Falleció Garabet Surian
En la mañana del 21 de marzo del 2021, Garabet “Garbis” Surian, falleció a la edad de 89 años en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Nació el 1° de mayo del año 1931 en Bucarest, capital de Rumania, en una familia armenia sobreviviente del genocidio. Se caracterizó por ser una persona emprendedora, entusiasta y trabajadora, como si el día de su natalicio le hubiese marcado el camino.
Su padre, Serop Surian, oriundo del pueblo armenio de Erzingá, era dirigente político de la Federación Revolucionaria Armenia Tashnagtsutiún. Garbis siempre contaba que en las reuniones partidarias que se celebraban en su hogar participaban los compañeros de lucha de su padre, y entre ellos quien había sido uno de los comandantes máximos de las batallas por la independencia de Armenia: el general Drastamad “Tro” Ganaian. En aquellos tiempos, las autoridades soviéticas reprimían a los movimientos nacionales de las distintas repúblicas que conformaban la URSS. A Serop lo persiguieron políticamente, lo detuvieron ilegalmente y fue deportado con sus compañeros a Siberia el 29 de diciembre de 1944. El total de armenios-rumanos confinados fue de 28, entre los cuales también se encontraban Zaven y Sarkís Saruni, Rupén Israelian y Hovhannés Devedjian, insigne Director del Diario Armenia y del Colegio Armenio Jrimian.
Su madre, Herminé Der Vartanesian, era nacida en Constantinopla. Dedicó la vida a la crianza de su único hijo, oficiando también de padre durante los doce años de ausencia de su compañero de vida. Sin saber dónde estaba Serop, en qué condiciones vivía, si estaba con vida o había dejado de existir, Garbis y su madre enfrentaron todo tipo de vicisitudes para sobrevivir a un régimen que los oprimía cada vez más.
El entorno, el sacrificio de su madre, el apoyo incondicional de su padrino y la educación formal recibida le dieron herramientas para sortear los obstáculos de una orfandad temprana. Levon Garabed Baljian, quien luego sería conocido como Vazken I (Catolicós del pueblo armenio entre 1955 y 1994), jugó un papel importante como uno de sus educadores más influyentes.
Luego de la muerte de Stalin, en 1956, sucedió lo impensado. Tras 12 años de ser sistemáticamente torturado y constituirse en engranaje del trabajo forzoso en los gulags de la KGB, Serop fue liberado y regresó a Bucarest. Aquel hombre que Garbis conoció en rol de padre, había cambiado. Cada vez que contaba la historia del reencuentro, no podía continuar, la voz se le entrecortaba; parecía que el dolor regresaba con la misma intensidad. Transmitía sus sensaciones y sentimientos, la angustia, la alegría y la ilusión a quienes atentamente escuchaban sus relatos. Varujan Vosganian, en su obra “El libro de los susurros”, lo cuenta y lo resume de esta manera: “(…) Serop Surian, que murió poco después de su regreso a casa, habiéndose acostumbrado en los campamentos a la idea de que el mundo los sobreviviría, no estuvo preparado para enfrentar la nueva realidad en la que había subsistido a un mundo que había sido suyo pero que ahora se había desvanecido”.
Herminé y Garbis, antes de su reencuentro con Serop, habían comenzado a pensar en la posibilidad de migrar. Así fue que a fines de 1958, luego de una larga espera, pudieron emprender el viaje que dejaría atrás un pasado que evitaban repetir. Arribaron a Estambul y se alojaron casi un mes en la casa de un primo hermano. De allí, en barco, partieron hacia Sudamérica y pisaron suelo argentino el 19 de febrero de 1959.
En Buenos Aires, tierra de tango, luna y misterio, les esperaba un mundo ajeno; pero lleno de desafíos y oportunidades. Ya instalado y tramitando la venida de su padre, la vida le juega una mala pasada y, sin revancha, se lo vuelve a quitar.
Pese al sufrimiento y la aflicción por la noticia, la voluntad inquebrantable lo levanta una vez más. Incursiona en el oficio de la marroquinería, sin conocimientos previos, y alquila un lugar para desarrollar su trabajo sobre la Avenida Canning (hoy Scalabrini Ortiz), en el barrio porteño de Villa Crespo. Allí conoce a la mayor de las hermanas Misirlian, Astrid (Asdghíg). Su romance se formaliza y contraen matrimonio el 27 de octubre de 1962.
Astrid lo acompañó en todos los proyectos, y emprendieron juntos un camino dedicado al trabajo y a la familia. Con el tiempo crearon la firma de bolsos y equipajes “Karpatos”, nombre que hace referencia a los montes rumanos; a un pedacito de su tierra natal. La iniciativa tomó volumen y con gran impulso construyeron prestigio y producción de calidad. En la generosidad que lo caracterizaba, Garbis supo también transmitir el oficio a sus compañeros, y, con algunos, desarrollar profundos lazos de amistad.
Garbis y Astrid tuvieron un hijo y una hija, Hernán Serop y Denise Astrid. Los enviaron a la escuela armenia y a las instituciones recreativas de la comunidad. Y en su participación social y voluntaria, Garbis también trabajó como miembro de la Comisión Directiva de Homenetmen Buenos Aires.
La noticia de su partida causa profundo dolor. Su esposa, su hija, su hijo, sus dos nietos, sus cuñadas, sobrina, yerno y nuera sienten la ausencia de un ser especial. Garbis era el director de la orquesta, uno de los dos pilares de la hermosa familia que hoy sigue sus pasos. Metódico y disciplinado, honesto y generoso, exigente y trabajador, y de buen corazón. Era el tamadá de los encuentros familiares, el anfitrión. Era quién tomaba la palabra en el momento del brindis, quién observaba y aconsejaba.
Familiares, amistades y personas que lo conocieron y compartieron con él su actividad diaria, presenciaron la ceremonia funeraria en la Iglesia Apostólica Armenia Surp Krikor Lusavorich (San Gregorio el Iluminador), el pasado 22 de marzo.
Sus restos descansan en el Cementerio Británico de la Ciudad de Buenos Aires junto a Herminé, su madre. El espíritu, en cambio, vive en cada familiar, cada amigo, y cada persona que cree que la vida siempre te da la oportunidad de superarte y darla vuelta.