El silencio internacional ante la huelga de hambre de Ruben Vardanyan

Frente a lo que denuncia como un proceso judicial amañando e irregular, con flagrantes violaciones al derecho procesal azerbaiyano y del derecho internacional, Ruben Vardanyan, el exministro de Estado de la República de Artsaj, optó por iniciar una huelga de hambre. Esta decisión valiente es, sin duda, un recurso drástico que actúa tanto como protesta como estrategia para romper el silencio que envuelve su situación y la de otros 14 líderes político-militares y civiles tras ser interceptados y detenidos ilegalmente en Bakú desde hace más de 500 días, cuando se efectivizó la limpieza étnica de Artsaj.
Vardanyan es cofundador de la Iniciativa Humanitaria Aurora, reconocida por su extensa labor filantrópica y por premiar a defensores de derechos humanos en todo el mundo. Como empresario desarrolló casi 700 proyectos benéficos de envergadura en ámbitos educativos, culturales y humanitarios. Fue nominado para el Premio Nobel de la Paz 2024. Con estos antecedentes, Ruben Vardanyan, quien renunció a su ciudadanía rusa y se mudó a Artsaj, se posicionó como una figura reconocida, de gran influencia, motivo por el cual puede deducirse el actual ensañamiento hacia él por parte del aparato propagandístico de Ilham Aliyev y cuando exigió la renuncia a su cargo en Artsaj como condición para poner fin al bloqueo criminal.
En los últimos días, el estado de su salud comenzó a deteriorarse gravemente. Durante su última audiencia en el tribunal de Bakú, la condición física y mental de Vardanyan sufrió un colapso, lo que llevó a la interrupción de la sesión. El filántropo se negó a testificar. Mientras tanto, la siguiente "audiencia" fue programada para el próximo 4 de marzo, en lo que parece una estrategia de desgaste por parte de las autoridades azerbaiyanas.

A pesar de su innegable trayectoria y del respaldo internacional que avala su labor, los medios globales siguen sin informar pasando por alto su caso. Este silencio se explica, en parte, por los intereses estratégicos y económicos que sostienen a Azerbaiyán como proveedor clave de energía para Europa e Israel. Esta invisibilidad aumenta aún más por las presiones directas e indirectas, por demás conocidas, a las que recurre Aliyev para minimizar cualquier cobertura que afecte la imagen de su régimen.
La huelga de hambre de Vardanyan se erige como un grito desesperado de protesta que denuncia, no solo su propia injusticia, sino también la represión sistemática a la que son sometidos otros representantes de la dirigencia político-militar armenia de Artsaj. Que un hombre de la envergadura de Vardanyan se vea obligado a recurrir a este recurso extremo evidencia de manera alarmante que las violaciones de derechos fundamentales en Azerbaiyán continúan siendo ignoradas en aras de intereses geopolíticos y económicos.


A esta altura de los acontecimientos, y sin que el lector de Diario ARMENIA se sorprenda, es necesario aclarar que el gobierno de Armenia también guarda un extraño mutismo que, como señalamos en una reciente nota de opinión, puede interpretarse como complicidad ante estos procesos plagados de anomalías. El abogado internacional de Vardanyan, Jared Genser, instó a los líderes mundiales, incluido Nikol Pashinyan, a condenar este juicio de corte político, lo que evidencia la inacción del gobierno armenio para proteger a Ruben Vardanyan y a los otros presos armenios sometidos a juicios irregulares, abusos y torturas en las cárceles de Bakú.
Cabe preguntarse si el cautiverio de estos ciudadanos armenios no es funcional a los intereses de Pashinyan, ya sea por lo que puedan evidenciar sobre el vergonzoso proceso de entrega de Artsaj o por la sombra política que la presencia de uno de los detenidos podría generar en sus aspiraciones futuras.
Pablo Kendikian
Director de Diario ARMENIA