Editorial: El antecedente que marcó el 105º aniversario del Genocidio Armenio

27 de abril de 2020

El imperativo de quedarse en casa por la pandemia hizo inevitable la conmemoración virtual del 105º aniversario del Genocidio Armenio. A la urgencia de encontrar la necesaria creatividad de imaginar iniciativas extraordinarias, coordinar la organización de la campaña entre todas las instituciones en forma virtual y asegurar que se cuide cada detalle de un mensaje que no alienara a una sociedad angustiada por el espanto cotidiano del contagio y la incertidumbre aun mayor por el futuro inmediato les acompañó la preocupación acerca del resultado de todos los emprendimientos de reafirmar el compromiso con la Memoria, Verdad, Justicia y Reparación de los daños morales y materiales del crimen de lesa humanidad cometido contra el pueblo armenio por el estado turco-otomano en un país cuyos tres poderes estatales, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, han reconocido el Genocidio, caso singular y por ahora único en el mundo.

Por cierto, nos alentaba la conciencia colectiva del Nunca Más, la iniciativa En Casa pero En Marcha del 24 de marzo pasado y el alto perfil de una política estatal que identifica a la Argentina como un país firme en la defensa de los Derechos Humanos en la escena internacional. No obstante, se dificultaba imaginar una iglesia vacía para la misa por los millón y medio de mártires, ausencia de un acto político y la Avenida Figueroa Alcorta frente a la Embajada de Turquía sin los puños en alto de la marcha que se organiza todos los años.

No sabemos si por esta preocupación que quizá se redoblaron los esfuerzos colectivos de la comunidad y cada institución para marcar la vigencia del día en el espacio virtual. Las iniciativas de la conmemoración del 105º aniversario del Genocidio Armenio en las redes sociales quedarán como testimonio tanto del compromiso con la lucha por la justicia por los derechos del pueblo armenio, así como la capacidad de movilización aun en circunstancias particulares y adversas a cualquier intento de reclamo colectivo por un tema ajeno a la actualidad de la pandemia. Más aún, no hay ninguna razón para que la inversión creativa e intelectual que reveló con mayor claridad el potencial del campo de batalla en el ámbito virtual no genere un antecedente que en el futuro, gracias a un involucramiento mucho más profesional de una cuarta y pronto quinta generación de descendientes del Genocidio en Argentina y la diáspora, no se potencie aún más. todo lo que se hizo en las circunstancias de confinamiento de 2020 puede repetirse e innovarse cuando la conmemoración vuelva a ser presencial, participativa y masiva en las plazas públicas.

Pero el acontecimiento mayor y el antecedente histórico en el 105º aniversario del Genocidio Armenio no fue una exitosa conmemoración virtual. Desde que el presidente Alfonsín reconoció el Genocidio en 1987, se promulgó la Ley 26.199 durante la presidencia de Néstor Kirchner y una corte federal falló a favor del reclamo de justicia en 2011, nunca la Casa Rosada y la Cancillería habían emitido declaraciones un 24 de Abril en solidaridad con la fecha. En sus respectivos mensajes tanto el presidente Alberto Fernández como el canciller Felipe Solá claramente vincularon la visión de un mundo mejor y un orden más justo al compromiso de mantener vigente la memoria del Genocidio Armenio. “El genocidio del pueblo armenio debe ser una lección para construir un mundo más justo”, dice el mensaje presidencial, mientras para la Cancillería “sin memoria no hay futuro mejor para la humanidad”. Ambos mensajes citan la ley que declara el 24 de abril Día de Acción por la Tolerancia y el Respeto entre los Pueblos.

Ningún mundo mejor y más justo puede admitir la negación de un crimen de lesa humanidad. No es una mera declaración circunstancial, necesita consolidarse como política estatal, sobre todo cuando la renovada y agresiva campaña de Turquía y su aliado Azerbaiyán no pierden ninguna oportunidad para reactivarse especialmente en países como la Argentina donde el amplio espectro político, defensores de derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil e intelectuales se mantienen firmes con el principio de Memoria, Verdad y Justicia como lo ha demostrado, una vez más, la enorme cantidad de mensajes de adhesión y solidaridad que circularon por los medios de comunicación y las redes sociales el 24 de Abril pasado.

Un antecedente también para la diplomacia armenia de estrechar aún más la colaboración internacional con Argentina, un país que no solo les dio refugio a los sobrevivientes del genocidio sino también brindo la oportunidad a sus descendientes de mantener viva la memoria colectiva y educar cuatro sucesivas generaciones de ciudadanos comprometidos que hoy tienen mucho para aportar a la Causa Armenia por todas las lecciones que aprendieron de la lucha por la Memoria, Verdad y Justicia. La pandemia coloca a la humanidad entera ante el fenomenal desafío de reconsiderar el orden internacional; para países como Argentina y Armenia que aspiraban a un mundo sin la amenaza del genocidio, los une el interés común de la construcción de un orden post pandémico más justo y libre de negacionismos de todo tipo.

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