Talaat Pashá, el genocida que cayó en Berlín, pero tuvo funeral de Estado en Estambul

13 de marzo de 2025

Se cumplen 102 años del primer acto justiciero de los armenios contra los genocidas turcos. Un siglo después, Mehmet Talaat, uno de los arquitectos del genocidio armenio es venerado en Turquía como un héroe nacional.

Ésta fue la primera parte del interrogatorio al que fue sometido Soghomon Tehlirian aquel 15 de marzo de 1921 en Berlín por parte del criminalista Gnass, sólo horas después de haber ajusticiado a Mehmet Talaat Pashá en la capital alemana. El extracto es citado en el libro “Operación Némesis, los vengadores armenios” de Jacques Derogy.

“El intérprete (Georges Caloustian) hacía señas desesperadas al inculpado, ya que cada respuesta afirmativa no hacía más que agravar jurídicamente su situación. No obstante, Tehlirian continuaba sobre sus pasos”, prosigue Derogy. Y el diálogo entre interrogador e interrogado siguió del siguiente modo:

En este punto hay un dato interesante. Al revisar el cadáver de Talaat Pashá el criminalista Paul Scholz halló en su bolsillo un pasaporte extendido a nombre de Alí Salim Bey, empresario turco con residencia en el número 4 de la calle Hardenberg, justo frente al cual fue asesinado de un disparo en la nuca, tras lo cual cayó de boca sobre el adoquinado de la calle.

Los forenses determinaron que “el cerebro estalló por completo y sufrió una presión tal que le provocó la muerte instantánea, seguida de un paro cardíaco”.

La mano del Estado

Dato curioso, o no tanto, el contrato de alquiler de la casa había que habitaba Talaat había sido firmado por el secretario de la Embajada de Turquía en Alemania, Chiah Bey.

Así, la mano del Estado otomano intervino para ayudar en la huida a un genocida, uno de los mayores responsables políticos del genocidio armenio comenzado en 1915, que había debido escapar de su propio país sólo 24 horas después de la capitulación ante los Aliados en la Gran Guerra.

Quien reconoció su cuerpo en la morgue fue el doctor Behaeddin Shakir, otro dirigente turco en el exilio, y quien diseñó el plan de deportaciones y exterminio de los armenios, dejando “los dedos marcados” en su ya famosa correspondencia epistolar con el propio Talaat Pashá, que en este momento yacía enfrente suyo, sobre una camilla y con un tiro en la cabeza.

Fue el propio Shakir quien le dijo a los investigadores alemanes que el asesinado no era Alí Salim Bey sino el Grand Vizirdel Imperio Otomano, Talaat Pashá, ex ministro del Interior y hombre fuerte del triunvirato que dirigió el gobierno turco en los años finales del Imperio Otomano, a partir de la Revolución de los Jóvenes Turcos de 1908.

Lo que sigue es historia conocida. Soghomon Tehlirian fue llevado a juicio ante la Corte Criminal en Berlín y finalmente absuelto tres meses después, luego de argumentar que no había habido premeditación, sino que la imagen de su madre apareció en sus sueños, diciéndole: ¿Cómo, tú sabes que nuestro asesino está aquí, delante de tus ojos, y tú permaneces indiferente? ¡Tú no eres más mi hijo!

Las remembranzas del genocidio que tuvo a la víctima como protagonista, aparecieron una vez más en el funeral de Talaat. Nuevamente fue Behaeddin Shakir el encargado de despedir al genocida.

“No crean que, con este sirviente de Alá, con este hombre de principios, nosotros enterraremos nuestras esperanzas. No, ante este horroroso ajuste de cuentas, un pensamiento nos consuela: No existen dudas de que nosotros triunfaremos. Talaat Pashá estaba a punto de pagar la parte de la deuda que le correspondía y la suerte decidió así…”, dijo sin ponerse colorado.

Hubo presencia del Estado turco en el funeral, representado por funcionarios de la embajada turca en Alemania y el ministro de Marina de ese país, entre otros.

Coqueteando con los nazis

Pasadas más de dos décadas de ese momento, la reivindicación por parte de la República de Turquíade la figura de Talaat Pashá, uno de los arquitectos del genocidio armenio 1915-1923 que aún permanece impune, no dejó lugar a dudas.

El 25 de febrero de 1943, tras la exhumación de los restos en Berlín, Mehmet Talaat fue trasladado a Turquía y se procedió a una nueva inhumación, esta vez con honores y como un funeral de Estado, en el Monumento de la Libertad levantado en el distrito Şişli-Mecidiyeköy de Estambul.

A instancias del entonces primer ministro, Mehmet Şükrü Saracoğlu, se decidió repatriar los restos de Talaat Pashá. Fue en el marco de unas buenas relaciones políticas con la Alemania nazi, al punto que, en junio de 1941, en pleno apogeo del Tercer Reich, ambos países firmaron el Tratado de Amistad y No Agresión, por el cual los nazis se aseguraban que Turquía no entrara en la guerra del lado aliado.

El Tratado de Amistad y No Agresión con Turquía lleva la firma de Şükrü Saracoğlu y de Franz von Papen, que en 1933 había sido el vicecanciller de Adolf Hitler y desde 1939 era embajador de Alemania en Turquía. El apoyo del régimen nazi fue parte de la estrategia de seducción de Hitler para mantener a Turquía como aliado, o al menos como “no enemigo”.

Tras la campaña alemana a la Unión Soviética en junio de 1941 (Operación Barba Roja) Von Papen logró convencer al gobierno turco de que cerrara los estrechos a los buques soviéticos, pero no pudo obtener lo mismo con los barcos mercantes que portaban la bandera roja con la hoz y el martillo.

En su libro “Talaat Pashá: Padre de la Turquía Moderna, arquitecto del genocidio”(2018), el historiador suizo Hans-Lukas Kieser asegura que el nuevo entierro de Talaat simbolizó su "plena rehabilitación e instalación como una figura destacada y positiva en la historia pública turca".

Tras el regreso de los restos de Talaat a su patria, intelectuales, periodistas y políticos expresaron palabras edulcoradas hacia la figura del exministro del Interior.

Por caso, el escritor turco Orhan Seyfi cuestionó la absolución de Soghomon Tehlirian, pero sostuvo que Alemania compensó ese hecho transportando el cuerpo de Talaat a Turquía en 1943.

El escritor Hüseyin CahitYalçın publicó en 1946 las memorias de TalaatPashá, enfatizando en el prólogo que fue “un patriota fuerte, dispuesto a sacrificarlo todo, incluso su propia vida, por la salvación y el bienestar de la patria”.

Otros intelectuales destacaron el “aporte” de Talaat y la legitimidad de la lucha contra los elementos no turcos de la sociedad turca. Más claro, echarle agua.

Carlos Boyadjian
Periodista
coboyadjian@yahoo.com.ar

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