Cambio de presidencia de Instituciones Armenias de la República Argentina – IARA
Instituciones Armenias de la República Argentina (IARA) renovó su presidencia siguiendo el carácter rotativo establecido en sus estatutos. Este cambio anual asigna el encabezamiento de la organización, creada en 2016, a una de las ocho agrupaciones fundadoras que la componen. En esta ocasión, la presidencia pasó de la Unión Cultural Sharyum (Hnchakian) a la Institución Administrativa de la Iglesia Armenia (IAIA), que vuelve a ocupar el rol tras haberlo desempeñado al inicio de IARA.
En el acto, realizado en el Arzobispado de la Iglesia Armenia en la ciudad de Buenos Aires, se destacó el trabajo realizado por la gestión saliente y las expectativas de la nueva presidencia. El presidente saliente, Sergio Tchabrassian, agradeció el apoyo recibido durante su mandato y reconoció los desafíos enfrentados. Por su parte, el nuevo presidente, Carlos Manoukian, planteó la necesidad de actualizar reglamentos y metodologías de trabajo, enfatizando la importancia del respeto mutuo y la colaboración interinstitucional.
“Tenemos que resolver cuál es el espacio y la frontera de IARA para evitar confusiones y superposiciones,” manifestó Manoukian. Señaló que la creación de IARA se originó como respuesta a la falta de coordinación en la comunidad en distintos aspectos. Asimismo instó a las instituciones miembros a reflexionar y proponer mejoras en las bases de trabajo para avanzar de manera conjunta. “El respeto entre dirigentes e instituciones es fundamental. Si no podemos acordar un respeto mínimo, será muy difícil avanzar con cualquier proyecto,” destacó.
En otro tramo de sus palabras sostuvo: “Hace muchos años que somos dirigentes, tanto que mucha gente dice que estamos "atados a la silla". No hay institución que no esté pasando por lo mismo. No hay institución que no tenga dirigentes que llevan 40 ó 50 años en las direcciones y en las decisiones de cada una. Prácticamente todos tuvimos una gran falencia en la renovación. Esto también hay que analizarlo”.
El embajador de Armenia en Argentina, Hovhannes Virabyan, también estuvo presente en el traspaso y dirigió sus palabras a los representantes institucionales presentes. Felicitó a la gestión saliente y auguró éxitos a la nueva presidencia, subrayando la importancia de la unidad y del involucramiento de las nuevas generaciones. “Es vital encontrar formatos para incluir más jóvenes en las actividades de IARA. Fortalecer la comunidad en Argentina es clave para poder ayudar a Armenia,” señaló.
Por su parte, el obispo de la Iglesia Apostólica Armenia para Argentina y Chile, Aren Shaheenian, destacó la relevancia del trabajo en unidad y amor por la comunidad y la nación. “Donde no hay respeto, no hay amor. Donde no hay amor, no hay unidad. Y donde no hay unidad, no hay fuerza. Si nuestra nación sobrevive hasta el día de hoy es porque existió ese amor por lo nacional,” afirmó.
El evento también se convirtió en un espacio para reflexionar sobre los desafíos que enfrentan las instituciones de la comunidad armenia en Argentina, como la búsqueda de mayor coordinación en actividades clave como la educación.
La mirada de la FRA-Tashnagtsutiún
En este marco, consultado por Diario ARMENIA, Hagop Tabakian, representante de la FRA-Tashnagtsutiún, aportó una mirada amplia sobre el rol que deben asumir los dirigentes comunitarios en este momento particular.
“Considero que en momentos tan difíciles para la amenidad, donde está en juego dentro de qué condiciones Armenia deberá establecer su futuro, Artsaj y su pueblo redireccionar su destino y la diáspora recomponer y fortalecer su estructura para entender su rol fundamental en este nuevo tablero, los dirigentes comunitarios deben conducir a la gente hacia ver con claridad estos desafíos", comenzó Tabakian.
"Estamos hablando de preservación de la identidad. Los riesgos del ayer hoy siguen siendo protagonistas y, lejos de relajarse por aquellos logros obtenidos, la defensa sobre los derechos de todo un pueblo están en primer lugar".
"Hay un peligro que está en el ambiente, pero instalado de manera premeditada por las tendencias que rocía el poder sobre las personas. Este peligro es estimular los brotes individualistas por sobre el orden institucional de las cosas", opinó. "Si las dirigencias actuales no dan cuenta de ello y sólo concentran su análisis en cuestiones banales y alejadas de la realidad, el sentido de las instituciones y sus objetivos se perderá, junto con algo tan potente como es el poder de la representatividad", agregó.
"IARA tiene como antecedentes algunos puntos básicos, como la defensa en conjunto y en unidad de la amenidad ante los embates de los enemigos (el poder de lobby turco y azerí hoy) en las ciudades donde están establecidas las comunidades armenias. La unificación en criterio y en respuesta ante las olas del discurso negacionista, tan fácil de filtrarse en ámbitos diplomáticos, educativos y políticos en las sociedades que vivimos", explicó. “En los dichos del nuevo presidente creí entender que la creación de IARA fue producto de la necesidad de coordinar un desorden en la burocracia interinstitucional de la comunidad hacia el afuera. No hay que distorsionar la génesis de las cosas porque después los caminos a seguir dejan de tener el sentido de su origen. La necesidad de coordinar a aquellos que puedan empezar a establecer un futuro ordenado y organizado de cómo educar a las nuevas generaciones es otro punto clave", comentó.
"Entre otros aspectos que, en el transcurso del tiempo, fueron tomando protagonismo y que excedían al ámbito de una sola institución, como lo acontecido con Artsaj en este último tiempo o los ataques sobre territorios soberanos armenios hoy mismo", afirmó.
"Entiendo que otro de los grandes desafíos, y parte de esto último que venimos señalando, es incorporar la mirada de nuevos actores, más jóvenes, a la vida institucional, donde no sólo se amplía el análisis crítico, sino que se revitaliza la fuerza en la acción y el desarrollo de las instituciones. Claro que esto es parte de un síntoma casi generalizado en las instituciones comunitarias y debe ser, como dijimos, un punto a trabajar urgente", dijo. "Ahora, lo justo es que hay algunas instituciones como la FRA-Tashnagtsutiún, HOM y Homenetmen que ya tienen este proceso en marcha y gran parte de sus conducciones se renuevan de manera sistemática, clara y democrática. Entonces, el tema se tendrá que resolver en cada institución de manera individual y no instalarlo como un síndrome general porque ya algunas instituciones lo vienen resolviendo en forma natural", concluyó.
"Para cerrar, quiero recalcar que nuestra fortaleza no será hablar de unión por sobre todo, sino hablar de las condiciones claras en que esa unión se desarrolle y sea más duradera. Sin silencios permisivos, sin cegueras eternas, con un compromiso profundo para torcer la realidad y sin volver a maquillar sistemáticamente algo que está en crisis", finalizó Hagop Tabakian.