El arzobispo Ignatios Maloyan, mártir del Genocidio Armenio, será proclamado santo por el Papa Francisco

03 de abril de 2025

El arzobispo mártir Ignatios Shoukrallah Maloyan, asesinado durante el Genocidio Armenio de 1915 perpetrado por el Estado turco, será proclamado santo por la Iglesia Católica. Así lo confirmó el Papa Francisco el pasado 28 de marzo, al aprobar el proceso de canonización de Maloyan junto con otros dos nuevos santos, un beato y un nuevo siervo de Dios.

Ignatios Maloyan (Իգնատիոս Արք. Մալոյեան), nació en 1869 en Mardin, actualmente en Turquía. Desde joven, mostró una profunda devoción por la oración y en 1883 ingresó al Monasterio de Bzommar, en Líbano, para unirse a la Congregación Patriarcal Católica Armenia. Fue ordenado sacerdote en 1896 y adoptó el nombre de Ignatios. Su camino pastoral lo llevó a desempeñar un papel clave en comunidades armenias de Alejandría y El Cairo, donde destacó por su capacidad oratoria tanto en árabe como en turco y su dedicación a la formación religiosa.

En 1911, participó en el Sínodo de los Obispos Católicos Armenios en Roma, donde se discutió el difícil contexto de los armenios en el Imperio Otomano bajo el régimen de los Jóvenes Turcos. Ese mismo año fue nombrado arzobispo de Mardin, donde se dedicó a fortalecer la formación del clero y a servir a la comunidad en tiempos de creciente hostilidad.

Durante la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano intensificó las persecuciones contra las minorías cristianas, especialmente los armenios. El 3 de junio de 1915, en la festividad del Corpus Christi, Maloyan fue arrestado junto con 13 sacerdotes y 600 feligreses. A pesar de las presiones, se negó a renunciar a su fe y fue ejecutado el 11 de junio de 1915.

Según escribe Sergio Kniasian, en el verano de 1915, Reshít Bey el gobernador de Diarbekir, comenzó el genocidio armenio en Mardín. Bajo la dirección del jefe de policía de Mardín: Memduh Bek, el Arzobispo Ignatios Maloyán junto con casi todo el clero y los fieles de su arquidiócesis, por la fuerza fueron enviados al desierto. La columna de deportados fue escoltado a un pueblo kurdo, Aderchek, cerca Sheikhan, donde 100 de ellos fueron tomados por las tropas turcas y asesinados.

Memduh Bek, se ofreció a salvar la vida del arzobispo si éste se convertía al Islam. Maloyán primero profesó su lealtad al Estado otomano y luego respondió, que se mantendría fiel a su religión, enfurecido Memduh Bek, ordenó a la columna partir hacia un valle distante unas cuatro horas de Diarbekir. Allí, en junio 10/11, los 200 deportados restantes murieron y Maloyán fue ejecutado personalmente por Memduh Bek. La población kurda local despojó de la ropa los cuerpos de las víctimas, luego los rociaron con gasolina y fueron quemados.

Reconocimiento y canonización
En 2001, el Papa Juan Pablo II lo beatificó en el marco de las celebraciones por los 1700 años del cristianismo en Armenia, reconociendo su martirio y valentía. Su testimonio de fe, amor y perdón, incluso hacia sus verdugos, ha sido un ejemplo para la Iglesia.

Ante la relevancia de su testimonio, el Patriarca Católico Armenio de la Casa de Cilicia, Rafael Pedro XXI Minassian, solicitó su canonización sin necesidad de un milagro atribuido. En respuesta a esta petición, el Papa Francisco autorizó su proclamación como santo.

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