Barriletes al cielo…
Finalizando agosto, todo 1°A y 1°B realizó una barrileteada, la jornada se desarrolló en el patio de la escuela y todos los niños y niñas dijeron presente.
El proyecto se había iniciado ya en los primeros días del mes, en este momento del año son muchas y variadas las situaciones que los invitan a leer y escribir a partir de hechos cotidianos, en algunas ocasiones ayudan a sus familias a apuntar listas de compras, en otras a reconocer los nombres de los productos, o a seguir instructivos para desarrollar los pasos de una receta, ojeando los ingredientes o midiendo cantidades.
También hay oportunidades en las que aprenden las instrucciones de los juegos, arman objetos de su interés o comparten y colaboran en construcciones con otros.
La actividad se propuso para compartir con las familias, así fue que una tarde los libros volvieron a las casas y juntos compartieron los pasos, que en ellos estaban escritos, para el armado de un barrilete, lo primero fue conseguir las varillas de madera o de caña uniendo los extremos con un hilo, a partir de allí toda la creatividad en color, forma y decorado.
Y llegó el día…los barriletes llegaron a la escuela, coloridos, atractivos, en una mañana donde la alegría y ansiedad de los más pequeños de la primaria invitaba a comenzar la tan deseada travesía. Allí se pudo ver todo lo logrado entra la escuela y la familia, barriletes de todos los matices y diseños personales, ocupaban el patio del Jrimian.
Que alzaran el vuelo no fue tarea fácil, más de una vez eran proyectados al cielo para un par de metros después caer en rápida picada, pero no había nada que los hiciera desistir de tamaña empresa, hasta que poco a poco el viento comenzó a soplar suave, comenzó a silbar entre ellos con la melodía más dulce, la del logro obtenido.
El entusiasmo de los alumnos y de las alumnas se hizo sentir cuando algunos de los barriletes aún no podían cobrar altura y se los oía decir –Seño este barrilete está fallado, no vuela. También surgían otros comentarios relacionados con los “enredos de hilos y largas colas, con moños algunas, lisas otras”, que el viento con fuerza empujaba de un lugar a otro. Por momentos parecía que estuvieran a la deriva zigzagueando de izquierda a derecha hasta que de pronto las pequeñas manos volvían a traer a su lugar el ovillo de hilo que sostenía el barrilete para que finalmente comenzara a perder altura hasta caer suave al suelo desde donde, con fuerza, una y otra vez iniciaban la carrera barrilete en mano.
Esta experiencia fue muy grata para los niños, las niñas y para nosotras, las docentes, porque compartimos, no solo una actividad, sino también la genuina alegría de cada uno y cada una donde lo individual se convirtió en grupal, al compartir la emoción de alzar todos los barriletes al cielo en feliz vuelo.
Eliana Maidana
Alejandra Posteraro
Docentes 1°A y 1°B