Entrevista al Ombudsman de Artsaj: “Este pueblo solo quiere paz y status”

26 de septiembre de 2021

La última guerra de Artsaj dejó atrás un escenario humanitario dramático, con decenas de miles de refugiados como protagonistas y un largo camino hacia la restauración de los parámetros de la vida normal. Un recorrido por las calles de Stepanakert y las regiones periféricas da cuenta de que aún persisten las consecuencias de la agresión de Azerbaiyán, desde el 27 de septiembre de 2020. Están aferradas en cada hogar y resultan duras de limar de la cotidianeidad de los pobladores. El Ombudsman de Artsaj, Gegham Stepanyan, brinda detalles a Diario ARMENIA sobre la realidad de su población a un año del comienzo de las hostilidades.

Desde su asunción en marzo, Stepanyan intenta asistir a las problemáticas concernientes a los derechos humanos de los ciudadanos de Artsaj. Evoca el recuerdo de varios meses atrás, inmediatamente después del fin de la guerra. “Vivíamos en condiciones de desastre humanitario, connumerosas personas desplazadas. En esos días prácticamente no teníamos luz ni gas, y gran parte de la infraestructura de la ciudad estaba destruida”, afirma el funcionario.

Según su informe, los problemas de mayor urgencia han sido solucionados y la vida ha vuelto gradualmente a la normalidad; sin embargo, subsisten las dificultades, principalmentelas relativas a la población desterrada. “Tenemos 40.000 habitantes que han perdido sus viviendas, sus tierras, sus trabajos, todo lo que construyeron durante años. Perdieron todo”, remarca el Ombudsman, al tiempo que asegura que es preciso acomodarlos en espacios temporarios hasta que el Estado se encuentre en condiciones de asegurar viviendas permanentes. Según registros gubernamentales, 15.000 de los habitantes desalojados han regresado a Artsaj y completan una carga demográfica de 120.000 personas en total.

Stepanyan enfatiza en la necesidad de organizar un censo en el futuro cercano para reunirdatos certeros de la población permanente. Su mirada baja con expresión de lamento, cuando asegura que en muchas familias las condiciones mínimas de vida no están garantizadas. Su prioridad es hallar unasalida aestas dificultades, ya que incluso “hay personas que viven en sótanos, sin baños y en malas condiciones”.

La cuestión en torno a la pérdida de trabajo y, en consecuencia, a la ausencia de ingresos económicosde los habitantes también son puntos del orden del día de la Oficina del Defensor de los Derechos Humanos de Artsaj. “En general, los habitantes de Hadrut, Shushi, Askerany otros territorios bajo el control de Azerbaiyán vivían de la actividad agraria. Hoy, esas tierras no están y ellos han quedado sin trabajo”, expresa Stepanyan.

A su vez, informa sobre programas de asistencia social por parte del gobierno, por medio de los cuales todos los miembros de las familias – con algunas excepciones- han recibido el monto mensual de 68.000 dram (aproximadamente $140USD) desde marzo, por un periodo de cuatro meses. En el presente, este plan no está vigente, aunque según el funcionario, se restablecerá exclusivamente para la población desplazada.

El Ombudsman asevera que, incluso después de la guerra, la principal amenaza para los ciudadanos tiene que ver con el derecho a la vida. Las posiciones azeríes abren fuego con frecuencia. “Los disparos no siempre son direccionados; a veces, tiran al aire, pero los casquillos caen en el pueblo, sobre el techo de las casas, en las calles”, explica Stepanyan y agrega que, incluso los tiroteos no direccionadospersiguen el objetivo de instaurar el terror, mantener a la población en una atmósfera de miedo constante y transmitir a los habitantes que no hay futuro en ese pueblo, por lo que lo mejor esalejarse.

Servicios vitales en Artsaj

En el último año, la calidad de vida de los habitantes de Artsaj ha declinado, condicionada por la provisión irregular de servicios básicos como electricidad, agua, gas e Internet. Gegham Stepanyan asegura que el abastecimiento de gas en la mayoría de las comunidades funciona adecuadamente, pero enumera una dilatada lista de obstáculos para el resto de los servicios.

Antes de la guerra, la cobertura de electricidad se extendía en todo el territorio de Artsaj; sin embargo, hoy los cortes de luz son frecuentes. “Teníamos terminales de energía eléctrica que suministraban electricidad a toda Artsaj e incluso, a Armenia. La mayoría quedaron bajo el control de Azerbaiyán, es decir que se encuentran en los territorios ocupados”, comenta el Ombudsman.

Dentro del área supervisada por la parte armenia, permanece la terminal eléctrica de Sarsang, junto a otras más pequeñas, que alimentan a la población con corriente eléctrica. Sin embargo, Stepanyan asume que no es suficiente. “Tengo información de que, desde el gobierno, se están implementando programas para remediar esta situación, pero creo que este invierno será el másdifícil en cuanto a los servicios”, lamenta.

Y, ¿qué pasa con Internet? Esta es una problemática con otras raíces. De acuerdo con Stepanyan, hoy existen serias trabas con la conexión a Internet y la señal de los teléfonos celulares. Para hacer un seguimiento de este problema, acudió a la compañía de telecomunicaciones Karabakh Telecom y a las entidades estatales correspondientes. Así, fue informado de que los cortes están directamente vinculados a la parte azerí. “Azerbaiyán tiene aparatos especiales en sus posiciones en Shushí que cortan la conexión a Internet de Stepanakert y otras regiones. Estoy convencido de eso, porque a medida que nos acercamos a Shushí, la conexión se pierde, ya que allí están ubicados los inhibidores de frecuencia”, explica.

Lo mismo ocurre en otras aldeas cercanas, como Mkhitarashen y Shosh donde “directamente no hay señal en los celulares”. “Esto es un asunto muy grave, porque si ocurre alguna emergencia como un tiroteo donde hay víctimas la comunidad no cuenta con un equipo de ambulancia correspondiente y es preciso conectarse con la ciudad para pedir socorro”, añade el joven funcionario.

Ante la pregunta sobre si Azerbaiyán controla la conexión a Internet de toda la superficie de Artsaj, Stepanyan asegura: “No es que controla nuestro Internet, pero sí puede influir en nuestra conexión; los cortes son por eso”.

Por otro lado, el aprieto por el suministro de agua encarnóuna gran polémica en Artsaj durante las últimas semanas, ya que gran parte del territorio fue desprovisto de este servicio por un largo plazo de tiempo. Stepanyan enumera las causantes, sumado al factor climático de este verano caluroso y con escasas precipitaciones. “El problema tiene que ver con el incremento demográfico en Stepanakert y, en otro orden, con el hecho de que una significativa cantidad de nuestras reservas de agua han quedado bajo el control de Azerbaiyán”, revela el funcionario.

En cuanto al primer punto, la mayoría de las personas desalojadas están instaladas en Stepanakert y esto supone una sobrecarga demográfica considerable para una ciudad tan pequeña. Según los registros de la entidad reguladora del agua en Artsaj, tan solo en la ciudad hay un aumento de casi 70.000 m³por mes en comparación con el periodo previo a la guerra. El segundo motivo gira en torno a que alrededor de 30 comunidades fronterizas no tienen la capacidad de abastecerse debido a que sus fuentes de agua originales se encuentran bajo la supervisión de Azerbaiyán, que bloquea el ingreso del flujo hacia los asentamientos armenios.

Como varios de los ríos de Artsaj tienen su origen en territorios bajo el actual control azerí - por ejemplo, Kalbajar- ¿existen posibilidades de intoxicación del agua que sería posteriormente consumida por la población artsají? Stepanyan afirma con seguridad: “Analizando el nivel de odio de Azerbaiyán hacia los armenios, estoy seguro que no tienen freno de ningún tipo hasta llegar a sus objetivos. La guerra dio cuenta de eso; no dudaron en usar medios prohibidos para atacarnos”, declara.

Violación al derecho a trabajar

La actividad agraria ha sido de las principales fuentes de ingreso para las familias de Artsaj. La última guerra ha dejado del otro lado más del 70% de la superficie del país, que contaba con tierras cultivadas y extensos pastizales. Esto supone un gran golpe para la economía de Artsaj y por supuesto, para el bolsillo de los pobladores. Sin embargo, la realidadno solo se circunscribe a campos que no están más, sino a las dificultades por las que atraviesan actualmente aquellos que trabajan la tierra y crían animales a unos kilómetros de las posiciones de Azerbaiyán.

El Ombudsman denuncia casos en los que animales, particularmente vacas, han atravesado los nuevos límites y han quedado en manos de las tropas azeríes.  “En una ocasión, cuando el jefe de la comunidad de Taghavard reclamó la devolución de unas vacas, los azeríes respondieron: ‘si ustedes no pueden cuidar a sus vacas, nosotros las cuidamos’”, cuenta Stepanyan, mientras enfatiza en la escasez de campos para pastoreo. “El campesino ha sido privado de su trabajo, de mantener a su familia y a sus animales. Durante años se ha dedicado a esta labor y ahora está limitado debido a los peligros de Azerbaiyán o porque no hay pasto”, afirma el funcionario y agrega que varios han decidido criar ovejas o cerdos, aunque los ingresos son inferiores.

Por otra parte, Gegham Stepanyan informa que hay campos cultivados que se han convertido en zonas francas. “Estamos en la línea siguiente a los azeríes y nuestros campos se encuentran justo en el medio. Para llevar adelante la cosecha, el alcalde debe solicitar a las tropas de mantenimiento de paz rusas que supervisen el proceso. Si los campesinos van solos, pueden dispararles”, dice mientras recuerda un episodio en la aldea Sarushsen en el que los soldados azeríes dispararon a un tractor.

Y, ¿qué hay del futuro?

Gegham Stepanyan queda en silencio algunos segundos antes de responder a esta pregunta y confiesa que el escenario es complejo. Se remonta a un año atrás y se lamenta por la inacción de la comunidad internacional para frenar las agresiones de Azerbaiyán. “Nuevamente, hemos quedado solos con nuestros problemas. Durante 30 años,hemos recurrido a diferentes estados y organizaciones internacionales solicitando que, aunque no reconozcan la soberanía de Artsaj, por lo menos nos escuchen desde las cuestiones humanitarias. Pero no recibimos ningún compromiso de su parte”, se apena el Ombudsman y agrega: “Plantearé el tema de nuestro futuro desde ese punto; acaso, los crímenes cometidos hacia nosotros, el peligro a perder nuestro derecho a la vida y la amenaza que persiste aún hoy, ¿no le interesan a la comunidad internacional? ¿No se preguntan cómo resolver el status de esta región?,¿cómo asegurar la protección de los derechos de este pueblo que ha pasado por tantas situaciones?”.

En términos del Ombudsman, el pueblo de Artsaj está aferrado a su tierra y no tiene deseos de ir a otro lugar, pero es preciso asegurar su derecho a vivir y sacar a la población de la “oscuridad de lo incierto”. En este sentido, asegura que el reclamo armenio debe girar en torno a la definición de sustatus, ya que“el componente primordial para garantizar nuestros derechos es el reconocimiento de la independencia de Artsaj”. En cuanto a la incertidumbre generalizada en la ciudadanía, Stepanyan estima que la situación sería diferente si existieran garantías de que, luego de que culmine el plazo de permanencia de las tropas de mantenimiento de paz rusas, el peligro cesaría y el status de Artsaj sería claro. “Este pueblo solo quiere paz y status”, concluye el Ombudsman.

Betty Arslanian

Corresponsal de Diario ARMENIA en Ereván

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