Argonautas, Troya, Alejandro Magno: armenios en el mundo heleno

17 de marzo de 2023

Los lazos de los armenios con el mundo heleno se remontan a tiempos inmemoriales. Desde hace 40 siglos, armenios y griegos han vivido y siguen viviendo juntos. El hecho de que el idioma armenio se refiera a los griegos con el nombre “huyn” y a la Hélade “Hunastán”(en ambos casos con la h pronunciada), denota según algunos estudiosos, los contactos que desde antaño tenían los armenios con una parte de los antiguos griegos: los Jonios, quienes hace milenios habitaron en las costas occidentales de Asia Menor sobre el Mar Egeo.

En su extensa obra de 17 libros titulada “Geographica” –una especie de atlas geográfico mundial de la época- el célebre geógrafo e historiador griego Estrabón (63 a.C. – 23 d.C.) hace mención de los armenios a través de una leyenda griega. Se trata de la famosa expedición de los Argonautas (ver mapa abajo)encabezada por Jasón, quien llega a la Cólquide en la costa oriental del Mar Negro (Poti en la actual Georgia), en búsqueda del vellocino de oro.

“He aquí la antigua historia de este pueblo...” comienza Estrabón y cuenta que uno de los miembros de la expedición que parte del puerto de Yolcós a bordo de la nave “Argo”, es Armenos, oriundo de la ciudad Armenion* en Tesalia (región de Grecia central), quien no regresa con el resto de los tripulantes a Grecia sino que adentrándose más allá de la Cólquide, se establece allí, en la tierra que tomaría su nombre: Armenia... (1).

La leyenda de la expedición argonáutica, según muchos investigadores, está basada en los acontecimientos históricos de la época micénica cuando los griegos (aqueos según Homero) abrían nuevos caminos comerciales, buscando oro y otros objetos preciosos. Así, en el siglo XIII a. C. los aqueos de Magnesia (provincia de Tesalia) se lanzan al mar en busca de un espacio económico vital hacia el norte, en la zona del Mar Negro. De hecho, para hacer frente a las fuertes corrientes del Bósforo, desarrollan naves no ya de 30 sino de 50 remos, de las cuales la mítica “Argo” es el arquetipo.

Algunos lingüistas señalan que el verbo armenizo (en griego moderno: navegar en el mar) proviene de la palabra ármenon (vela de nave), probablemente ambas relacionadas con Armenos, el navegante que acompaña a Jasón.

Estrabón sostiene que las largas túnicas e incluso las vestimentas de guerra que usan los armenios son muy similares a las de los tesalios y que el río armenio por excelencia, el Arax, presenta un gran parecido –tanto en su morfología como en su nombre- con el río Araxis (hoy conocido como Pineó) de la región de Tesalia.

¿Leyenda o historia?

Estrabón menciona como fuente de todo lo antedicho un extracto de una obra que no ha llegado hasta nosotros. Sus autores, Kircilo de Farsalia y Medeo de Larisa -ambas ciudades ubicadas en Tesalia- participan de la campaña de Alejandro Magno.

“Los investigadores han llegado a la conclusión de que la leyenda de Armenos se debe a Kircilo y Medeo, quienes encontrándose en Armenia Menor (Pokr Hayk) observaron la semejanza de algunos toponimios -y similitudes en la vestimenta- con los de su patria Tesalia, así como parecidos linguísticos entre los idiomas armenio y griego de la época, debido al origen común indoeuropeo. Además, es sabido que durante la campaña de Alejandro Magno se crearon leyendas semejantes, con objetivos políticos, respecto a los persas, los medos y otros pueblos de Oriente, relacionadas con la supuesta migración de los mismos desde la península balcánica”, aclara Samvel Ramazian (2).

Cabe señalar que los antiguos historiadores que hacen referencia a la leyenda de los Argonautas, afirman que la expedición la integraban 50-55 navegantes de distintas regiones de Grecia, pero no mencionan entre ellos el nombre de Armenos, lo que supone que este personaje sería un agregado de época posterior. De todos modos, en la lista que aparece en el monumento que hoy evoca a la mítica nave, ubicado en la ciudad de Volos (foto abajo), el de Armenos figura entre los nombres de los argonautas.

Por último, es de destacar que en las páginas del libro “Ashjarhatsuits” del siglo VII, en la sección donde se describe la región de Macedonia, se habla de “la Gran Tesalia, de donde los armenios”. “Lo más probable es que el geógrafo armenio se haya basado en la obra homónima de Estrabón”, sostiene Ramazian.

La “República”, la “Ilíada”, “Los Persas”

Otra referencia-testimonio sobre las relaciones entre armenios y griegos en la época antigua es la que nos da Platón (427-347 a. C.) en la “República”, donde habla del armenio Ará (Erá, Hir o Hirós) de Panfilia (versos 614-616), quien según los estudiosos, se relaciona con el rey armenio Ará el Hermoso, presentado por la leyenda pagana armenia como un semidiós que muere en la guerra y luego resucita. Esta y otras leyendas, como la lucha del rey Aram contra los Titanes, testimonian acerca de la relación histórica y cultural que en la antigüedad mantienen los armenios con el mundo heleno en general y del Asia Menor en particular.

Según Movsés Jorenatsí (historiador del siglo V, considerado “padre de la historia armenia”), durante el transcurso de la guerra de Troya (siglos XIII-XII a. C.) el rey armenio Zarmair envía ayuda aliada al rey Príamo de Troya en contra de los aqueos (micénicos) y muere en la batalla. “Y nuestro Zarmair... con el poco numeroso ejército etíope ayuda a Príamo y muere allí, herido por los valientes griegos, aunque yo hubiera deseado que fuera a manos de Aquiles y no de otro valiente”, cuenta Jorenatsí en su Historia de los Armenios (libro A, capítulo LB). Finalmente, en la Ilíada de Homero se menciona a Askanios, quien acude en ayuda de Príamo (Rapsodia B, versos 862-863). Los investigadores señalan que se trata del mencionado Zarmair.

Ante la constante omnipresencia de los armenios en la historia antigua, el lector probablemente se pregunte si hubo también algún armenio entre los integrantes del grupo comando de Ulises que se escondió dentro del caballo de Troya... Por el momento, la respuesta es negativa. Tampoco hay evidencias de ningún armenio compañero de armas de Aquiles que pudiera haberle cubierto el talón contra la flecha de Paris, ni de si la reina Hécabe de Troya, siendo hija del rey de Frigia, tenía algún remoto origen armenio...

Hablando ya seriamente, el historiador griego Heródoto (480-420 a. C.) cuenta que en tiempos de los aqueménidas y en tanto súbditos de los persas, los armenios participan en sus campañas de conquista y menciona que en el 480 a. C. durante el ataque del rey Jerjes contra Grecia, el armenio Ardokmés –yerno de Darío I- es el comandante de los batallones de armenios y frigios. En la misma campaña militar encontramos a otro general armenio, de quien Esquilo hace mención en su tragedia “Los Persas” (versos 966-968), de nombre Sevakis (Sevak, nombre propio amenio que significa “ojo negro”).

La “Anábasis” de Jenofonte

Uno de los testimonios históricos más importantes sobre Armenia y los armenios viene de la mano de Jenofonte el ateniense (431-360 a.C.) quien participa como miembro de un cuerpo de mercenarios griegos en la campaña de Ciro el Joven -sátrapa persa de la región del Asia Menor- en contra de su hermano, el rey persa Artajerjes II, con el objeto de destituirlo y asumir el trono.

Luego de la derrota y muerte de Ciro el Joven en la batalla de Cunaxa en el año 401 a. C. la expedición llega a su fin y los cerca de 10 mil guerreros griegos, encabezados por Jenofonte, comienzan su retirada. Y no es casual que el camino de regreso elegido atraviese Armenia, a pesar de que esta última se encuentra sometida a la soberanía persa bajo el mando del “sátrapa Orontes”, quien viene a ser ni más ni menos que el rey armenio Yervant II (404-360 a. C.).

En su trayecto de sur a norte de Armenia (mapa abajo), los griegos se dirigen desde la Mesopotamia hacia el sur del lago Van y de allí hacia el Mar Negro, para regresar desde Trebisonda a la Grecia metropolitana. Esta retirada (regreso) es la que describe Jenofonte en su obra Anábasis, conocida en armenio como “Retirada de los miles”.

En algunos pasajes de la obra, Jenofonte describe en detalle su paso por Armenia, las características del país y el modo de vida de sus habitantes. Luego de múltiples dificultades durante la marcha a través de las montañas, los griegos llegan a la llanura de Mush. “Aquel día se alojaron en las aldeas situadas encima de la llanura regada por el río Centrites (...) que sirve de límite entre la Armenia y el país de los carducos (kurdos). Los griegos descansaron allí, viendo con gusto una llanura (...) Se alojaron en estas aldeas llenos de contento, con abundantes víveres a su disposición”.

Luego de algunos enfrentamientos con los carducos y de atravesar el río, “se pusieron en marcha a través de Armenia y llegaron a una aldea que era grande; en ella había un palacio para el sátrapa y la mayor parte de las casas tenían torrres; los víveres abundaban”.

Siguiendo su derrotero llegan al río Teléboa y encuentran numerosas aldeas. “Esta comarca se llamaba Armenia occidental y tenía por gobernador a Tiríbazo, amigo del rey”, con quien los griegos “hacen las treguas”. “Encontraron allí toda clase de cosas buenas: reses, trigo, viejos vinos de olor exquisito, uvas pasas y legumbres de todas clases” aunque el duro invierno de Armenia hace estragos pues “se quedaban atrás los soldados que habían perdido la vista a causa de la nieve y aquellos a quienes el frío había helado los dedos de los pies”.

Jenofonte nos cuenta acerca de los banquetes y la hospitalidad hacia los soldados griegos en las aldeas armenias: “Por dondequiera que pasaba cerca de una aldea, (Jenofonte) iba a visitar a los soldados que allí se encontraban, y en todas partes los hallaba llenos de alegría y celebrando grandes comilonas; en ninguna parte les dejaban seguir sin servirles antes de almorzar. Y no había sitio donde no les pusiesen en la misma mesa carne de cordero, de cabrito, de lechón, de ternera y de ave, con panes en abundancia, tanto de trigo como de cebada. Y cuando alguno, por amistad hacia otro, quería beber a su salud, lo llevaba a la jarra y allí tenía que bajar la cabeza y sorber como si fuera un buey...” (2).

Leyendo la Anábasis, queda claro que lo que uno experimenta en Armenia respecto a la hospitalidad, las comidas y los brindis, ¡se mantiene intacto desde hace 2.500 años!

Alejandro Magno ¿conquista Armenia?

Como ya hemos señalado, en su carácter de súbdita de la Persia aqueménida, Armenia participa con su infantería y su caballería en casi todas la batallas contra el ejército de Alejandro Magno, especialmente en la de Issós (333 a. C.) y en la de Gaugamela (331 a. C.), al noreste de la actual Mosul, en Irak.

Darío III es derrotado en esta última batalla, la cual marca la debacle del Imperio persa. Gaugamela es considerada una obra maestra de la estrategia militar y la mayor victoria de Alejandro Magno.

Según los historiadores Rufo (Quintus Curtius Rufus) y Flavio Arriano (Lucius Flavius Arrianus), en la guerra de los persas contra Alejandro Magno participan los ejércitos de Armenia Mayor (Medz Hayk) y de Armenia Menor (Pokr Hayk) encabezados por los reyes armenios Orontes (Yervant) y Mithravstes (Mihrvahisht)(3). Sólo el ejército de Armenia Mayor contaba con “40 mil infantes y 7 mil jinetes” (4).

Los armenios constituyen la segunda fuerza más importante en el conjunto de los ejércitos persas y en Gaugamela se les encomienda la defensa del flanco derecho en el campo de batalla. Los mencionados historiadores romanos sostienen que incluso después de la retirada de Darío del ala central, el flanco derecho al mando de los armenios contraataca y rodea al ejército macedonio bajo las órdenes del general Parmenion, quien envía un urgente mensaje a Alejandro para que acuda en su ayuda. Es así como Alejandro Magno deja de perseguir a Darío y retorna en auxilio de su ejército.

Por si surge alguna duda, aclaremos que Parmenion es un militar y noble macedonio que estuvo al servicio del rey Filipo II, padre de Alejandro, y ahora de éste. Su nombre no tiene relación alguna con los armenios, al menos por el momento...

Tras la batalla de Gaugamela, Alejandro extiende su campaña de conquista a las zonas centrales del imperio: Babilonia, Elam, Persia. La mayoría de los historiadores de la antigüedad no menciona a la Gran Armenia (Mayor) entre los países conquistados por el ejército de Alejandro.

“Si bien la Armenia Menor, al oeste del Éufrates, formó parte de un reino separado, uniéndose al norte con el Ponto y al oeste con Capadocia (...) debemos mencionar que el propio Alejandro nunca puso un pie en la Meseta Armenia, a pesar de alegatos legendarios en sentido contrario. Las referencias de las fuentes clásicas relacionadas con este período, sugieren claramente que Armenia estaba fuera del alcance de los nuevos conquistadores macedónicos, si bien en ocasiones se vio obligada a reconocer su jefatura suprema”, sostiene la historiadora Nina Garsoian (5).

Cabe agregar que Alejandro ofreció la satrapía de Armenia al persa Mithrino, un general de Darío quien en 334 a. C. le había entregado la fortaleza de Sardes, capital de la satrapía de Lidia. “Sea como fuere, una designación semejante no era más que una formalidad, pues en los hechos Mithrino nunca gobernó Armenia”, afirma Ramazian.

Lo cierto es que la campaña militar de Alejandro Magno y la caída del Imperio persa tienen dos consecuencias inmediatas sobre Armenia: por un lado, contribuyen directa o indirectamente a la independencia –o autonomía- del país bajo el reinado del sátrapa Orontes, quien desde el 331 al 300 a. C. gobierna como rey Yervant III. Por el otro, Armenia entra en contacto con la civilización griega conocida como “helenística”, la cual será también el común denominador de los reinos creados por los sucesores de Alejandro en Egipto y en todo el cercano Oriente.

La cultura helenística estará también muy presente en Armenia y especialmente en la dinastía Artashesian, la que a partir del año 190 a. C. pondrá las bases del primer gran reino armenio independiente.  Hasta el más renombrado de los reyes armenios, Tigrán el Grande, será un admirador del mundo heleno.

Ricardo Yerganian
Exdirector de Diario ARMENIA
 

(*) El pueblo Armenos, ubicado en Tesalia entre las ciudades de Volos y Larisa y cerca del lago Karla, cuenta hoy con aproximadamente 1.000 habitantes. Se encuentra muy cerca de la antigua ciudad fortificada de Armenion de la época micénica, de la cual quedan restos de muros ciclópeos.
(1) Estrabón, “Geographica” IA, Kaktos Publications, "Los Griegos".
(2) Jenofonte, Anábasis, Biblioteca Virtual Universal, Libro IV, Cap. III-IV-V, pp. 70-79.
(3) S. Ramazian, Historia de las relaciones militares armenio-griegas, Atenas, 2010, p. 38.
(4) J. G. Droysen, Historia de Alejandro Magno, Atenas, 1993, Vol. 1, p. 318.
(5) N. Garsoian, The emergence of Armenia, The Armenian people from ancient to modern times, edited by Richard Hovannisian, New York, 1997, Vol I, p. 44.

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