Epílogo semanal Diario ARMENIA 23/12/21
En medio de uno de los peores desplomes de la historia de la lira turca, el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, anunció el lunes 13 la normalización de las relaciones diplomáticas con Armenia. Anteriormente, la portavoz de la Cancillería rusa, Maria Zakharova, confirmó que Armenia había pedido a Rusia una mediación para establecer relaciones con Turquía.
Como era de esperar, Cavusoglu dejó en claro que cada paso de Ankara en este sentido será coordinado con Azerbaiyán. El Canciller turco informó que se nombrarán representantes especiales mutuos para discutir los pasos de la normalización de relaciones. Pashinyan designó a Ruben Rubinyan, de su riñón político, y Erdogan a Serdar Kilic, ex embajador de Turquía en los Estados Unidos, un negacionista del Genocidio Armenio con largo historial.
En un comunicado, el Consejo Nacional Armenio (CNA) de Sudamérica advierte que “Cualquier normalización de las relaciones con Turquía debe estar fundada en el reconocimiento de sus responsabilidad histórica como perpetrador del Genocidio Armenio, junto a las reparaciones que este reconocimiento implica, el derecho del pueblo de Artsaj a ser independiente y el cese de políticas de Estado negacionistas y armenofóbicas”.
En otro tramo del texto, el CNA afirma que las negociaciones con Turquía “son hechas a espaldas del pueblo” y que “no sólo compromete de todos, tanto en Armenia como en Artsaj, sino también dejan a la República de Armenia en una situación de extrema vulnerabilidad. Es difícil creer, sigue el comunicado, que la nueva propuesta, emanada de Turquía y con acuerdo de Azerbaiyán, tenga en su agenda los intereses de la nación armenia”.
No existen relaciones diplomáticas entre Armenia y Turquía y la frontera entre los dos países está cerrada desde 1993 por iniciativa de Ankara. Durante estos años, Ankara estableció una condición para la apertura de la frontera basada en la solución del conflicto de Artsaj a favor de Azerbaiyán. Además, exigía renunciar al reconocimiento y reparación del Genocidio Armenio y aceptar las fronteras actuales de Turquía, lo que significa descartar todo tipo de aspiraciones territoriales.
Por más que el Gobierno de Armenia lo niegue, las precondiciones están implícitas en las exigencias turcas para esta etapa de las negociaciones. Después de la guerra de 44 días Ankara entiende que Nagorno Karabaj ya es parte de Azerbaiyán y ahora, junto a Bakú, insiste en la apertura del llamado “corredor Zangezur” que establecería una conexión terrestre entre Azerbaiyán con Najicheván y Turquía pasando por la provincia de Syunik, en el sur de Armenia.
El “corredor Zangezur” es la nueva precondición en el proceso de reanudación de las relaciones entre ambos países y es un derivado de la victoria de la última guerra. Semanas atrás, el canciller armenio, Ararat Mirzoyan, admitió que Turquía así lo presentaba y Cavusoglú lo repitió hace días para que no quedaran dudas: el objetivo de Turquía es que se implemente especialmente el “corredor Zangezur” que conecta a los países de la región.
El tema del llamado “corredor Zangezur” es otro de los acuerdos verbales que el Primer Ministro armenio niega. Aliyev, que lo da por hecho, exigió públicamente una fecha de su apertura con mensajes claramente belicistas.
Pashinyan, un amante del poder, se encuentra en un dilema ya que bien sabe que si entrega el corredor, en las condiciones que lo exigen Erdogan y Aliyev, tiene sus días contados al frente del país. Seguramente va a intentar maniobrar y dilatar la medida hasta que pueda, a riesgo de una nueva intervención armada por parte del tándem genocida.
“Azerbaiyán está tratando de imponer una doctrina de reciprocidad sobre la cuestión de la comunicación terrestre entre Armenia y Artsaj y lograr así un corredor a Najicheván en las mismas condiciones”, afirmó un politólogo armenio.
Aliyev insiste en que el paso de todas las mercancías azerbaiyanas a través del corredor debe ser libre de aduanas. De lo contrario, advirtió, Azerbaiyán comenzaría a cobrar aranceles sobre las mercancías que van desde Armenia a Artsaj.
Si bien Azerbaiyán tiene rutas alternativas de llegada a Najicheván a través de Georgia y de Irán, Armenia no tiene ninguna opción de comunicación con Artsaj que no sea a través del corredor de Lachin que quedó bajo control azerbaiyano. De eso se vale Bakú con esta nueva exigencia o extorsión.
“El corredor de Lachin no puede estar bajo el control de Azerbaiyán”, dijo Artak Beglaryan, actual Ministro de Estado de la República de Artsaj y ex ombudsman. “Este tema no tiene nada que ver con la apertura de las comunicaciones entre Armenia y Azerbaiyán. Artsaj debe tener una frontera directa e incontrolada con Armenia, nuestros territorios ocupados deben ser devueltos”, agregó.
En referencia a la última devolución de los 10 prisioneros cautivos que Aliyev entregó tras la cumbre de Bruselas con el Presidente del Consejo Europeo, Beglaryan criticó “a los líderes internacionales que elogian a Azerbaiyán por liberar cautivos armenios”. “Es un deber de la ley internacional” sostuvo y añadió que Bakú todavía mantiene a muchos de ellos como rehenes. “Si alaban la buena voluntad de un criminal en lugar de castigarlo animan el comportamiento desviado”, señaló con razón.
Otra de las condiciones previas planteadas por Turquía y Azerbaiyán, y que fue puesta en primer plano tras la reunión de Sochi con Vladimir Putin, es el tema de la demarcación y delimitación de las fronteras. El 18 de noviembre, Nikol Pashinyan anunció que aceptaba las propuestas del Ministerio de Defensa ruso sobre el uso, como base, de los mapas de la Unión Soviética de la década del 70. En esos mapas Artsaj figura formando parte de Azerbaiyán. ¿Otro consentimiento encubierto?
Hay quienes afirman que el tema de las fronteras es también un tema que viene dentro de un paquete de acuerdos. Con su resolución o aceptación, Turquía resuelve una serie de cuestiones: se garantiza el tema Artsaj, deja definitivamente cerrado el tema de los tratados de Kars y de Moscú que son totalmente desfavorables para Armenia y los armenios y le deja a merced herramientas para presionar sobre sus exigencias de silenciar el reclamo por el Genocidio Armenio.
Armenia se encuentra frente a una encrucijada de intereses geopolíticos con serios desafíos de seguridad. El anuncio del comienzo del diálogo con Turquía llega en un momento en el que el país está debilitado diplomática y militarmente, con una grave crisis política interna. Es evidente que la “normalización” de las relaciones armenio-turcas se llevará a cabo en los términos de los acuerdos e intereses de Ankara-Bakú y Moscú ya que Armenia está en una clara posición de desventaja.
Para completar el panorama, rescato un párrafo de un editorial del diario Aztag del Líbano que resume con buen criterio la asignación de roles de los mediadores involucrados en las negociaciones: los Estados Unidos están en el proceso de establecer las relaciones Ankara-Ereván; Europa está abocado al tema humanitario y Moscú está en el proceso de delimitación y demarcación. Queda por saber quién defiende los intereses armenios. Claramente el primer ministro Nikol Pashinyan no es el más idóneo.
Recomiendo la lectura de las notas de Ricardo Yerganian en nuestro portal y de Marcelo Cantelmi en el Panorama Internacional de Clarín ya que son imprescindibles para entender mejor la coyuntura actual de Armenia.
Les dejo un saludo por las próximas fiestas.
Pablo Kendikian
Director de Diario ARMENIA