión para la enseñanza y preservación de la identidad armenia. La relación armenia con Alepo tiene raíces previas al genocidio de 1915, remontándose al siglo XVIII, cuando los armenios introdujeron la primera imprenta y participaron activamente en el movimiento ilustrado del Medio Oriente.

Con el genocidio, Alepo pasó de ser un centro cultural a refugio para quienes lo habían perdido todo. Desde allí, muchas familias reconstruyeron sus vidas, sembrando la base de comunidades de la diáspora en Occidente. Hoy, cada golpe que sufre Alepo resuena profundamente en el corazón de la diáspora, recordando su legado como símbolo de resistencia y creatividad en medio de la adversidad.

Diario ARMENIA entrevistó al periodista Leandro Albani para dialogar sobre la actualidad del conflicto en Siria.

¿Qué está pasando en Siria?

— Lo que sucede en Siria es algo que se podía esperar que pasara en algún momento y tiene que ver con la fuerte injerencia que tiene Turquía en el país a través de grupos yihadistas y mercenarios. La situación en la provincia de Idlib, controlada hace mucho por estos grupos, y en zonas de Rojava -como Afrin, Serekaniye y Al Bab- también ocupadas ilegalmente por el Ejército Nacional Sirio (ENS) y otras facciones similares, fueron el caldo de cultivo de lo que sucede desde hace varios días. Ni las demandas del gobierno sirio para que Turquía se retire de las regiones que ocupa con grupos proxys, ni los reclamos de la Administración Autónoma Democrática del Norte y el Este de Siria (AADNES) -encabezada por los kurdos, pero de la que participan armenios, asirios, turcomanos y otras nacionalidades- para que el Estado turco devuelva las tierras ocupadas y detenga los bombardeos casi diarios contra esa región, fueron escuchadas en profundidad por las potencias internacionales o por organismos como la ONU. Haber dejado que Turquía organice, financie y respalde a grupos como el ENS tiene consecuencias gravísimas, que ahora estamos viendo.

¿Por qué ahora otra vez? ¿Cuál es la importancia de Alepo y Hama? ¿Quiénes las tomaron y a quién responden?

 —El avance de Hay’at Tahrir al-Sham (HTS) y el ENS sobre Alepo y los intentos de ocupar Hama están conectados, en primer lugar, a los planes turcos de expansión territorial. También a la inestabilidad creciente en Medio Oriente, con el genocidio que Israel comete en Gaza y Líbano. En este panorama, Turquía se vuelve cada vez más pragmática y feroz. El gobierno del presidente Erdogan intenta, por todos los medios, posicionar a Turquía como factor desequilibrante en Medio Oriente. Además, en lo interno Turquía sufre una crisis económica importante y protestas cada vez más grandes, sobre todo del pueblo kurdo que vive en el sudeste del país y son más de veinte millones de habitantes. Y a todo esto hay que sumar que el gobierno turco siempre dijo públicamente que uno de sus objetivos principales en Siria era terminar con la experiencia política, social y democrática de la AADNES. En la ideología de Erdogan y sus ministros es inconcebible que el pueblo kurdo logre establecer regiones autónomas de autogobierno. A su vez, desde hace al menos un mes el gobierno turco inició un operativo de intervención ilegal de alcaldías que el partido prokurdo por la Igualdad y la Democracia (DEM) había ganado en las elecciones del marzo pasado. El gobierno intervino alcaldías importantes, como la de la ciudad de Dersim, envió fuerzas de seguridad, expulsó a los alcaldes y alcaldesas y puso a interventores. Todo esto, con el pueblo kurdo movilizado en contra de esta medida dictatorial. Creo que el gobierno de Erdogan tiene dos líneas muy claras: crecer como potencia y expandirse territorialmente, y resolver sus crisis internas con más represión y escapando hacia adelante, muchas veces desatando operaciones militares contra las regiones kurdas. 

HTS es un desprendimiento de Al Qaeda, que comparte la ideología de ese grupo terrorista, y el ENS es similar, con un apoyo abierto de Turquía, y en el que participan muchos ex Daesh. La importancia de Alepo es que es la capital económica de Siria y la segunda ciudad en importancia del país. Además, fue una ciudad muy golpeada cuando comenzaron las protestas en Siria en 2011, tanto por los grupos terroristas como por los bombardeos del gobierno sirio y Rusia.

¿Qué intereses específicos persigue Turquía en Siria? ¿Cuál es la relación de las fuerzas rebeldes y Ankara? ¿Cómo podría la comunidad internacional detener el plan de expansión turco o “los favores de Erdogan” que denuncias? 

— Desde hacía bastante tiempo existían diálogos a nivel bajo y medio entre los gobiernos de Siria y Turquía, con la idea de reestablecer sus relaciones. Bashar al Assad demandaba que Turquía se retirara de los territorios que ocupa, y Erdogan siempre se negó a esto. Aunque pueda sonar un poco exagerado, creo que Turquía quiere seguir ocupando territorios de Siria. Te doy un ejemplo: en 2018, Turquía bombardeó durante tres meses el cantón kurdo de Afrin, mientras los grupos yihadistas que le responden combatían en el terreno. Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) resistieron varias semanas y después decidieron retirar la mayor cantidad de población de esa zona, porque el daño de los bombardeos turco era demasiado grande. Cuando Turquía instaló a sus yihadistas en Afrin, desataron una ola de saqueos de casas e instituciones, secuestros de civiles, destrucción de zonas arqueológicas, robos. Además, se implementó la lira turca como moneda, se prohibió hablar en kurdo, el sistema educativo que se implementa es en turco y con su currícula, y por todos lados hay fotos y carteles de Erdogan. Si Turquía y sus grupos pueden establecerse en Alepo o Hama, a la población local les espera eso.

Los favores que Erdogan les hace a muchos otros Estados están a la vista: es el segundo mayor ejército dentro de la OTAN, por momentos aliado de Rusia, por momentos aliado de Estados Unidos, para Europa, el gobierno turco, al que le da millones de euros, es una barrera para que los migrantes no lleguen. Turquía también tiene poder económico y militar: le vende armamento a quienes lo desean, sin importarle absolutamente nada. Pero al mismo tiempo, Erdogan y su gobierno se quieren mostrar como defensores de la causa palestino o antiimperialista. Eso es todo una fachada, porque Ankara tiene relaciones comerciales con Israel. Y además, las masacres de Israel en Gaza, que Erdogan critica tanto, son similares a las que su gobierno comete desde hace veinte años contra los kurdos, salvando las magnitudes. Pero las ideologías que rigen a los gobiernos israelíes y turco son bastante similares, y están basadas en el racismo extremo, la negación del otro, el control y la represión como mecanismo de ocupación territorial, y un pragmatismo desalmado.

¿Cómo podría transformarse el conflicto en Siria si Turquía lograra consolidar su control sobre ciertos territorios sirios? ¿Qué implicancias tiene la resistencia kurda en el equilibrio de poder regional?

— Si las fuerzas que responden a Turquía consolidan nuevos territorios bajo su control, vamos a ver lo que se observa en las zonas ocupadas ilegalmente por los grupos respaldados por Ankara: represión, secuestros de civiles, violaciones a los derechos humanos, retroceso en los derechos conquistados, saqueos de viviendas y muchas otras cosas más. Los grupos que respalda Turquía tienen una ideología similar a la del Daesh. Ante esto, tanto a las FDS como al ejército sirio les queda la opción de proteger a la población civil, evacuarla si no pueden defender algunos territorios y hacer todo lo posible para que a nivel diplomático internacional los países y organismo como la ONU se pronuncien y tomen medidas contra Turquía. 

Los territorios que están bajo la órbita de la AADNES y las FDS viven cambios extraordinarios, donde las mujeres ahora tienen plenos derechos y son el pilar más fuerte de los cambios políticos y sociales. Además, en esas regiones los pueblos con sus diferentes religiones conviven en bastante armonía y paz, algo que antes no sucedía. El proyecto de la AADNES, que el gobierno sirio se niega a aceptar, es alcanzar una mayor democratización de todo el país, donde las minorías tengan derechos plenos.

 En tus artículos describís un posible escenario de descontrol similar al apogeo de Daesh. ¿Qué factores podrían prevenir que se alcance ese punto?

— Aunque el mundo ya está agotado de tantas guerras y violencia, lamentablemente el enfrentamiento armado contra los grupos como HTS o el ENS va a ser desequilibrante para que no puedan controlar más territorio. La defensa de Alepo tendría que ser total, principalmente por parte del ejército sirio y sus aliados internacionales. Las FDS dijeron ya están defendiendo los barrios kurdos de Alepo y en la región de Shehba, donde estaban miles de refugiados de Afrin, están intentando evacuar a la mayor cantidad posible de gente a zonas seguras, pero por lo visto hasta ahora es muy difícil, porque HTS y el ENS intenta cortar todos los posibles corredores humanitarios liberados por las FDS. Sancionar a Turquía y sus vías de financiamiento a estos grupos yihadistas es fundamental. Estados Unidos, Rusia, China y las potencias europeas tienen la capacidad de hacerlo, pero hasta ahora prefieren mantener a Erdogan lo más cerca posible, pese a las tensiones y contradicciones, priorizando las relaciones con Turquía y no la vida de miles de personas, en su mayoría refugiados y desplazados dos o tres veces desde hace más de diez años en Siria.

¿Por qué Bashar Al Assad combate a los kurdos? 

— La negación del Estado sirio hacia los kurdos tiene que ver con que ellos luchan por su identidad, sus derechos políticos, sociales y culturales, por poder educarse en su lengua materna. En general, si bien el pueblo kurdo es de mayoría musulmana sunita, su religión no está por encima de su lucha nacional. Eso, para el Estado sirio como para el turco, iraní o iraquí, es inconcebible, porque son Estado construidos bajo una mentalidad homogeneizante y excluyente hacia las minorías. Esta es una característica que los Estados en Medio Oriente heredaron del modelo europeo de finales del siglo XIX y principios del XX. La concepción estatal en Siria, que es dirigida y planificada por un sector burocratizado y elitista, choca de frente con el proyecto de democracia de base y autonomía que se propone desde la AADNES. Esa propuesta no busca la creación de un Estado kurdo o de tomar el poder en Siria, sino de vivir democráticamente y en convivencia en el mismo territorio. La AADNES siempre dejó en claro que respetan la unidad territorial siria. Para el régimen sirio eso es imposible, porque aceptar es iniciativa es cortar con los privilegios de la clase gobernante y permitir un cambio que se puede convertir en un ejemplo para el resto de Medio Oriente. También hay que dejar en claro que ni Estados Unidos, ni Rusia y mucho menos Irán -actores principales en el conflicto sirio- aceptan esta propuesta de la AADNES y de los pueblos del norte y el este de Siria. No lo aceptan porque este modelo golpea en el corazón del capitalismo, ya sea en su forma estatal clásica, neoliberal o globalista.

Leandro Albani (1980) es periodista. Autor de los libros Kurdistán. Crónicas insurgentes, junto a Alejandro Haddad; Revolución en Kurdistán. La otra guerra contra el Estado IslámicoISIS. El ejército del terror; Mujeres de Kurdistán; La revolución de las hijas del sol (junto a Roma Vaquero Diaz); No fue un motín. Crónica de la masacre de Pergamino;  Ni un solo día sin combatir. Crónicas latinoamericanas y Kurdistán Urgente. Historias de un pueblo en resistencia, publicado en 2024 por la editorial Batalla de Ideas. Es colaborador del portal La tinta y del diario Tiempo Argentino, y de los medios europeos El Salto Diario y Nos Diario. Como corresponsal realizó coberturas en Venezuela, Bolivia, México, Cuba, Ecuador, España, Irán y Kurdistán.

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