Un acuerdo que implica muchos compromisos
Luego de meses de conversaciones primero reservadas y luego públicas, finalmente se produjo en Armenia el acuerdo entre el gobernante Partido Republicano y la Federación Revolucionaria Armenia. De resultas de ese convenio el Tashnagtsutiún se hizo cargos de tres carteras ministeriales y dos gobernaciones.
Con presencia dispar en el Parlamento la FRA jamás dejó de ser protagonista de la política interna y externa del país. Su primera coalición de gobierno fue con Robert Kocharian, luego tuvo una fugaz sociedad con el actual mandatario Serge Sarkissian, interrumpida unilateralmente por no coincidir con la política exterior establecida a partir de la firma de los Protocolos con Turquía.
El Tashnagtsutiún jamás buscó ventajas políticas en sus participaciones en las administraciones de Kocharian y Sarkissian, de hecho sus responsabilidades de gobierno siempre estuvieron ligadas a los sectores más sensibles de la vida social, educacional y económica armenia.
Este “Acuerdo de Cooperación Política” no es una coalición de gobierno pues tiene objetivos claramente delimitados (ver página cinco) cuya concreción opone un enorme desafío para la FRA-Tashnagtsutiún. Administrar la economía, el desarrollo interno y poner en valor la educación y las ciencias no será una cuestión sencilla de resolver. Tampoco será fácil gobernar las provincias de Shirag y Arakazodn. Recordemos que en la primera de ellas se encuentra Gyumrí, la segunda ciudad de Armenia que aún arrastra el déficit económico y habitacional provocado por el terremoto de 1988. Luego de veintisiete años, los gobiernos armenios no lograron o no supieron cómo devolver a sus habitantes la dignidad que importa tener un trabajo y un hogar propios.
Arakazodn es también una provincia con serias carencias y además, al igual que Shirag es limítrofe con Turquía por lo que las actuales tensiones políticas del vecino país con Rusia se ven reflejadas en la preocupación de sus habitantes que son los que más sufren el bloqueo fronterizo.
El Tashnagtsutiún tiene mucho que perder si esta arriesgada jugada patriótica no funciona adecuadamente. Y digo arriesgada porque se hace cargo de enfrentar los monopolios y encauzar la economía, también del desarrollo de la infraestructura nacional tantas veces postergada. Finalmente, la educación y las ciencias, columnas vertebrales del futuro de Armenia.
Por estos días se suceden en Armenia grandes especulaciones en torno a este compromiso que desacomodó a una oposición cada vez más fragmentada y débil. No existe en este momento una agrupación política que tenga una plataforma fundacional y programas concretos de desarrollo como la FRA, para bien de un país que pronto celebrará el cuarto de siglo de la recuperación de su independencia.
El Tashnagtsutiún tal vez no sea el más popular de los partidos políticos armenios, pero es el más comprometido con su nación armenia. Muchos de los cambios constitucionales recientemente aprobados coinciden con su sistema de gobierno de 1918, en especial el régimen de corte parlamentario. No es una novedad para la FRA, que también reclamó por largos años que se modificara el sistema de elección parlamentaria para eliminar los comicios fraudulentos y amañados. También se logró ese objetivo.
Ahora, desde el propio seno de un gobierno que lo invitó a compartir responsabilidades y compromisos, el Tashnagtsutiún dará lo mejor de sí para que Armenia comience de una vez por todas a transitar el sendero hacia una verdadera nación independiente, libre y soberana.
Jorge Rubén Kazandjian