Ieghishé Charentz, un emblema
El legado literario de un escritor nos puede ayudar a comprender el alma y el sentido de la lucha por la vida, la justicia y la memoria viva de su legado. Con motivo del Día Internacional de la Poesía, recordamos a Ieghishé Charentz (1897-1937) una gran personalidad cuyo trágico final nos hace pensar en Federico García Lorca, el titán de las letras castellanas, que fue fusilado por el franquismo en la misma época que el estalinismo terminaba con Charentz.
Los familiares de ambos no han podido aún encontrar sus cuerpos.
Sin embargo, tanto uno como el otro, siguen vivos. En el Museo Charentz de Ereván se realizó una de las tantas reuniones del Día Mundial de la Poesía. En las palabras de Lilit Hagopian (directora del Museo Charentz) como en las declaraciones de Kohar Charentz (nieta de Ieghishé) surgieron voces de aliento para los estudiantes que renuevan su identificación con las letras armenias y la literatura universal.
Cuatro décadas de pasiónCharentz nació en Kars, ciudad armenia, en 1897, y a los 21 años ya había escrito su primer poema, publicado en medio del Genocidio perpetrado por el Imperio Turco-Otomano y de la Primera Guerra Mundial, en la cual se ofreció como voluntario.
Testigo de la epopeya de Van en 1915, Charentz conoció la destrucción que los atacantes del ejército turco habían causado a la población armenia originaria, provocándole un dolor imborrable que más tarde se reflejó en sus poemas. Luego de sus estudios universitarios en Moscú, se identificó con los ideales leninistas. Se unió al Ejército Rojo, luchó en Rusia y en el Cáucaso. En 1919, se refugió en una Armenia ya convertida nuevamente en Estado y ocupó un cargo estatal en la primera República libre y democrática, creada el 28 de Mayo de 1918.
Regresó a Moscú en 1921 para estudiar literatura y artes. En agosto de 1934 Maxim Gorki le presentó a los primeros delegados del Congreso de los Escritores Soviéticos. En 1924-1925 Charentz realizó un viaje al extranjero, visitando Turquía, Italia (donde conoció a Avedik Isahakyan), Francia y Alemania. A su regreso fundó una unión de escritores y trabajó para la editorial estatal (1928-1935)
Su colección de poemas fue impresa en 1933, pero su distribución fue retrasada por el gobierno soviético hasta el año siguiente, cuando fue reeditada con algunas revisiones. William Saroyan lo conoció en 1934 en Moscú, describiéndolo como un hombre cortés, brillante y desesperadamente triste. Con excepción de algunos poemas en revistas, Charentz no pudo publicar nada después de 1934. En julio de 1936, cuando el primer ciudadano de la Armenia Soviética, Aghasi Khanjian (Primer Secretario del PCA), fue asesinado por Lavrenti Beria, Charentz escribió una serie de siete sonetos, que tuvieron gran repercusión.
Después de la muerte del Padre Gomidás en París, y su inhumación en Ereván, escribió una de sus últimas grandes obras, "Réquiem aeternam en Memoria de Gomidás" (1936). Víctima del estalinismo, Charentz fue acusado de "actividad contrarrevolucionaria y nacionalista" y encarcelado en 1937 durante la Gran Purga.
Murió en el hospital de la prisión, sin saberse todavía el destino de su cuerpo. También se prohibieron todos sus libros. Sus amigos guardan muchos de los manuscritos del gran poeta. Fue “rehabilitado” en 1954, después de la muerte de su verdugo Stalin.
Carlos Luis Hassassian