Despouy y Dink, jurista y periodista unidos por una misma lucha
En la edición del 17 de enero del diario Clarín, el Ing. Mario Nalpatian, miembro del Consejo Nacional Armenio Mundial, publicó una columna de opinión en la que hace un paralelismo entre el periodista de origen armenio Hrant Dink, asesinado en Turquía en 2007, y el jurista argentino Leandro Despouy, una figura clave para el reconocimiento del Genocidio Armenio en Naciones Unidas.
“Estos días recordamos a dos personalidades cuyas vidas si bien transcurrieron en geografías distantes tuvieron un paralelismo notable y un denominador común, luchar contra la violencia generada desde el Estado, reivindicar la memoria y la justicia para llegar a la verdad devenida en derecho”, comienza Nalpatian. “El punto de convergencia de estas vidas paralelas fue la lucha por reconocimiento del Genocidio Armenio perpetrado por el Estado turco, a la cual Leandro Despouy accedió en 1985 como jurista internacional y experto en derechos humanos para luego adoptarla como una de las cuestiones centrales de su vida. Hrant Dink debió recorrer un arduo camino para conocer la tragedia de su pueblo”, expone el dirigente comunitario.
En ese sentido, Nalpatian expresó: “El bloqueo y negacionismo del Estado turco hacia dentro y hacia fuera lo hacían casi imposible, padeció acoso físico y amenazas, sin embargo lo logró y creó una red de personalidades dispuestas a conocer la verdad de lo ocurrido con los armenios”.
Más adelante, Nalpatian explicó el recorrido que llevaron las dos figuras. “Despouy desde el derecho y comprometido con un orden internacional que castigue los crímenes de lesa humanidad como la forma más efectiva de prevenir nuevos genocidios, conformó el núcleo de quienes bregaban sin cesar ante graves violaciones de derechos humanos y entendían que los Estados tienen la obligación de generar mecanismos para el conocimiento de la verdad, como un derecho que permite restaurar la dignidad de las víctimas”.
Hrant Dink, por su parte, “era periodista, reclamó desde su periódico el derecho a conocer la verdad que le era vedada, lejos de la violencia se propuso como interlocutor confiando en el valor de la palabra, el Estado turco le respondió introduciendo en su código penal el infame Articulo 301 que castiga con la cárcel a quienes mencionen o hagan referencia al Genocidio Armenio tal el caso del Nobel de Literatura Orhan Pamuk. Esto llevó a que Dink se transforme en objetivo del Estado turco, que no le garantizó el más elemental de los derechos, el derecho a la vida. Así, finalmente fue asesinado el 19 de enero de 2007 frente a las puertas de su periódico. Por el crimen fue acusado un lumpen de 17 años quien de regreso a su ciudad natal fue vitoreado y envuelto en la bandera turca por las fuerzas de seguridad que debían encarcelarlo”.
Finalmente, el dirigente cerró con una reflexión: “Estas recordaciones adquieren hoy mayor relevancia dada la tensión y deriva en que se encuentra el mundo a partir de la espiral de violencia que se extiende en el norte de África y de Medio Oriente al Golfo Pérsico, al militarismo rampante, al empeño en socavar el multilateralismo, las crisis económicas y la creciente desigualdad. Este caos no espontáneo promovido por lideres erráticos, va dejando su secuela de nuevos exterminios, desapariciones, millones de desplazados y migraciones sin control. Una vez más el atropello de los poderosos priva del derecho a la justicia a los más vulnerables, llegar a la verdad parece inalcanzable como habían comprobado y denunciado Despouy y Dink en el caso armenio”.