El idioma como reservorio de identidad
Un nuevo año lectivo dio comienzo en las escuelas de nuestra comunidad. Un nuevo ciclo de estudios donde la enseñanza del idioma armenio tiene una vez más capital importancia.
Sabemos, y hemos reiterado el alerta al respecto en reiteradas ocasiones a través de esta columna, que todas nuestra instituciones educativas comparten el mismo déficit, docentes de idioma armenio realmente capacitados y equitativamente remunerados para que desempeñen con éxito su función.
Este inconveniente parece haberse transformado en algo irresoluble por una enorme cantidad de motivos que no vienen al caso analizar ahora y mucho menos buscar responsables de esta difícil situación. Sin embargo, alguna vez, los responsables de la conducción de los diversos colegios armenios deben coincidir en el objetivo de encontrar soluciones a mediano y largo plazo.
Porque daría la impresión que no es tarea sólo para una escuela o sector comunitario, es la responsabilidad colectiva la que debe enfrentar esta carencia analizando la problemática, determinando urgencias, buscando capacitadores y fundamentalmente, arbitrar los medios económicos que jerarquicen la docencia armenia.
No es poca cosa ni algo sencillo de resolver, pero al menos habrá que decidirse y hacer el intento de trazar algunos objetivos iniciales cuya concreción puede servir de enorme estímulo para lograr una continuidad en la formación de nuevas maestras y maestros de nuestra hermosa lengua.
Tiempo atrás, el titular de una fundación comunitaria aseguraba en el acto de presentación de esa entidad que una de los prioridades de la misma sería justamente la de lograr la mejora del nivel de enseñanza del idioma armenio. Seguramente sus sucesores encontrarán en su agenda este significativo proyecto y sabrán qué hacer con él.
Mientras tanto, tenemos la obligación de reconocer el gigantesco esfuerzo que se lleva adelante en las aulas al frente de las cuales decenas de maestras ponen lo mejor de sí para defender nuestra identidad a través de la enseñanza del armenio. Muchas de ellas tienen la capacidad y la experiencia para llevar de la mejor forma ese verdadero apostolado que protagonizan, otras suplen con voluntad y dedicación su insuficiente formación. Y algo que coinciden todas es en su deseo de mejorar su preparación y seguramente están dispuestas a hacerlo apenas se presente la oportunidad.
En muchas ocasiones, los visitantes de nuestra colectividad se sorprenden por la magnitud y la cantidad de nuestras escuelas y realmente ofrecen sus mejores elogios por tal realidad. Sin embargo, también comparten el deseo de elevar la calidad educativa presente en el turno de idioma armenio.
También comenzó hace pocos días en nuevo período de enseñanza en las clases de idioma armenio que imparte Hamazkaín todos los sábados en la sede Eduardo Seferian de la Asociación Cultural Armenia. Este espacio sostenido por décadas por esa institución y por aquel gran docente y autodidacta que fue nuestro compañero Yervant Abadjian, ofrece tres niveles de instrucción para que ningún adolescente o adulto deje de cultivar el idioma que nos legó Mesrob Mashdotz.
Comencemos a tomar conciencia que la enseñanza y correcto aprendizaje de nuestra lengua será el soporte principal de la defensa de nuestra identidad, porque sin ella será cada día más difícil guardar nuestras tradiciones, profesar nuestra religión y preservar nuestra milenaria cultura.
Jorge Rubén Kazandjian