Epílogo semanal Diario ARMENIA 20/1/2022
La nueva era de paz regional según Nikol Pashinyan
El 14 viernes de enero se realizó en Moscú la primera reunión entre los representantes de Armenia y Turquía para iniciar el proceso de normalización de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Las dos cancillerías emitieron comunicados similares destacando “el ambiente positivo y constructivo” del encuentro y resaltaron que las partes acordaron seguir las conversaciones próximamente “sin precondiciones” para normalizar las relaciones.
Para Giro Manoyan, del Buró de la FRA-Tashnagtsutiún, “la reunión fue una puesta en escena. Los representantes de Armenia y Turquía acordaron una serie de cuestiones desde hace tiempo”, dijo y puso en duda que dos estados vecinos que no tuvieron relaciones diplomáticas durante décadas hayan acordado varias cuestiones en una reunión de una hora y media en una conversación “positiva”.
“No somos niños”, agregó Manoyan en una entrevista con Sputnik. “Hacernos creer que no hay condiciones previas es para callarnos. Está claro que las autoridades armenias garantizaron que cumplirán las precondiciones presentadas por Turquía”.
Según se desprende de las palabras de varios funcionarios turcos, incluido el presidente Recep Tayyip Erdogan, Turquía comenzó la ronda de negociaciones para normalizar las relaciones con Armenia con las precondiciones sobre la mesa. La tradición diplomática de Turquía demuestra que Ankara no tiene motivos para menguar sus demandas, muy por el contrario.
Días antes de la reunión en Moscú, el vicepresidente turco y portavoz del oficialista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Ömer Çelik, volvió a enumerar las condiciones exigidas: el reconocimiento de la integridad territorial de Azerbaiyán (que incluye a Artsaj como parte de Azerbaiyán); la aceptación de las fronteras de Turquía y el abandono de la política de reconocimiento del Genocidio Armenio. El canciller Mevlut Cavusoglu reiteró que cada paso de Turquía en este sentido será coordinado con Azerbaiyán.
Es comprensible y necesario que los estados quieran establecer relaciones normales con sus vecinos manteniendo las fronteras abiertas, pero ese objetivo no presupone que un país deba implementar medidas que contradigan sus propios intereses.
El martes, en una reunión en la Asamblea Nacional con Ruben Rubinyan, representante de Armenia para las negociaciones con Turquía y vicepresidente de ese cuerpo legislativo, los diputados de la oposición aclararon que no se oponen a las conversaciones para la normalización de las relaciones con Turquía pero exigieron transparencia y que no haya secretismo, algo difícil de pedirle al gobierno de Nikol Pashinyan. Los legisladores señalaron que “no pueden sentarse en la mesa de negociaciones a costa de la República de Artsaj, pasando por alto los crímenes de Turquía en la guerra de los 44 días e ignorando la opinión de la diáspora”.
Nuevo ataque de Azerbaiyán
El último ataque de Azerbaiyán en las zonas fronterizas de Armenia y Artsaj tiene como objetivo presionar a Armenia, por un lado, y crear una atmósfera de miedo y desesperación entre la población más vulnerable de las dos repúblicas. El plan es el de siempre: avanzar en el programa de aislamiento y expulsión de armenios de sus asentamientos a través de la intimidación, manteniendo el miedo constante entre ellos.
El defensor de los derechos humanos de Armenia, Arman Tatoyan, aseguró que la situación creada en las regiones fronterizas de Armenia, como resultado de la incursión de Azerbaiyán en el territorio soberano de Armenia desde mayo de 2021, “afecta directamente la vida cotidiana de quienes viven en esas comunidades” y no es para menos.
Tatoyan criticó al Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia por insistir en “el enfoque desequilibrado de pedir la retirada simultánea de las tropas armenias y azerbaiyanas de la frontera” (una desmilitarización). ¿En qué condiciones quedarían los residentes armenios en ese escenario?, se pregunta el ombutsman. “En muchos lugares la línea de contacto pasa a través de las casas que pertenecen a nuestros ciudadanos. Las personas no pueden cultivar sus tierras, dedicarse a la agricultura porque las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán están físicamente en sus tierras”.
“Los funcionarios militares y políticos de Armenia deben dejar de considerar los temas relacionados con la seguridad fronteriza y la protección de los derechos de nuestros ciudadanos solo desde un punto de vista militar y político”, agregó Tatoyan quien desarrolla una labor impecable.
Al día siguiente de los ataques un grupo de mujeres armenias indignadas manifestaron frente al Palacio de Gobierno en Ereván por la inacción de las autoridades en el contexto de la actual situación en la frontera con Azerbaiyán. “Los reclutas en la frontera son carne de cañón” expresaban las manifestantes quienes reclamaron mayor atención a los problemas de los habitantes de las regiones fronterizas, presencia militar y equipamiento acorde para enfrentar los ataques.
En la protesta también se cuestionó la decisión del primer ministro Nikol Pashinyan del 7 de enero de enviar 100 militares de las Fuerzas Armadas de Armenia a Kasajstán como parte de la misión conjunta de las fuerzas de mantenimiento de paz de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) para recuperar el control del país tras las violentas protestas de la población por el aumento del precio del gas.
Muchas voces se expresaron asegurando que los hechos que tuvieron lugar en Kazajstán fueron un asunto interno de ese país y que cualquier intervención del exterior significaría interferir en eventos que tienen lugar dentro de otro Estado. La carta de OTSC admite una acción conjunta contra una amenaza militar externa. Claro que el pedido de intervención vino de parte de Vladimir Putin, quien realmente maneja la OTSC, a pesar de que la presidencia rotativa le corresponda a Pashinyan durante todo el año 2022. La intervención fue la primera en la historia de la Organización.
Lo paradójico es que Armenia brinda servicios a la OTSC pero no utiliza su servicio. Los problemas de seguridad de Armenia están lejos de estar resueltos pero las autoridades decidieron enviar tropas a Kazajstán. Fue el mismo Putin quien le recomendó al Primer Ministro armenio no hacer un llamado a la Organización luego del feroz ataque del 16 de noviembre de 2021. Tampoco se convocó al organismo durante el ataque con drones y artillería de Azerbaiyán en Gegharkunik de la semana pasada en el que murieron otros tres jóvenes soldados armenios de veinte años.
Luego de las amenazantes palabras de Ilham Aliyev tras su accionar bélico criminal que se puede leer en este link, Pashinyan dijo que seguirán firmes en el camino para “inaugurar una ´era de paz regional´ a pesar de las fuerzas e individuos que intenten lo contrario”.
El nuevo slogan del Primer Ministro justifica su inacción ante los hechos graves de las fronteras y pone en peligro la existencia misma de Armenia y de Artsaj. La “era de paz regional” es una fantasía. Es inaudito que la misma persona que firmó la claudicación el 9 de noviembre de 2020 sea el que la impulse. Hablar de paz después de la derrota no es igual que hacerlo antes de la guerra. Ankara y Bakú tienen a Ereván arrinconada y Pashinyan no hace nada para desmarcarse.
Para Shahan Kandaharian, director del diario Aztag del Líbano, no es casual que los procesos de delimitación y demarcación de fronteras entre Armenia y Azerbaiyán y el inicio del diálogo armenio-turco para la normalización de las relaciones diplomáticas vayan en forma paralela. A su juicio Turquía manejará los tiempos y abrirá las fronteras cuando se haya solucionado el proceso de delimitación y demarcación de fronteras y luego del reconocimiento de la integridad territorial de Azerbaiyán con Artsaj dentro de sus límites.
El tándem sigue actuando coordinadamente y sin disimulo.
Hasta la próxima semana.
Pablo Kendikian
Director de Diario ARMENIA