“Encrucijada de paz”, una oferta naif para negociar con un mafioso
Es una propuesta interesante en términos diplomáticos, aunque suena utópica en un escenario regional dominado por regímenes autoritarios y, en el caso de Turquía y Azerbaiyán, con claro perfil anti armenio y genocida.
Quedan apenas unas pocas horas para que caiga la última hoja del almanaque 2024 y un nuevo año renueve las esperanzas de un futuro mejor en lo personal, y en lo colectivo, que involucra siempre a la sociedad en la que cada uno vive. Y en el caso de los armenios de las comunidades de Sudamérica, los deseos involucran además a los connacionales que viven en la República de Armenia, a más de 13.000 km de distancia.
Observando lo que aconteció en Armenia en el año que termina, hay varios hechos que pintan un cuadro de situación sumamente complejo. Por un lado, se ve a un gobierno de Armenia temeroso de un nuevo ataque de fuerzas azerbaiyanas a posiciones armenias y su estrategia es oponer frente a eso la bien intencionada, pero sin dudas, idílica iniciativa de “Encrucijada de paz”.
En este escenario, mientras promociona la iniciativa y busca sumar masa crítica el gobierno del primer ministro Nikol Pashinyan intentó, podría decirse que, con algo de éxito, ganar tiempo para comprar equipamiento militar, de Francia, la India e Irán.
Es un intento por reestablecer el equilibrio de fuerzas en la región, que claramente en los últimos 15 años se desbalanceó a favor de Azerbaiyán, gracias a las compras de tecnología militar de última generación de Israel y Turquía, esencialmente, aunque no hay que descartar tampoco la asistencia de la Federación Rusa y de Bielorrusia, anunciada por el propio presidente de ese país, Alexander Lukashenko.
A juzgar por la airada reacción del presidente de Azerbaiyán Ilham Aiyev, de quejarse públicamente por el rearme de Armenia, la jugada estaría siendo efectiva, al menos para disuadir al dictador de azerí de un nuevo ataque. En esta línea, también es positiva la iniciativa de sembrar desde hace dos años la frontera armenio-azerí con observadores de la Unión Europea. Otro intento disuasorio.
Entre apoyos y silencios
Mientras tanto, “Encrucijada de paz”, la propuesta armenia profusamente difundida en cuanto foro internacional tuvo participación algún funcionario y que es explicada como una solución beneficiosa para todas las partes, sólo tuvo acompañamiento desde lo discursivo en algunos países occidentales como Francia, Grecia, Chipre, Alemania, Italia, y también otros socios de la Unión Europea.
También tuvo buena acogida en Estados Unidos, pero hay que aclarar que salvo algunos representantes y senadores que dieron su apoyo en el Capitolio, el resto son funcionarios – algunos de muy alto rango como el secretario de Estado Antony Blinken- pero de un gobierno que deja la Casa Blanca en sólo 20 días.
Con la nueva administración de Donald Trump todo es una incógnita. Y si no que lo digan los ucranianos, a quien el magnate instó literalmente a asumir las pérdidas territoriales y firmar la paz en los términos que dicta Moscú, algo que el gobierno de Volodímir Zelensky ya rechazó.
La única potencia regional que dio un apoyo importante y hasta podría decirse que decisivo a “Encrucijada de paz” es la República Islámica de Irán, un dato no menor. Pero del resto de los jugadores del tablero del Cáucaso meridional no hubo definiciones, lo cual es todo un dato.
Ni Azerbaiyán, ni Turquía, ni Rusia apoyaron la idea y sólo tímidamente Georgia, manifestó su acompañamiento a la iniciativa, pero luego entró en su propia crisis política interna y todavía no está claro si terminará jugando el partido regional junto a Occidente -con un potencial ingreso en la Unión Europea- o correrá otra vez a abalanzarse a los brazos del oso ruso.
En el patio trasero soviético, está demostrado empíricamente, los intentos de autonomía o cambios de aliados en el tablero regional, se pagan caros. Para muestras, solo basta recordar cuál era la situación de Artsaj en 2019 y cómo está hoy.
La idea fija
Para el gobierno de Azerbaiyán la iniciativa del desbloqueo de las comunicaciones y las carreteras basadas en el concepto de que el paso por cada país debe hacerse según el control y leyes fijadas por los mismos, no es aceptable.
No hay que olvidar que el objetivo principal de Bakú no es pasar de Azerbaiyán oriental a Najicheván, sino instalar una cuña en Syunik, y literalmente cortar una parte del territorio aislando completamente a Armenia de una salida al exterior vía Irán.
Por eso, la insistencia en lo que los azeríes llaman Corredor Zangezur, un concepto rechazado por el gobierno armenio y que en la práctica tiene empantanado, entre otros aspectos, la firma de un tratado de paz.
En relación a la iniciativa "Encrucijada de paz", el politólogo Armén Vardanyan, sostuvo en declaraciones a la agencia de noticias Armenpress que, si bien es una buena propuesta, hoy existen serios obstáculos para que se implemente.
"Turquía y Azerbaiyán exigen un corredor desde Armenia en sus propias condiciones, y Rusia, a su vez, quiere establecer control sobre ese sector. Todo eso no redunda en interés de Armenia”, explicó.
Y aclaró que “en la situación actual, la parte armenia debería trabajar activamente con los aliados para aumentar aún más su nivel de seguridad. Nuestro problema número uno es el restablecimiento del equilibrio militar, y como está roto, es por eso que Aliyev está mostrando una actitud tan pulida. Si se restablece el equilibrio, el líder de Azerbaiyán moderará sus declaraciones y lo pensará varias veces antes de volver a hablar", analizó.
Sin embargo, en gran medida el destino de Armenia depende también de lo que está ocurriendo por estas horas en Georgia, con la presidente proeuropeísta Salomé Zurabishvili intentando avanzar en la candidatura para ingresar a la Unión Europea y el primer ministro, Irakli Kobakhitze, buscando el padrinazgo de Rusia, un país que observa expectante los acontecimientos en el Cáucaso Sur.
Por su parte, en diálogo desde Bruselas con la corresponsal de Armenpress, Artin Ter-Simonyan, investigador del Instituto Americano Quincy para el Arte de Gobernar Responsable, recordó que todos los años funcionarios armenios y azeríes anuncian que este año se firmará el tratado de paz, sin embargo, eso no sucede.
“Durante todo este proceso, Azerbaiyán parece interesado en demorarse y ver qué más puede conseguir”. Es el resultado de que se siente con poder por haber prevalecido en la segunda guerra de Artsaj.
Turquía al acecho
Esto también responde a la posición de relativa mejora en términos estratégicos que logró Turquía en los últimos meses, fundamentalmente después de la caída de Bashar Al-Assad en Siria, algo que Recep Tayyip Erdogan buscó por más de una década. Ahora con Rusia ocupada en su guerra con Ucrania, y con Irán debilitada por los últimos movimientos de Israel en la región, el beneficiario puede terminar siendo el régimen de Ilham Aliyev.
“Los acontecimientos regionales pueden tener un impacto adicional en esta cuestión. Por ejemplo, si fracasan las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia iniciadas por Trump sobre Ucrania, o si surge una nueva inestabilidad en Irán, en Medio Oriente, Azerbaiyán puede considerar esto como una oportunidad para fortalecer su posición”, detalló Ter-Simonyan.
En paralelo, si Francia o la Unión Europea enfrentan crisis internas, o “si Turquía continúa sintiéndose envalentonada y confiada, por ejemplo, por los acontecimientos en Siria, Azerbaiyán puede utilizar estas situaciones diplomática o militarmente. En este momento, la paz duradera parece una perspectiva lejana”, pronosticó.
Y concluye que Armenia está promoviendo activamente el concepto de "Encrucijada de Paz", sin embargo, “sin la normalización de las relaciones con Turquía y Azerbaiyán, este proyecto queda sólo en el papel, a nivel de discusiones sobre oportunidades e inversiones futuras”.
Carlos Boyadjian