Colegio Armenio Jrimian: La escritura como desafío
Casi al término del ciclo lectivo, el área de inglés va haciendo un balance del progreso logrado a través del año con nuestros alumnos del nivel Secundario. Uno de los temas más desafiantes en el aprendizaje de una lengua extranjera es la producción escrita. Dominar este aspecto no es fácil en la lengua materna, por lo que trasladar esta habilidad a otro idioma presenta un reto aún mayor.
¿Por qué queremos que los chicos escriban?
El estudio de la lengua extranjera ayuda al desarrollo del ejercicio intelectual y funciona como medio de expresión y significación personal a partir de la incorporación de habilidades que permiten al alumno acceder a otras culturas y construir a partir de ellas.
La escritura es una parte importante del proceso, no solo como medio de comunicación, sino también como necesidad social de apertura a otros mundos, que brinda una visión más amplia del mismo. Es una habilidad tan importante como la oral al adquirir una nueva lengua, y que es necesario fomentar para saciar las necesidades de una realidad cambiante, en la que el idioma Inglés ha alcanzado una dimensión universal en un mundo globalizado. Hoy en día, las instituciones preparan año tras año profesionales, artistas, técnicos, etc., del mundo entero que emplean el inglés en sus actividades diarias, introduciéndolo de esta manera como requisito indispensable para el desarrollo laboral. Es necesario que los estudiantes comiencen a familiarizarse desde temprana edad no sólo con la comunicación oral, sino también con la escrita para un desarrollo completo y exitoso, y que al llegar a la adolescencia profundicen estos aspectos.
¿Cómo los ayudamos a plasmar por escrito sus ideas?
Antes de poder verter en papel sus propias ideas, es conveniente familiarizar al alumno con el tipo de texto a ser trabajado, es decir, presentarles un modelo que sirva de guía y que, en principio, puedan imitar. A lo largo del año presentamos distintos contextos para la producción de diversos textos. Los tipos de lenguaje utilizados en cada caso suelen ser diferentes y su finalidad comunicativa, distinta. La complejidad crece, así como también el desafío.
Desde el aula se promueven distintas situaciones donde los alumnos pueden poner en uso la lengua de manera significativa. Así, luego de la lectura de una historia pudieron crear un final alternativo para la misma o inventar una nueva historia siguiendo ciertas pautas de escritura. La creación de un comic ilustrando partes de una historia es otra manera de incentivar el uso del idioma de manera atractiva para los alumnos. A partir de la lectura de biografías, se propone escribir propias líneas de tiempo, con sus logros o momentos importantes de sus vidas.
La lectura de textos tan diversos, al mismo tiempo, ayuda al enriquecimiento de vocabulario, y a la exposición de estructuras gramaticales cada vez más complejas. Esto facilita la producción del alumno, brindándole herramientas para poder comunicar sus propias ideas.
¿Qué hacemos con lo que escriben nuestros alumnos?
El despliegue de las producciones escritas en el aula logra ser un recurso didáctico invaluable no solo para la enseñanza si no también para el aprendizaje de la lengua extranjera. De esta manera las paredes del aula hablan de lo que ocurre en las clases y dan cuenta de la creatividad y el avance de nuestros alumnos.
¿Cuál fue el desafío más grande en esta tarea de fomentar la escritura?
Quizás, lo más importante de todo esto, fue elegir textos que realmente despierten la curiosidad de los alumnos, y la necesidad de expresarse de manera libre tanto a través de la oralidad como de la producción escrita. Lo que sucede es que muchas veces, aquello que no se animan a decir, lo pueden transmitir por escrito.
El primer paso, y a veces el más arduo, es sembrar la semilla para que nazcan las ideas. Es nuestro trabajo como docentes guiar a nuestros alumnos para que puedan encontrar su voz, y deseen compartirla.
Profesoras Maria Teresa Torres y Julieta Orlandini