El pacto de Israel y Azerbaiyán cuestionado en un artículo de The Jerusalem Post

08 de enero de 2025
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev en diciembre de 2016.

Días atrás, el diario The Jerusalem Post publicó un polémico artículo de opinión titulado “Por qué los judíos necesitan Azerbaiyán, un país de coexistencia pacífica”. Entre otros conceptos, se señala que “durante 30 años, los colonos armenios ocuparon estas tierras y cometieron crímenes contra la humanidad mientras el mundo observaba en silencio cómo un área más grande que el Líbano sufría una ocupación brutal.” 

La nota está firmada por el Dr. Mordechar Kedar, un analista de la política de Medio Oriente, quien presenta a Azerbaiyán como un modelo de coexistencia, tolerancia y amistad hacia Israel y otras minorías, y destaca su “multiculturalismo” y la buena relación entre judíos y musulmanes en la región. Según Kedar, este vínculo es crucial para los intereses estratégicos de Israel.

Esta narrativa, cuidadosamente elaborada para resaltar la armonía y los intereses comunes, omite de forma alarmante las graves violaciones de derechos humanos cometidas por el régimen de Ilham Aliyev tanto en el interior de su país como en Artsaj (Nagorno-Karabaj) y las constantes amenazas contra Armenia.

El exdiplomático y también analista Nadav Tamir respondió las afirmaciones de Kedar en un artículo en el mismo diario titulado “La alianza de Israel con Azerbaiyán es un pacto fáustico que deberíamos reconsiderar”. “La realidad dista mucho de la brillante descripción de Kedar” afirma Tamir y expone las injusticias y atrocidades que perpetró Azerbaiyán, rebatiendo el enfoque unilateral presentado. Además, resalta la necesidad de reevaluar la relación de Israel con un aliado tan cuestionable como Azerbaiyán. “Aunque las alianzas estratégicas son una realidad en las relaciones internacionales, no deben comprometer principios éticos fundamentales”, escribió.

En la respuesta, el autor subraya que el régimen autoritario de Aliyev reprime brutalmente la disidencia y perpetra fraudes electorales. Además, denuncia que Azerbaiyán ejecutó una de las mayores limpiezas étnicas recientes desplazando a más de 120.000 armenios de Nagorno-Karabaj en cuestión de días. “Este éxodo forzado estuvo acompañado de acoso, privación de alimentos y la destrucción sistemática del patrimonio cultural armenio, incluidas iglesias y cementerios”, acciones que el autor califica de genocidio cultural.

Nadav Tamir afirma que el intercambio de petróleo por armamento avanzado utilizado en ataques contra la población armenia, convierte a Israel en cómplice de estas atrocidades. “La relación entre Israel y Azerbaiyán es justificada en consideraciones estratégicas, como el suministro de energía y la posición geopolítica cercana a Irán”, explica. Sin embargo, este "pacto fáustico", como lo describe Tamir, tiene costos éticos y morales significativos. Al armar y apoyar a un régimen como el de Aliyev, Israel no solo compromete sus valores fundacionales, sino también su credibilidad como defensor de los derechos humanos en el escenario mundial.

La respuesta alerta también sobre las ambiciones expansionistas de Azerbaiyán hacia el territorio armenio propiamente dicho y advierte sobre el riesgo de un nuevo conflicto armado en la región. En este contexto, la alianza de Israel se manifiesta en el suministro de armamento avanzado como drones y misiles que Azerbaiyán utiliza contra Armenia, contribuyendo a la perpetuación de este desastre humanitario.

Tamir critica la postura de algunos sectores israelíes, como la del Dr. Mordechai Kedar, que elogian a Azerbaiyán ignorando su persecución hacia los armenios. Además, destaca la condena de organismos internacionales, como el Parlamento Europeo, que calificaron las acciones de Azerbaiyán como violaciones graves a los derechos humanos.

El autor afirma que Armenia comparte con Israel “una historia de lucha por la supervivencia frente a la opresión y el genocidio”. Ambos pueblos enfrentaron intentos sistemáticos de erradicación cultural y física, lo que debería generar un vínculo de solidaridad y apoyo mutuo. A diferencia de Azerbaiyán, Armenia es una democracia que, a pesar de sus desafíos internos, respeta los principios de libertad y derechos humanos.

En palabras de Nadav Tamir, "la tolerancia hacia una minoría no excusa la opresión estratégica de otras". Israel debe reevaluar su relación con Azerbaiyán y considerar seriamente cómo su apoyo a este régimen afecta su posición moral en el mundo, opina el exdiplomático.

 

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