El Sumo Pontífice rezó en Echmiadzín
Ereván (Especial para Diario ARMENIA).- Luego de su arribo a la terminal aérea de Zvardnodz y cumplidas las ceremonias de bienvenida de rigor, el Papa Francisco se dirigió a la Santa Sede de Echmiadzín. Una multitud de residentes locales saludó con banderas del Vaticano y armenias, el paso del vehículo que trasladaba al Sumo Pontífice poniendo de manifiesto el cariño de los armenios al líder de la Iglesia Católica.
Una vez en la Santa Sede, el Papa fue efusivamente saludado por los fieles e ingresó flanqueado por numerosos sacerdotes de la Iglesia Armenia que al igual que otros dignatarios de la Iglesia Católica precedieron a Francisco en su ingreso a Echmiadzín.
En el altar principal, Karekín II y el Papa Francisco elevaron una oración a Dios. El Catolicós de Todos los Armenios dio la bienvenida al Papa recordando que Armenia es "tierra bíblica y parte de una antigua civilización". "Damos gracias al Señor por poder orar junto a Su Santidad, las hijas e hijos de la Iglesia Católica, nuestros fieles armenios incluyendo a aquellos que han llegado de todo el mundo a Armenia con motivo de su visita. Damos gracia por poder orar y suplicar la intercesión de los canonizados mártires armenios del genocidio, cuya sangre es un testimonio de la victoria de los armenios y también de la fe cristiana en su conjunto.
Luego de la destrucción causada por el Genocidio Armenio y los años sin Dios de la era soviética, nuestra iglesia está viviendo un nuevo despertar espiritual mediante la misión que Cristo nos confirió en la vida de nuestro pueblo como estado independiente en nuestra patria.
Nuestra iglesia tiene también una mayor participación en las relaciones pancristrianas, creyendo con firmeza que en este momento en que el mundo está en crisis espiritual, política, económica y humanitaria, es más importante que nunca que nuestra iglesias hermanas oren en forma conjunta y cooperen para que fecunde la misión de la Santa iglesia de Cristo, para mantener y apreciar los valores éticos cristianos y fortalecer el amor hacia la humanidad.
Extendemos nuestra oración por la estabilidad y prosperidad de la Santa Iglesia de Cristo, por la propagación del espíritu de amor de nuestro Señor e incrementar la paz y la existencia en solidaridad en nuestro mundo", dijo Karekín II, Catolicós de Todos los Armenios.
En tanto, el Papa Francisco en su discurso dio gracias a Dios por "la luz de fe que ha encendido en vuestra tierra, esa fe que a dado a Armenia una identidad particular y la ha transformado en un heraldo de Cristo entre las naciones". Su Santidad recordó que la fe llevó a Armenia a convertirse en el primer país en aceptar el cristianismo como religión oficial en el año 301, cuando las persecuciones del emperador Diocleciano hacían todavía estragos en todo el Imperio Romano.
"Para Armenia, la fe en Cristo no ha sido como una prenda de vestir que se coloca o se quita de acuerdo a las circunstancias o lo que determinen las conveniencias, sino que es una parte esencial de su identidad, un don de inmensa importancia, aceptado con alegría, conservado con gran esfuerzo y fortaleza, aún a costa de la vida misma", dijo Francisco.
El Santo Padre también agradeció a Dios por "el camino que la Iglesia Católica y la Iglesia Apostólica Armenia han emprendido a través del diálogo sincero y fraterno que nos lleven a compartir plenamente la mesa de la eucaristía". Francisco agregó que a pesar del avance en la unión ecuménica, hay otros conflictos que marcan nuestro mundo y que requieren un sólido y compartido testimonio cristiano.
El mundo, desgraciadamente, está marcado por las divisiones y los conflictos, así como por formas graves de pobreza material y espiritual, incluida la explotación de las personas, incluso de niños y ancianos, y espera de los cristianos un testimonio de mutua estima y cooperación fraterna, que haga brillar ante toda conciencia el poder y la verdad de la resurrección de Cristo. El compromiso paciente y renovado hacia la plena unidad, la intensificación de las iniciativas comunes y la colaboración entre todos los discípulos del Señor con vistas al bien común, son como luz brillante en una noche oscura, y una llamada a vivir también las diferencias en la caridad y en la mutua comprensión.
El espíritu ecuménico adquiere un valor ejemplar, incluso fuera de los límites visibles de la comunidad eclesial, y representa para todos, una fuerte llamada a componer las divergencias mediante el diálogo y la valorización de lo que une. Esto impide también la instrumentalización y la manipulación de la fe, porque obliga a redescubrir las genuinas raíces, a comunicar, defender y propagar la verdad en el respeto de la dignidad de todo ser humano y con modos que trasparenten la presencia de ese amor y de aquella salvación, que se quiere difundir. Se ofrece de este modo al mundo -que tiene necesidad urgente de ello- un convincente testimonio de que Cristo está vivo y operante, capaz de abrir siempre nuevas vías de reconciliación entre las naciones, las civilizaciones y las religiones. Se confirma y se hace creíble que Dios es amor y misericordia.
Queridos hermanos, cuando nuestro proceder está inspirado y movido por la fuerza del amor de Cristo, crece el conocimiento y la aprecio recíproco, se crean mejores condiciones para un camino ecuménico productivo y, al mismo tiempo, se muestra a todas las personas de buena voluntad, y a toda la sociedad, una vía concreta y factible para armonizar los conflictos que desgarran la vida civil y producen divisiones difíciles de sanar. Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por intercesión de María Santísima, san Gregorio el Iluminador, “Columna de Luz de la Santa Iglesia de los Armenios”, y San Gregorio de Narek, Doctor de la Iglesia, os bendiga a todos y a toda la Nación armenia, y la guarde siempre en la fe que ha recibido de los padres y que gloriosamente ha testimoniado a lo largo de los siglos”