El orgullo de pertenecer (1)
Existe una organización juvenil armenia que este año cumplirá sus jóvenes setenta y cinco años en nuestro país. Tres cuartos de siglo y al menos cuatro generaciones pasaron por sus filas al servicio de la reivindicación de los derechos del pueblo armenio y las causas justas. Esa organización mundial se llama Unión Juventud Armenia de la FRA-Tashnagtsutiún y tengo el enorme honor de haber ingresado a ella hace casi cincuenta años.
Y no voy a decir que pertenecí porque siento íntimamente que todavía milito, en especial porque reconozco en sus actuales integrantes el mismo espíritu de pertenencia que me inculcaron desde el primer día en que pisé la sede de la filial Sosé-Zartarian, Berdjuhí - Raffí del Bajo Flores.
Era un viejo edificio que alguna vez había sido un hermoso petit hotel, de esos que había muy pocos en aquellos barrios casi marginales de Buenos Aires. Pero tenía un encanto especial, el sabor de hogar armenio y compañeros que rápidamente me adoptaron como si fuese un viejo integrante de la familia.
Claro que mis raíces tashnagtsagán tanto de padre como de madre me habían preparado para ese primer momento, pero honestamente jamás me hubiera imaginado que en ese día de 1968 comenzaría una nueva vida para mí.
Pronto me encontré integrado a un grupo que militaba políticamente sin dejar de lado el aspecto social y mucho menos el deportivo. Cada fin de semana decenas de niños y adolescentes poblaban el Zarta, como se le conocía por entonces, para practicar algún deporte o participar de su intensa vida social, pero al mismo tiempo también para conocer la historia de su pueblo y sus reclamos de justicia.
De esa generación surgieron muchos futuros dirigentes de la FRA-Tashnagtsutiún que supieron asimilar su paso por UJA como el camino de la experiencia que les proyectaría en el futuro del partido que ya superó su siglo y cuarto de vida.
Unión Juventud Armenia sigue siendo un semillero de ideas revolucionarias como lo ha sido desde su creación, simplemente porque su fundador Arsén Mikaelian era justamente eso, un militante revolucionario nacido en Artsaj que recorrió el mundo luchando por un ideal, el de una patria libre, unida e independiente. Esa premisa vive en todos los que alguna vez transitamos por sus filas, habiendo transformado el hábito de vida de muchos de nosotros.
Tiempo atrás, durante una marcha de las tantas que Unión Juventud Armenia protagoniza cada año en protesta y reclamo por justicia y reparación escuché que ser integrante de UJA era un sentimiento y no pude menos que estar de acuerdo porque de pronto mi mente se transportó a la primera vez que salimos a pegar carteles en vísperas de un 24 de Abril en pleno gobierno militar de Onganía.
El sentimiento del deber cumplido luego de la pegatina nos hacía sentir partícipes de una lucha que antes habían protagonizado nuestros valientes fedaí en la lucha de resistencia contra el genocida turco.
Medio siglo después de ese crimen de lesa humanidad, un puñado de chicas y chicos se entregaba a una protesta silenciosa para visibilizar el genocidio en una época de oscuridad y persecución política. (continuará)
Jorge Rubén Kazandjian