El poderoso mensaje de Ruben Vardanyan desde su prisión en Azerbaiyán: “No somos sólo yo y otras 15 personas las que estamos siendo juzgadas: somos todos los armenios del mundo”

07 de marzo de 2025

Al cumplirse más de 500 días desde que el empresario armenio, filántropo y exministro de Estado de la República de Artsaj (Nagorno Karabaj) Ruben Vardanyan se encuentra encarcelado por el régimen dictatorial de Azerbaiyán, su familia difundió un poderoso mensaje grabado enviado desde la prisión.

Vardanyan pidió una “paz real, estable y duradera, no sólo en el papel, sino una paz que sea sostenible y a la que se adhiera todo el pueblo”, mientras confirmó que está bien de salud. Remarcó que se encuentra en huelga de hambre como protesta contra el "juicio" ilegal y simulado orquestado por la dictadura azerbaiyana y pidió que el proceso judicial se lleve a cabo de acuerdo con la ley.

“No somos sólo yo y otras 15 personas las que estamos siendo juzgadas: somos todos los armenios del mundo”, reafirmó Vardanyan.

El mensaje completo de Ruben Vardanyan

Hoy es 5 de marzo. Quiero decirles algunas palabras como Ruben Vardanyan, tal como soy: como un armenio que habla y piensa en ruso. Como un hombre de mundo, que está felizmente casado, ama a todos, que se ha dedicado a la autoeducación y que vive con fe en Dios.

En primer lugar, quiero agradecerles a todos por apoyarme con sus oraciones, pensamientos, cartas y simplemente por no ser indiferentes a lo que está sucediendo acá. Siento todos estos pensamientos y deseos y me dan mucha fuerza y ​​energía. Los pensamientos son, sin duda, materiales. Estoy en buena forma, me siento fuerte, mi salud está bien y estoy en completa paz conmigo mismo, con mi espíritu más fuerte que nunca.

Quiero pedir disculpas a mi amada esposa, a mi familia y a todos mis seres queridos, a quienes les causé tanto dolor y preocupación con mi decisión. Pero cada uno de nosotros tiene su propio camino único, y yo elegí este camino para mí. Nuestro destino está predestinado por Dios, pero somos nosotros los que elegimos el camino que tomamos. Incluso cuando nos negamos a hacer una elección, inevitablemente alguien más la va a hacer por nosotros.

Quiero enfatizar una vez más que mi decisión no tiene nada que ver con mi bienestar personal o mis condiciones en el centro de detención, tal como lo fue la última vez cuando hice una huelga de hambre durante 20 días hasta la medianoche del 24 de abril. Esta es una protesta contra la naturaleza misma del proceso, contra la forma en que se está desarrollando este proceso.

Sabía en lo que me estaba metiendo y estaba preparado, y todavía estoy preparado, para condiciones aún peores. No soy una víctima y no quiero que me tengan lástima, porque todo esto fue una decisión consciente.

Mis exigencias siguen siendo las mismas. Si existe tal deseo de juzgarme, que me juzguen profesionalmente, públicamente, abiertamente, de acuerdo con las leyes azerbaiyanas y todos los procedimientos legales, junto con todos los demás. En presencia de periodistas y observadores internacionales, después de todo, están tan seguros de su rectitud. Dejen de separar artificialmente mi caso. ¿Por qué me señalan, cuando todos mis cargos se basan en la afirmación de que supuestamente soy parte de un grupo criminal organizado desde 1987?

No violen sus propias leyes y procedimientos. No falsifiquen documentos, no manipulen pruebas y protocolos. Tienen todo: mi teléfono y otras pertenencias personales, mis documentos, todo está completamente a su disposición. No se burlen del sistema judicial con este juicio espectáculo, farsa y simulado. Si van a juzgar, que lo hagan de manera justa.

Quiero decirles a todos mis compatriotas, a mis seres queridos: no somos solo yo y otras 15 personas más los que estamos siendo juzgados, somos todos los armenios del mundo. Y si no lo entienden, es una gran tragedia, porque no es el final de la historia, no es el final del conflicto, sino sólo otra etapa, por desgracia, para todas las partes.

Me están acusando de todo lo que sucedió desde 1987. No hay problema, estoy dispuesto a aceptar el castigo más severo por lo que sea, con tal de traer paz y estabilidad. Pero es una ilusión pensar que, una vez que este proceso haya terminado, todos van a ser dejados en paz, que van a pdoer seguir con sus vidas y disfrutar de los placeres sencillos sin pensar en estos problemas. Los desafíos aún están por delante para todos nosotros.

Yo sabía lo que hacía cuando me mudé a Artsaj. Cada persona toma decisiones por sí misma en la vida y, al final, se presentará ante Dios y responderá por sus pensamientos, palabras y acciones. Sé que esto es verdad. Incluso cuando alguien se sacrifica por su patria, por su familia o por ciertos principios, es solo su decisión y su responsabilidad. Y en ese sentido, yo era plenamente consciente de mis elecciones.

No sé si tendré otra oportunidad de hablar con ustedes, por eso quiero pedir perdón a todos a quienes haya podido herir, con palabras, acciones o descuido. ¡Por favor, perdónenme! Nunca hice nada por malicia, envidia, orgullo o venganza. Nunca quise causarle dolor a nadie.

Quiero decir algo por separado sobre una persona que, por desgracia, es ante la que siento el mayor dolor y pena. Querida Alvard (la esposa de Davit Manukyan, con quien Ruben salió de Artsaj en un coche), si yo no hubiera estado en tu coche, si no hubiéramos estado juntos con tu marido, Alvard, él estaría con vos ahora. Por favor, perdoname. Para mí, este es el castigo más duro: que por mi culpa otra persona esté sufriendo junto a nosotros.

También quiero pedir perdón por separado a todos los niños que perdieron su patria: no hice todo lo que podía, todo lo que debía haber hecho, para evitarlo. Hice todo lo que sentí que tenía el derecho moral de hacer porque estaba con ustedes. Pero estaba con ustedes solo, sin mi familia. Y, sin embargo, me alegro de haber podido evitar ciertas cosas que, en mi opinión, podrían habernos destrozado por completo como nación. Conseguí detenerlo y cambiar un poco el curso de la historia.

Me alegré de estar con ustedes, los habitantes de Artsaj, durante este momento difícil: sentir siempre su amor, su calidez, su gratitud y su confianza. Estoy orgulloso de ustedes, son gente real, realista y querida, y los quiero a todos sinceramente.

Soy una persona muy feliz. Dios me dio una familia y unos amigos maravillosos. Pude llevar a cabo innumerables proyectos con socios únicos. Vi mucho del mundo. Pero algunos de los mejores días de mi vida fueron aquellos en los que, a pesar de todas las dificultades (el bloqueo, la incertidumbre del futuro, las difíciles condiciones), reconstruimos juntos el monasterio de Akobavank, compartimos el pan y bailamos nuestras danzas.

Me alegro de que, junto con muchos amigos y socios, hayamos podido llevar a cabo decenas de proyectos en Artsaj. Quiero agradecer especialmente a mi amigo musulmán (no diré su nombre para no causarle problemas) por la oportunidad de restaurar juntos la mezquita de Shushí.

Recuerden: al mal nunca se le debe responder con el mal, porque entonces solo crece y se fortalece. Y después de Sumgait viene Khojaly, y este ciclo continúa sin fin. Este camino nunca fue aceptable para mí, porque no tiene futuro, es un callejón sin salida, lamentablemente sin una buena salida.

Quiero agradecer también a muchos azerbaiyanos que conocí acá por mantenerse fieles a los valores humanos básicos, aunque me vean como un enemigo y tengan sus propios agravios y desconfianza. A pesar de lo que puedan sentir, muchos de ellos demostraron su humanidad hacia mí. Y en cuanto a los que no lo hicieron, los compadezco sinceramente y los perdono, al igual que perdono a los armenios que se comportan de la misma manera conmigo y mi familia en Armenia.

Soy optimista y creo que, a pesar de todo, superaremos todos los desafíos y dificultades que se nos presenten. Volveremos a vivir en nuestra patria, en paz con nuestro vecino, respetándonos unos a otros y superando el odio y el resentimiento mutuos que se acumularon a lo largo de los años, tal como lo lograron otras naciones.

Pero si realmente queremos esto, necesitamos una paz real, estable y duradera, no solo en un pedazo de papel, sino una paz que sea sostenible y a la que todos los pueblos se adhieran a diario. Debemos entender que nadie nos debe nada. Sólo quienes son fuertes y tienen una élite digna y honorable pueden alcanzar acuerdos duraderos. Las verdaderas élites no se definen por su riqueza, sus conexiones, su poder o incluso su intelecto, sino por la comprensión de que quienes recibieron más en la vida deben cumplir con estándares más altos. Las verdaderas élites anteponen su deber hacia la sociedad y su responsabilidad por el futuro de la nación a todos los intereses y deseos personales.

Y, por último, en memoria de todos los que han caído y sufrido en este terrible conflicto, creo profundamente que hay cosas más importantes que la vida de una sola persona. Se trata de la fe en la bondad, en la luz, en el amor, en los valores, en las cosas sagradas, los fundamentos espirituales que distinguen a los humanos de las máquinas. Sin ellos, el mundo volverá a hundirse en el caos o perecerá en una inundación u otros desastres. No hay que convertirse en esclavo del becerro de oro… Todo esto ya sucedió en la historia de la humanidad. No permitamos que vuelva a suceder y hagamos todo lo posible para evitarlo, porque la fe en los valores es la base de nuestro futuro.

Por eso, por el bien de preservar estos valores fundamentales, estoy dispuesto a llegar hasta el final, en paz conmigo mismo, absolutamente feliz. Porque la felicidad comienza y termina dentro tuyo, cuando estás en paz con vos mismo. Podés ser feliz en un palacio lujoso, o podés ser feliz en la peor celda de la prisión si estás en paz con vos mismo.

Me alegro de poder servir a mi pueblo y a los principios que considero de mayor importancia no sólo para nuestra nación sino para toda la humanidad.

Y por último, quiero decir que nunca se debe… Me di cuenta aquí de que nunca se debe ceder a la desesperación o a la indiferencia, y comprendí por qué es el más terrible de los siete pecados. Solía ​​pensar que era el orgullo o la envidia. Pero la desesperación significa que la chispa divina dentro de ti se apagó, que dejaste de creer en algo, que simplemente bajaste los brazos y te rendiste.

Nunca – les insto… Me gustaría que nunca perdiéramos la fe en todo y nunca nos rindiéramos a la desesperación. ¡Por favor! Esta es la base de nuestro futuro, y es por eso que los amo a todos y aprecio profundamente la oportunidad que me dieron. Voy a hacer todo lo que pueda y seguiré haciéndolo.

Los amo a todos. Estoy seguro de que todo estará bien. Siempre estuve, estoy y estaré con ustedes. Soy una persona que quiere vivir, que quiere amar y que quiere continuar con su obra. Pero creo que lo que estoy haciendo es lo correcto, porque es la única manera de despertarlos de la indiferencia en la que se encuentran.

¡Todo va a estar bien!

Los amo, los respeto y estoy seguro de que, a pesar de todas las dificultades que se avecinan, perseveraremos. Estoy con ustedes como Ruben Vardanyan, hijo de Karlen, nieto de Hamayak Vardanyan, que lleva consigo toda mi herencia: el legado de mis padres y mi abuela Artsaj.

Les agradezco por darme la alegría de ser armenio y amar a mi patria.

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