El Movimiento Evangélico Armenio
Comenzó en forma organizada a mediados del siglo XIX. Los principios inspiradores nacieron en el seno de la Iglesia Apostólica Armenia. En ella se formaron grupos de oración y estudio bíblico donde no faltaron miembros del alto clero. En 1828, se creó un Seminario Teológico cuya dirección fue confiada a Krikor Pechdimaldjian, erudito y armenólogo de renombre, el más importante teólogo de su época. En 1831, llegaron a Constantinopla William Goodell y su esposa como los primeros misioneros enviados por la Near East Mission de los Estados Unidos, para la predicación del Evangelio y apertura de escuelas. Pronto se abrieron obras en Brusa, Trebizonda, Erzerum y luego en numerosas ciudades.
Las relaciones de estos creyentes devotos fueron excelentes con el patriarca Stephan Zacharian, un eclesiástico abierto a las ideas de renovación espiritual. Muchos alumnos de Pechdimaldjian, con el asentimiento de su maestro, comenzaron entonces a establecer lazos con los misioneros. Lamentablemente, se produjo una división y el Patriarca Stephan Zacharian decidió renunciar.
El cargo fue ocupado por su adjunto, el obispo Hagopos Seropian. Con la llegada del nuevo Patriarca Mathieu Tchouhadjian, en julio de 1844, se produjo la separación. En enero de 1846 se dio a conocer un decreto de excomunión. El 1 de julio de 1846 se constituye la Iglesia Evangélica Armenia (Haiasdaniatz Avedaragán Iegueguetzí). El pastor A. A. Bedikian (autor de valiosas obras sobre la armenidad, entre ellas “La edad de oro en el siglo V”, traducida al castellano por el Reverendo José Moussayan) escribe acerca de los comienzos del Movimiento Evangélico entre los armenios, donde afirma: “Estos primeros evangélicos no se apartarán jamás de su amor hacia su pueblo y hacia la Iglesia Madre. Si la separación eclesiástica se tornó inevitable, no fue voluntaria”.
En 1863, los misioneros inauguraron en Constantinopla, en el barrio de Bebek, el Robert College, un establecimiento de enseñanza superior (odiado por el Sultán Abdul Hamid II), que pronto logró un notable prestigio con alumnos turcos, armenios y no pocos que fueron llegando desde el exterior. Orhan Pamuk, fue uno de sus alumnos, distinguido en el año 2006 con el Premio Nobel de Literatura, quién fue amenazado y juzgado por el Gobierno Turco por reconocer el Genocidio del Pueblo Armenio y su denuncia del asesinato del escritor de ascendencia armenia, Hrant Dink, planificado por el Gobierno Turco en enero´2007, por lo que tuvo que abandonar Turquía.
Los evangélicos armenios establecen relaciones con las distintas misiones europeas y norteamericanas que se radicaron en Turquía fundando templos, escuelas, seminarios, orfanatos y hospitales. En estas instituciones encontraron refugio muchos miles de armenios, especialmente mujeres y huérfanos antes, durante y después del genocidio.
Ellos nunca olvidarán que en Turquía y también fuera de ella (especialmente en Siria y Líbano) recibieron abrigo, alimento y aprendieron oficios gracias a estos misioneros: mujeres y hombres cristianos, varios de los cuales fueron martirizados por los turcos. Gracias al Near East Relief (Socorro para el Cercano Oriente), entidad cristiana filantrópica de Estados Unidos, integrada por líderes religiosos, empresarios, políticos (algunos llegaron a la presidencia de Estados Unidos.), muchos miles de madres y huérfanos armenios, sirios, griegos, árabes, etc. pudieron sobrevivir protegidos en orfanatos y escuelas, alimentados y capacitados en oficios por los misioneros cuya obra de socorro se extendió hasta Ereván.
Este colosal esfuerzo de ayuda superó los 100 millones de dólares de esa época. En 1930, el Near East Relief terminó sus actividades en Oriente y entregó sus bienes en Antelias (Líbano) al Catolicosado de Cilicia, donde hoy queda en pié la Catedral, el Seminario, Imprenta, Biblioteca, la Capilla de los Mártires y una Escuela Primaria. En la Argentina y el mundo, muchos miles fueron rescatados de una muerte segura por el Relief, y han sido testigos vivientes de esta generosa obra. Desde 1930, esta benemérita institución se llama Near East Foundation, continuando hasta la actualidad con tareas humanitarias.
HOMENAJE DE HOM (Armenian Relief Society, fundada en 1910) otorgó el Premio “Ararat” al Near East Foundation de Estados Unidos, creado en 1915 como Near East Relief, que en 1919 cambió su nombre a Comité Americano de Socorro para el Cercano Oriente. Este ministerio cristiano tuvo matices conmovedores porque a través del Relief miles de víctimas recibieron asistencia e incluso, muchos salvaron sus vidas. La organización contó con el firme apoyo del entonces embajador de Estados Unidos en el Imperio Otomano, Henry Morgenthau. Según datos existentes, durante los años del genocidio, el Relief asistió a miles de huérfanos armenios por toda Asia Menor, llevando a cabo su labor en ciudades como Tiflis, Ereván, Constantinopla, Beirut, Alepo, Damasco y Jerusalén, además de las ciudades afectadas en los territorios históricamente armenios. En la actualidad, esta organización lleva a cabo su labor en 16 países de África y Medio Oriente.
Sólo en Marash (ciudad de Cilicia), el jueves 12 de febrero de 1920, la arriesgada gestión de los misioneros reverendo James K. Lyman y el Dr. Marion Wilson, Director del Hospital Alemán, quienes a último momento, cuando los turcos con dominio total de la situación tras la retirada francesa, estaban por incendiar todos los edificios restantes donde se refugiaban aproximadamente 10.000 armenios confinados en algunos complejos, pudieron con riesgo de su propia integridad, salvar las vidas de los refugiados. Los detalles constan en “Ni reír ni llorar” del pastor Abraham H. Hartunian, testigo presencial de los hechos. Otro testigo fue Stanley E. Kerr, perteneciente al Near East Relief.
En su libro “Los Leones de Marash” también se refiere a este hecho providencial, asimismo consta en mi libro “Morir en Marash” (en el orfanato de Betshallum estaban refugiados mis padres, abuelos maternos y familiares). Deseamos honrar la memoria de estos hombres y recordar la histórica misión que realizaron.
Dr. Eduardo Bedrossian