Firmeza en los reclamos contra el negacionismo, a 97 años del ataque kemalista a los armenios de Marash
La memoria del Genocidio perpetrado por Turquía en 1915-1923 alcanza una dimensión cívica creciente después del centenario del 24 de Abril. Centenares de libros, informes documentales y nuevos aportes científicos, ganan nuevo relieve con los filmes de creciente nivel y llegada mundial como “The Promise”, plantean el tema frente al negacionismo genocida.
En la Catedral Apostólica Armenia San Gregorio El Iluminador y en la Catedral Armenia Católica de Nuestra Señora de Narek, el domingo 14 de mayo se oficiaron sendas misas de responso por los caídos durante el Genocidio, en la Resistencia y por los fallecidos en los últimos años. Concluida la ceremonia religiosa directivos de la U. C. A. de Marash (UCAM) depositaron respectivas ofrendas florales en los monumentos a los mártires, ubicados alrededores de cada templos.
Madagh en la sede de Marash
Luego de la bendición de los alimentos del ágape cordial, se inició el servicio del tradicional Madagh, preparado por las diligentes integrantes de la Comisión de Damas.
Ricardo Vaneskeheian, presidente de la UCAM, dio la bienvenida a los presentes y a los invitados especiales ubicados en la cabecera, entre quienes estaba Helen Arzumanian, la cónsul de la República de Armenia, y los representantes institucionales. Vaneskeheian dio lectura a nombres de los asociados y allegados fallecidos.
Habla el Dr. Leonardo Hekimian
En nombre de la entidad habló el abogado y politólogo Leonardo Hekimian, presentó el desarrollo histórico de la armenidad en ese rincón de Cilicia, el peso demoledor genocida de sultanes, jóvenes turcos y kemalistas, estos últimos favorecidos por la retirada francesa y la travesía de unos miles de sobrevivientes a través de la nieve hasta Islahie. También habló de la pujanza de los sobrevivientes, de la reconstrucción en la Diáspora y en la Madre Patria gracias a la creación de la República de Armenia. Como lo sintetizó el orador, la venganza fue sobrevivir para afirmar la memoria y reclamar la justicia. (Ver más abajo).
Otras expresiones memorables
Esta evocación que reunió a casi doscientas personas, tuvo momentos emotivos y también ecos cálidas en las expresiones artísticas. Destacamos la presencia y el testimonio del centenario deportista Artín Elmayan, nacido en 1917 en Marash, que volvió a conmover a sus paisanos, y las palabras tan vigentes de Anyel de Yernazian como vocera de las pioneras de las Damas de Marash.
En la parte artística el sentir de las creaciones música y las letras armenias vibró en las voces y las canciones de Sergio Tchabrassian, seguido por Hrair Boudjikanian quienes - junto al acompañamiento en el piano del profesor Mekhitar Koudoussian, inspiraron los fuertes aplausos de los presentes.
También se escucharon más canciones, interpretadas por Eduardo Yernazian, que llegó con su voz y sus conceptos al corazón de todos. Las palabras y bendiciones del arzobispo primado Kissag Mouradian, y de monseñor Pablo Hakimian fueron la culminación espiritual de esta jornada de evocación por la justicia, una vocación constante de nuestra comunidad.
Leonardo Hekimian: “Marash fue la primera víctima de la ofensiva de los turcos kemalistas”
¿Qué decir al conmemorarse 102 años de la fecha emblemática del Genocidio de 1.500.000 armenios perpetrado por el Estado Turco, y en particular a 97 años de las tristes jornadas de aquel invierno de 1920 conocidas como la masacre de Marash?
¿Qué palabras utilizar para transmitir, una vez más, sentimientos e ideas que surgen de nuestra memoria colectiva? Memoria de pueblo ancestral, sufriente, martirizado, pero siempre renaciente, que trabaja, crece, canta y baila cada vez que encuentra una tierra de paz como lo ha sido la Argentina a la que llegaron nuestros abuelos.
Y entonces pienso que la originalidad está de más en ocasiones como ésta. Que así como una oración al Hai Mer, que repetimos día a día es cada vez valiosa en sí misma, el valor de una ceremonia conmemorativa repetida anualmente reside en renovar nuestro recuerdo de los que ya no están, sea porque sufrieron la crueldad irracional del verdugo hace alrededor de un siglo, o porque partieron en paz desde la nueva patria que cobijó a sus familias en el último año.
En conmemoración de aquellos mártires, hay que recordar que en 1914 Marash contaba con 70.000 habitantes de los cuales 40.000 eran armenios y el resto; turcos, árabes, griegos y otras minorías. La Iglesia Apostólica Armenia contaba con seis iglesias, había una Iglesia Católica Apostólica Romana de rito armenio y los evangélicos armenios tenían cuatro templos. Al mismo tiempo existían varios colegios y asociaciones culturales o sociales armenias.
Sin embargo, en 1915 Marash sufrió el genocidio como el resto del pueblo armenio. Las deportaciones comenzaron antes del 24 de Abril, en Zeitún y luego se trasladaron a Marash. La más importante partió el 28 de mayo y poco a poco miles de hombres, mujeres y niños fueron muriendo en los desiertos del norte de Siria.
La finalización de la guerra en 1918 parecía indicar el fin de la larga tragedia de Armenia. En ese momento, pudieron retornar 26.000 patriotas marashtsí, confiando en las promesas de los turcos y las grandes potencias. Al contrario de lo ocurrido en la posguerra con los imperios alemán y austrohúngaro, los soldados turcos no fueron desarmados y los ejércitos franceses e ingleses fueron incapaces de garantizar la seguridad de la población armenia.
Marash fue la primera víctima de la ofensiva de los kemalistas, que aun no eran gobierno y que actuaban ilegalmente. Pero la ofensiva turca en enero de 1920 encontró una heroica resistencia de los pobladores armenios, que hoy conocemos como la Epopeya de Marash.
No obstante, la retirada de tropas francesas el 20 de febrero de 1920 dio cabida a nuevos ataques turcos, que redundaron en el asesinato de más de 10.000 armenios. Los que pudieron escapar, por sus propios medios y sin protección, tuvieron que transitar más de 60 km. en la nieve hasta Islahie y de ahí buscar protección en ciudades de Siria y El Líbano. A partir de allí, los marashtsí se distribuyeron por toda la Diáspora. En síntesis, solo 6.000 armenios de Marash pudieron salvarse tras la masacre de 1920. Una sexta parte de los que vivían allí apenas cinco años antes.
De las innumerables reflexiones de condena, ira, angustia y dolor a las que podemos apelar cuando recordamos estos acontecimientos, me quedo con una frase de la película La Promesa, cuando en una escena ambientada en el transcurso de la resistencia de Musa Dagh, Anna le dice a Michael “nuestra venganza será sobrevivir”. Y que ese personaje no lo haya logrado individualmente lo hace más significativo, porque queda más claro que hablaba de la sobrevivencia del pueblo armenio. ¡Y claro que hemos sobrevivido! Y más aún, renacido. Y lo seguimos haciendo, dando testimonio de nuestra Fe, trabajando con ahínco y criando a nuestros hijos con alegría y en paz.
Hoy también nos reunimos como cada año a homenajear, rezar por sus almas y por qué no recordar con una sonrisa a los miembros de las familias marashtsí fallecidos en el año anterior. Ellos viven para siempre entre estas paredes donde alguna vez habrán compartido nuestras comidas y bailes, un tavli, charlas interminables, muchas risas y algunas lágrimas…